Capítulo 23

11.7K 1.3K 146
                                    


 Angélica estaba furiosa y confundida a la vez.

No podía creer lo que estaba viviendo.

¿Aquella cosa sería su protector? Tenía la ilusión que tuviera a una chica como protectora y así poder charlar y entablar una amistad. Necesitaba una amiga...echaba mucho de menos a Cleo.

—Ahora resulta que eres muda ¿no? —dijo aquel tipo que aparentaba de unos veintiséis años o hasta quizás menos.

—No soy muda, idiota. —contestó entre dientes, sin despegar la mirada de la ventana.

—Perdona por equivocarme. Eso sucede muy pocas veces. —soltó con voz ronca.

Angélica se frotó la frente y cerró los ojos. Era la peor humillación que había vividos y para empeorarlo peor ¡estaba desnuda frente a él!

—Pensé que los ángeles debían tener ropa o algo así. —dijo ella.

—Exacto, tú misma lo dijiste: Pensaste.

Soltó el aliento, frustrada.

Ya le caía mal.

Tras un momento de silencio, aquel chico habló:

—Chasquea los dedos y concéntrate en la prenda que quieras usar. —explicó, con gesto arrogante.

Y fue lo que él dijo, aquel tal Ethan chasqueó los ojos y las alas lo envolvieron. Cuando se abrieron, ya tenía unos pantalones blancos puestos como por arte de magia.

Sin embargo, ella no le agradeció por decirle aquel dato. Cerró los ojos un momento y lo único que deseó es poder tener un vestido idéntico al de Issa, ya que era lo más bonito y adecuado para ponerse en aquel momento.

Angélica se concentró bastante y lo consiguió para su sorpresa.

Su cuerpo fue envuelto por una tela blanca que comenzó a salir de sus alas y su cintura fue envuelta por una cinta dorada. La tela envolvió sus pechos y su estomago y llegaba hasta sus rodillas.

Era sencillo y se sintió más que conforme con aquel simple vestuario que tapaba su desnudes. Sus pies se encontraban al descubierto pero no le importó.

Ya no sintiéndose al descubierto, extendió sus alas y por alguna extraña razón se sintió más relajada.

—¿Ni siquiera un gracias me daras? Si no fuera por lo que te dije continuarías desnuda. —aquella voz ya comenzaba a irritarla.

Tenía que soportarlo hasta el final de la misión y eso se hacía cada vez más lejano.

—Gracias. —espetó, secamente.

—¿Y tu nombre es...?

—Angélica. Angélica Williams.

—Bueno Angélica, déjame decirte que estoy a cargo de ti y no de ese chico friki con mala cara. Cualquier cosa que precises, no me llames. No quiero soportar a alguien que se dejó marcar por sombras.

Ella lo miró atónita y su boca se abrió, pasmada.

¿Qué?

—¿Eres idiota? —estalló, ya no soportando su comportamiento—¡Yo no pedí que me protegieran, con un simple collar me bastaba!

—Mejor cierra la boca, marcada. —dijo con indiferencia, mientras se cruzaba de brazos— No sé cómo permiten a ángeles de ese tipo para el cuidado de una persona.

Apretó los labios.

¡Era insoportable!

—Mira Ethan, tú no me agradas y yo a ti tampoco así que es mejor que cierres tu maldita boca antes de que te rompa el hocico. —carraspeó, furiosa.

Él parecía divertido ante su amenaza, cosa que la irritó aún más.

—Marcada, es ilegal golpear a otro ángel guardián.

—¿Y si decido cambiarte por otro guardián? —preguntó ella, desafiante.

—¿Crees que a estas alturas te permitirán hacer algo así? —se burló—¡Ya todos están ocupando el rol de proteger, no seas tonta!

—Haremos un jodido pacto ¿bien? Tú te mantienes callado conmigo y yo me mantendré callada contigo. Tú no me fastidias y yo a ti tampoco. ¡Nadie molesta a nadie y todos vivimos jodidamente felices!

Lo que parecía una solución al problema chocante de aquellos dos ángeles, se volvió un completo caos.

Ethan se rió a carcajadas ante las palabras de Angélica. Ese chico lo único que haría a partir de allí sería molestarla hasta el final.

Ella cumplió con lo que le correspondía del pacto que jamás fue llevado al cabo por parte de él.

Se mantuvo callada y concentrada en aquel chico de rulos rojizos. Tenía que concentrarse en ella y en su misión, no en un completo pendejo con mala pinta.

—Me sentaré aquí y no diré absolutamente nada —dijo finalmente—.Marcada, voy a levantar bandera blanca por ti hoy...sí, sólo por hoy.

No le prestó atención. Estaba demasiado ocupada pensando en su familia.

¿Estarían bien?¿Su madre se daría cuenta algun día de la infidelidad de su padre? Juraría que cuando llegara aquel día...su madre estaría devastada. Rogaba que Dylan y Olivia fueran aquel apoyo que necesitara para seguir adelante.

—Encima de Marcada, eres demasiado callada. ¿Cómo se supone que me puedo divertir así?

Lo volvió a ignorar.

Estaba claro que no se volvería algo rencorosa con aquel chico de rulos. Aparentaba ser lo más tranquilo y solitario del mundo, y la forma en la que miraba a su padre cuando lo encontró con aquella mujer pudo reflejar en su rostro el mismísimo rencor.

¿Odiaría a su padre?

Solamente guardaría rencor al hombre que era su padre y a esa tal Ashley, ya que ella sabía que él estaba casado y tenía hijos.

—Oye...no estás llorando por mi culpa ¿no?

Angélica apenas se había dado cuenta que estaba llorando. Rápidamente se apartó las lágrimas con el dorso de su mano y negó con la cabeza.

—Este chico resulta ser el hijastro de mi padre. Que casualidad que me hayan puesto a protegerlo a él ¿no?—dijo, desanimada y retirando todo tipo de conflicto con él.

Ella miró a Ethan y se encontraba sorprendido por lo que había dicho. Claramente no se lo esperaba.

—Debe ser difícil.

—¿Y sabes qué es lo peor? Es que creo que ni siquiera pasaron cinco horas de que me enteré que mi padre engañaba a mi madre con otra mujer.

Angélica no aguanto más y se echó a llorar. Se tapó el rostro con las manos y sintió tanto pesar por todo lo que había pasado.

Ethan, algo confundido por no saber como reaccionar a su llanto, se acercó lentamente hacía ella y le rodeó el hombro con su brazo para darle un leve apretón de apoyo.

—Lo...lo siento mucho. —titubeó, algo nervioso.

Ella apartó las manos de su cara y lo miró, algo extrañada por su actitud con ella.

Apenas se habían conocido y él de entrada se había comportado de forma horrible con ella.

Pero...no era tan mal chico después de todo.

No te olvides de Angélica.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora