LAUREN Bitácora fecha 6

2.2K 167 15
                                    

Era tan inusual la manera en que nos coordinábamos, la manera en que nos entendíamos, como algo que fuera planeado durante semanas., en cuando llegaba al salón la buscaba entre todos., y allí estaba ella con el lugar apartado para mí, en el asiento donde estaba su mochila, ese era mi sitio., pareciera que ella notara mi presencia sin mirarme, en cuanto yo me aparecía, la mochila desaparecía. Yo era más descarada, solo tenía que lanzar una mirada desagradable al que se atreviera a sentarse a mi lado., la primera vez que ella se sentó a mi lado, los chicos contuvieron el aliento... pensaron que la echaría como a todos los demás., pero yo fingí no darme cuenta y seguí haciendo anotaciones en mi libreta. Me sentaba a su lado y todos nos miraban con preguntas que yo podía adivinar. ¿Qué hacen la luz y la obscuridad juntas? ¿Cabello y Jáuregui? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde?

Estábamos siempre calladas, por lo menos yo la miraba de reojo, no sé ella., pero yo no podía dejar de notar su perturbadora presencia. Estábamos consientes del acuerdo tácito, que nadie más podría acercarse. Era algo incomprensible, pero era algo que las dos aceptábamos sin discutir.

No supe en que momento solo tenía que tocarla para que ella supiera que debía seguirme a donde a mí se me pegara la gana. Y me encantaba que lo hiciera sin dudas, sin protestas.

Estábamos conectadas, al menos eso creía., pero no podía estar más equivocada... pues al día siguiente que le toqué la mano ella no me siguió. No me enojé, me emputé, quería romper cosas, rayar el pizarrón hasta que perdiera su color verde., pensé en cuál sería la mejor manera de desquitarme de su rechazo... claro que sí... no acudir a nuestra cita en el círculo de pinos chaparros.

Descubrí que el no acudir a nuestra cita diaria era un castigo que nos afectaba a las dos, y no era justo que yo pagara por los errores de ella., así que decidí preguntarle sin rodeos_ ¿vienes conmigo?_ si eso no le dejaba claro que quería que se mantuviera a mi lado, no sabía que más lo haría. Pero en el fondo extrañaba la calidez que me envolvía cada que su mano hacía contacto con la mía.

Menos mal que Camila era patosa y constantemente habría que sostenerla contra mí para evitarle caídas. Había ocasiones en que olvidaba los libros y se acercaba para poder seguir las clases... llegué a pensar en la chiquillada de esconderle la silla también, para que se sentara en mis piernas.

Nunca necesité a nadie, al contrario., huía de las personas., siempre he sido una chica independiente, antes de Camila, me gustaba viajar sola en el bus, escuchando mi música, encerrada en mi propio mundo. Ahora, de repente me encontraba buscándola desde que abordaba el bus en la mañana.

Me di cuenta que nos hacían reír las mismas cosas, como el observar a los demás chicos desde el barandal y traducir lo que decían a expensas de nuestra imaginación.

_ ¿qué crees que dicen?_ pregunté la primera vez mientras ella observaba con envidia a una pareja dándose besitos por la oficina del director.

Después de ese momento ya habíamos inventado un romance entre el director y el intendente., que la profesora de química pidió en la cafetería un litro de cianuro para llevar, que Darío y Dinah peleaban por una muñeca de porcelana, hasta hicimos hablar a trapito.

Los chistes de Camila eran simples, malísimos, demasiado obvios., pero era Camila... me gustaba que hiciera de todo para hacerme reír... incluso el ridículo.


Ellas se aman (Bitácora de un amor prohibido)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora