Capítulo 22

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 Regresó a su casa e ingresó por la ventana abierta de su vieja habitación trepando el árbol y así poder subir al tejado.

En cuanto colocó sus pies en aquella madera agrietada, se desplomó en el suelo con las manos tapando su rostro.

Dejó que las lágrimas salieran. Estaba destrozada.

¿Cómo pudo hacerles algo así después de todo el amor que le brindaban?¿Acaso no le bastó aquello para que fuera feliz que tuvo que buscarlo fuera?

Se negó completamente contárselo a Blenti, lo lastimaría y era demasiado pequeño para que sufriera así.

Ahora resultaba que tenía otro hermano por parte de la amante de su padre. Y para empeorar era idéntico a ella y a su mellizo.

Tomando una bocanada de aire, se levantó como pudo y se encaminó hacía la puerta. Tomó el pomo frío entre sus manos y la abrió con cuidado. Tenía suerte de que no rechinara por falta de aceite.

Al escuchar las risas de Olivia y su madre en la planta baja, le volvió el alma al cuerpo.

A pesar de que se sentía una completa desconocida ingresando nuevamente a la sala, aquellas risas podían hacerla sentir bien. Bajó por las escaleras y allí estaban ellos.

Dylan manchaba a Olivia con harina en la cara y ella gritaba pidiendo ayuda entre risas. Su madre contemplaba aquella escena con una sonrisa en el rostro, mientras amasaba con paciencia la mesa.

Los echaba tanto de menos, quería abrazarlos y lo hizo.

Fue hacia Dylan y le susurró al oído que lo amaba y que siempre estaría en su corazón, que algún día se atrevería y lo visitaría en algún sueño.

Luego fue hacía la pequeña Olivia. Le acarició el cabello y le plantó un casto beso en la mejilla, susurrando el sincero de los te amo.

Y por ultimo fue hasta su madre.

Antes de darle afecto, se la quedó mirando con dolor en sus ojos.

—Por favor mamá, abre tus ojos y date cuenta pronto de lo mierda que es papá. —suplicó en un murmuro.

Se acercó a ella y le besó la mejilla, manchándola así con sus lágrimas. A pesar de que no sintiese su contacto, la mujer se quedó tiesa y a Angélica se le paralizó el corazón.

Su madre se tocó la mejilla sin importar que ésta este manchada de harina.

A la mujer se le llenaron los ojos de lágrimas y sonrió.

Dylan y Olivia se percataron de su estado y se la quedaron mirando, confundidos.

—¿Ocurre algo, mamá?—le preguntó Dylan.

La mujer apretó los labios y negó con la cabeza, mirándolo de forma dulce.

—Simplemente los quiero.—susurró, melancólica.

—¡Oh mamá! —Angélica la embistió con un abrazo apenas la escuchó y sonrió contra su cuello, ahogada entre sus lagrimas—Yo también te quiero.

Angélica volvió al parque con gran pesar y se encontró con la imagen de Ethan y Blenti jugando a la distancia, mientras que Robert trenzaba el cabello de Iss sentados en el césped.

En cuanto se percataron de su presencia, los dos se levantaron rápidamente y corrieron hacía ella con preocupación.

—Oye...¿estás bien?—le preguntó Robert, recorriendo su rostro.

Ella lo miró y asintió, a pesar de que sentía su cuerpo acabado, destruido.

Tenía el peso del dolor de su espalda, la traición de su padre y la despedida de sus hermanos y su amada madre.

No te olvides de Angélica.Where stories live. Discover now