Capítulo 16

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 Eramos cinco personas tiradas en el suelo de mi habitación, mirando el techo. Estaba abrazada a Blenti y él miraba sus manos mientras las hacia danzar.

Iss cantaba de una forma dulce y bonita. Tenía que admitir que su voz estaba llena de melancolía.

Robert tenía los ojos cerrados, pero sabía que no estaba durmiendo.

Ethan estaba fuera, sentado en el tejado de la casa.

—Quédate aquí precioso. —le dije a Blenti, quien asintió sin despegar sus ojos de sus manos.

Me levanté del piso, y en cuanto lo hice Iss dejó de cantar.

—¿A dónde vas bello ángel? —preguntó, curiosa.

—A ver si Ethan se encuentra mejor.

—Dale un beso de mi parte, él es bueno con las personas, él se merece lo mejor.

Y continuó cantando.

Salí por la ventana y lo encontré de espaldas hacía a mí, con la mirada en el cielo nocturno.

Me quedé mirándolo por unos segundos.

Su espalda era ancha y el cabello lo tenía revuelto. Tenia una camiseta negra fina y ajustada que le marcaba los brazos. No era de extrañar que su cuerpo estuviera bien dotado, su padre era un entrenador muy duro.

Ethan era atractivo de cualquier forma que lo mirara...pero, no estaba como para iniciar algo con alguien, simplemente las ganas se habían ido y no sabría cuando volvería esa Angelica enamoradiza.

Me acerqué a él y me senté a su lado.

—Es imposible despegar la mirada del cielo. Ahora más que nunca me parece precioso. —comentó, con voz queda.

En sus ojos se reflejaban las estrellas, y la claridad de estos eran preciosos. Sus labios estaban gélidamente separados, anonadado y concentrado en la noche que se presentaba ante nosotros.

Dios, que bello era él.

—Eres hermoso, Ethan. —le dije, sin vacilación alguna.

Me miró, con las cejas enarcadas y la comisura de sus labios se elevaron.

—¿Gracias?

—No, de verdad eres hermoso, mierda. ¿Cómo haces para verte tan bien?¡Demonios, eres tan sexy!

Me sentía sofocada por algo, por alguna extraña razón tenía la necesidad de besarlo, quería tocarlo y no soltarlo jamás.

¿Qué me pasaba? Algo se había despertado en mi interior.

Él me miró de una forma extraña y se apartó un poco de mí.

Aquella reacción suya me enfureció. Me abalancé sobre él como una fiera y tomé su rostro, para aunque sea rosas sus labios con los míos.

—¡Robert! —gritó, con los ojos bien abiertos.

Tapé con mi mano su boca carnosa que me invitaba a que la besara. Que delicia. Tenía la necesidad de hacerlo.

—Shh hermosura, no lo llames. —gruñí, pasándome la lengua por los labios y sin despegar mis ojos de sus labios.

Con brusquedad, tomó mis muñecas y me apartó.

—¡Angélica no eres tú! —dijo en su defensa, nervioso—¡Robert, maldición!

Las pisadas sobre el tejado me sobresaltaron, de pronto me vi alejada de Ethan ya que unas manos fuertes me tomaron desprevenida y comencé a lanzar patadas para que me soltaran.

No te olvides de Angélica.Where stories live. Discover now