Capítulo 27

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 Reaccioné tarde, eso era lo único que tenía para decir.

Vi como Sally hacía picadillos las pastillas hasta crear puro polvo y se las echó al café después de revolverlo.

Tenía la cara perdida, como si no estuviese allí mientras hacía tal atrocidad.

Llevó la bandeja al gran salón y sonrió con demasiada exageración mientras llevaba aquel veneno para mi padre y Ashley.

Estaba claro que el café de él no tenía nada y que los otros dos sí. Pero no me quedaba duda de que tarde o temprano, él se suicidaría ya que sería consumido por la tortura de llevar dos muertes detrás de su hombro.

Yo tuve que ver esa escena en donde mi padre tomaba el café, sentado en el sofá frente a la chimenea y mientras Ashley estaba sentada a su lado acariciándole el cabello y bebía con cierta seducción que me provocó nauseas. Apoyando aquellos labios rojizos contra la porcelana caliente de la tazilla.

Vi a Sally mirándolos con seriedad mientras bebía sorbo por sorbo. Cada uno de ellos era lento, como si disfrutara de lo que estaba viendo como para beber demasiado rápido.

Mientras ellos disfrutaban, yo gritaba con sollozos que me quemaban el pecho.

Estaba viendo a mi padre tomando lo que le causaría la muerte.

Maldije a Sally, lo maldije como nunca.

¡Él no tenía derecho a hacer algo así!

—Ya no bebas, papá—supliqué, desesperada.

A pesar de la traición que había causado en mi familia, no dejaba de ser la persona que me había criado y amado hasta el ultimo de mis días visibles.

Y ahora...estaba viendo como él estaba viviendo quizás las ultimas de su existencia.

—Ese chico...,es macabro.—comentó Florencia, con voz apenada.

La miré, con odio.

—Ustedes pueden impedir esto —solté, con rabia—¡Ustedes pueden frenarlo!¡¿Por qué me hacen esto?!¡¿Por qué dejan que vean cómo muere mi padre?! —grité, con lágrimas castigando mis mejillas.

Florencia me miró como si me tuviese lastima y eso me dolió mucho.

—Lo siento preciosa pero no podemos hacer nada al respecto. Sólo lo único que te diré, es que quizás Sally salga castigado por esto. Siempre hay justicia, tarde o temprano, siempre la hay.

Y eso esperaba...,sólo eso.

De pronto, en un punto de la sala una neblina grisácea comenzó a formarse desde el suelo hasta llegar a una cierta altura.

Simón apareció ante mis ojos, y aquello sólo pudo significar una sola cosa: era mi nuevo ángel guardián.

Era quince de diciembre cuando papá murió. Ashley había muerto unos días antes.

Y eso dio oportunidad para enterrarlos a los dos aquel día en que la nieve había dejado de caer y el cielo estaba azul.

Vi como mi madre, después de tanto tiempo sin verla, se acercaba con Dylan y Olivia quienes parecían shoqueados y perdidos.

Los tres estaban vestidos de negros y mamá lloraba en silencio, casi mirando con odio al cajón negro que tenía frente a sus ojos.

Supuse que ya sabía de la infidelidad de mi padre.

Dylan tenía los ojos rojizos a causa del llanto y Olivia...mi pequeña yacía abrazada a su pierna y mientras sus lágrimas caían en sus mejillas sonrojadas.

No te olvides de Angélica.Where stories live. Discover now