CAMILA bitácora fecha 8

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¿Cómo supe que me atraía?... fue de la manera más simple. Estábamos hablando en el barandal del segundo piso. Cuando ella empezó a traducir lo que parecía una pelea de enamorados en el barandal de enfrente. Me acerqué a ella para que me señalara a que pareja parodiaba en ese momento. Me acerque más de lo necesario y me cabello quedó enredado en el primer botón de su blusa de uniforme. Quedamos tan cerca que pude oler su perfume, ella intentaba desprender mi cabello sin llevarse ni un solo pelo.

_sería un sacrilegio _me dijo con una sonrisa extraña _tu cabello es precioso.

Se tomó su tiempo. Los compañeros que pasaban se daban cuenta e intentaban ayudar con unas tijeras o un cúter. Por supuesto que ella los echaba con una mirada de halcón, de esas miradas que acostumbraba dirigir a todos los pobres mortales que se atrevieran a cercarse.

Los más osados se ofrecían a arrancar el botón de su camisa. De esos lanzados me encargaba yo.

_gracias_ les decía con fastidio_ dejen que lo haga ella.

En un movimiento que hicimos las dos, su nariz quedó atrapada dentro de mi boca. Y por primera vez conocí de cerca a mis pequeñas amigas. Las hormigas que bailoteaban en mi vientre cada vez que ella me tocaba.

_Lo siento_ dije y le regalé una sonrisa nerviosa. Ella me miró molesta.

_no quise....

_ya está_ me dijo seria liberando por fin mi cabello_ eres libre.

_gracias_ dije sin poder dejar de reír_ y siento lo de tu pobre nariz.

_ ¿quieres dejar eso por la paz?_ me dijo sin sonreír_ fue un maldito accidente. No tienes por qué darle la importancia que no tiene.

A partir de ese momento nunca más la miré con los mismos ojos.

Keaton pasó a formar parte del club de corazones rotos., y Rubén también, Lauren lo ignoraba cuando estaba conmigo, que era casi todo el tiempo.

Me gustaba... Dios...me encantaba. Lauren tenía una manera de hablarme al oído para decirme cosas que me volvían loca. Y el sonido de su risa me dejaba toda idiota. No podía dejar de mirarla, de beberme sus palabras.

No podía controlar el morderme los labios cada que hablaba. Y me gustaba que sus ojos se perdieran en mi boca. Por eso procuraba hacer lo imposible por tener su atención.

Me volví adicta a su presencia, a sus manos en mi espalda, a sentir su respiración en mi cuello cuando no alcanzábamos asiento en el bus escolar y teníamos que ir de pie. Ella acostumbraba pararse detrás de mí para que nadie me empujara o me lastimara al intentar pasar, haciendo hincapié en mi acostumbrada torpeza., era inevitable que se pegara a mí, los mismos compañeros la arrinconaban contra mi espalda. Me sentía morir al tenerla tan cerca, con sentimientos encontrados al pensar que alguien podría estar pegado a ella de la misma forma en que ella lo estaba a mí.

_ ¿quieres quitar tu horrible humanidad de mi espalda?_ decía con voz despectiva a los pobres mortales que se acercaban a ella de vez en cuando. Y yo respiraba de alivio.

Y me llenaba de zozobra, me llenaba de culpa y me daba miedo.

Porque no me había dado cuenta en que momento empezó a comportarse como si fuéramos algo más que casi mejores amigas.

Porque no supe en que momento llegar temprano a la escuela era lo más primordial de mi vida y contar las horas para volver a verla eran una tortura que me encantaba sentir.

Ellas se aman (Bitácora de un amor prohibido)Where stories live. Discover now