2. las cosas que nos hacen diferentes

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2. las cosas que nos hacen diferentes (también nos hacen iguales)


A la mañana siguiente, Alec, junto con su hermana pequeña Isabelle, fueron a buscar a Lydia para así ir al instituto.

Lydia era la novia de Alec desde hacía año y medio. Era guapa, alta y carismática, inteligente, amable y, sobre todas las cosas, una gran amiga.

Alec se enorgullecía de tenerla como novia, pues todos le envidiaban, claro, debía admitir, que era la chica más guapa de la escuela.

Lo mejor de su relación era que Lydia sabía el secreto de Alec. Lo sabía, y, para ayudarlo, habían hecho el trato de fingir ser pareja hasta el momento en el que Alec decidiera salir de Narnia.

Isabelle estaba enfurruñada en la parte de atrás del coche. El asiento del copiloto estaba reservado para Lydia.

Isabelle se parecía mucho a su hermano: cabello negro, ojos profundos pero marrones, sus facciones, aunque delicadas, eran imponentes, y tenía un cuerpo de escándalo que había metido en varios problemas al hermano mayor de los Lightwood defendiéndola de pervertidos en varias fiestas.

Isabelle miraba la pantalla del móvil con el ceño fruncido.

"¿Qué ocurre?" preguntó Alec, mirándola por el espejo.

"¡Simon! ¡Eso es lo que ocurre!" exclamó la morena, mientras lanzaba el móvil al asiento contrario y se cruzaba de brazos.

"Izzy, deberías dejar de torturarte..."

"¡Es que sigo sin entenderlo!" se quejó Isabelle, ignorando las palabras de Alec. "¡Éramos tan felices juntos! ¡Pero luego me vino con tenemos que hablar y soy gay! ¿Gay? ¿En serio? Después de haber perdido la virginidad conmigo y haberse comportado como un maldito calenturiento durante toda nuestra relación, ¿gay?" bufó molesta. "Sigo sin aceptarlo. Es un imbécil."

"¿Pero no habíais quedado como amigos?" preguntó Alec confuso, mientras veía como Lydia salía de la puerta de su edificio con la mochila al hombro. Vestía unos vaqueros, una camiseta verde y su mochila amarilla mostaza. Su pelo rubio estaba trenzado y sus ojos verdes, sin maquillar, resaltaban bajo el Sol de la mañana. Lydia estaba preciosa sin esforzarse.

"Sí, somos segundos mejores amigos, porque al parecer Clarissa es su primera mejor amiga... Excusas. Pero no puedo no enfadarme cuando sube fotos a Snapchat con su novio." dijo Isabelle y saludó a Lydia cuando entró en el coche. "Hey, cuñada."

"Hola, Isabelle." Sonrió con amabilidad, para después girarse a Alec y besarle la mejilla. "Hola, amor."

"Hola, preciosa." Sonrió de vuelta Alec y Lydia se mordió el labio con fuerza para no reír.

"¿De qué hablabais?" preguntó Lydia mientras se colocaba el cinturón y el coche se empezaba a mover.

"Del nuevo novio de Simon Lewis" dijo Alec.

"¿Habláis de Raphael?" preguntó Lydia y un gruñido salió de los labios rosas de Isabelle.

"Del estúpido roba novios-cambia aceras Raphael, exacto."

Alec soltó una risita.

"Izzy, no te amargues. Hay más chicos allí fuera" la animó Lydia, mientras posaba una mano sobre la de Alec que estaba en medio de los dos asientos.

"¡Pero yo quería al rarito judío cantante!" hizo un berrinche.

"Puedes quedar con su amigo, ese tal Ben" sugirió Lydia, y los dos hermanos Lightwood arrugaron la nariz.

"Es un mundano" masculló Isabelle.

"Simon también era un mundano, hasta que empezó a salir contigo y formó parte del los nefilims. A decir verdad, ha sido parte de los tres bandos, porque ahora está con los subterráneos" deliró en voz alta Lydia.

"Sí, al parecer todos mis exs acaban formando parte de esa banda" suspiró Isabelle, recordando a Merliorn, un chico hippie y porreta con el que había salido su primer año de instituto. Aún se acordaba cuando estaba hasta arriba de drogas y le empezaba a hablar de hadas, vampiros y ángeles y demonios. Delirante, se repetía Isabelle.

"Bueno, pues entonces te buscaremos un nefilim guapo y majo" sonrió Lydia.

"Bien, pero antes comprobar si es homosexual, no quiero más disgustos" dijo Isabelle.

Llegaron al instituto y cuando entraron por la puerta, Isabelle se despidió de ellos, dirigiéndose al pasillo de su curso, en la primera planta. El segundo curso, el de Alec y Lydia, se encontraba en la segunda, tercer pasillo.

Caminaron tranquilos cogidos de la mano, como si caminasen por una pasarela de moda. Como no, todas las miradas se encontraban sobre ellos, pues eran conocidos como la pareja de oro de la escuela. Aunque, durante esos tiempos, empezaba a haber competencia por parte de Jace y su nuevo ligue pelirrojo.

Los subterráneos a la izquierda les miraron indiferentes, como siempre. Pero algo había cambiado; una mirada, extraña encima de él, había hecho girar la cabeza de Alec, que nunca había dirigido una sola mirada a un subterráneo.

Ahí estaba, el chico del baño, el que le había pillado tocándose pensando en su mejor amigo. ¿Seguiría en pie lo de negociar las condiciones para que guardara el secreto? ¿O aquel moreno ya tenía planeado sacarle del armario haciendo arder la madera?

No lo sabía, pero la mirada de ¿Magnus? entrelazada con la suya le dijo que aún seguía en pie lo de verse en la biblioteca para hablar.

Lydia le apretó la mano, haciendo que volviese a la realidad y se diera cuenta de que se había quedado parado en medio del pasillo, mirando fijamente al grupo de los subterráneos, mientras que toda la multitud estudiantil le escrutaba extrañada. ¿Que hacía Alec Lightwood dándoles importancia a aquellos chicos de clase baja?

"¿Estás bien?" susurró Lydia y Alec tardó en asentir.

"Todo bien, vayamos a clase." dijo Alec y reanudo el paso.

Pero antes de pisar el primer escalón de la escalera, dio un vistazo a sus espaldas para volverse a encontrar con esos ojos pardos.

I think I'm in love again « malecWhere stories live. Discover now