18. solo un toque de tu amor es suficiente

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18. solo un toque de tu amor es suficiente (para derribarme toda la semana)


La nieve empezó a caer, las luces de colores iluminaron la ciudad y los papás noel salían a las calles a desear una pronta Feliz Navidad. Estaban entrando en diciembre y el invierno estaba a la vuelta de la esquina.

Magnus había sido dado de alta dos días después de que despertara. Su padre seguía en comisaría hasta el día del juicio. Sí, habían conseguido convencer a Magnus de que denunciara a su padre por maltrato.

Les había costado mucho, pero al final Raphael y Alec se habían unido y lo habían convencido finalmente. Alec siendo un poco más cariñoso de lo normal para lograrlo. Magnus no se quejó de ello.

Mientras los días pasaban y las aceras se teñían de blanco, Magnus se había mudado temporalmente a la casa de los Santiago.

A la cual, Alec iba todos los días sin falta. Los señores Santiago se reían de ello, pero Raphael se quejaba de que acaparaba toda su casa. La verdad, en realidad estaba molesto porque ocupaba todo el tiempo de su mejor amigo. Pero Raphael sabía, que si Magnus era feliz con la compañía de Alec, él sería feliz.

Magnus estaba en la habitación de invitados, recostado sobre las almohadas y tapado hasta el pecho con suaves y calentitas mantas. Su cabello estaba disparado en diferentes direcciones y sus ojos estaban soñolientos, señal de que se acababa de despertar.

Alec entró con cuidado a la habitación, pensando que Magnus estaba dormido, regalando una sonrisa a Magnus cuando este se retorció bajo las capas de lana. Dejó la mochila a un lado, cansado de las clases, y se acercó a la cama donde se sentó y agarró la mano del moreno.

"Hola"

"Hola"

La sonrisa de Magnus se mostró, junto con un adorable rubor en sus mejillas. Alec sintió su cara arder y empezó a jugar con el borde de su camiseta. Eran los dos tan idiotas cuando estaban junto al otro, siempre tímidas sonrisas y miradas cargadas de estúpidos sentimientos.

"¿Qué tal las clases?" preguntó Magnus, intentando ser casual.

"Bien. Todos te echan de menos."

Magnus alzó una ceja.

"¿Todos me echan de menos?"

"Todos te echamos de menos" corrigió el oji-azul.

Magnus negó con la cabeza divertido.

"Ven aquí, idiota."

Alec acercó su rostro al de Magnus y este lo sujetó con cariño del cabello de su nuca y le besó. Alec abrió los labios, sumiso, y Magnus mordisqueó su labio inferior y después metió su lengua en la cavidad bucal del nefilim. Este le siguió la corriente, colocando una mano en el torso de Magnus, que se sentía cálido contra su palma. Magnus le besó un poco más, Alec disfrutando de la sensación, dulce calor rodeándole alrededor. El moreno delineó su labio con su húmeda lengua y Alec respondió con más fuerza, apretando con más fuerza a Magnus contra el colchón. Se acomodó mejor, sin separarse de los tentadores labios, medio cuerpo encima de él y pies colgando del borde de la cama. Magnus tiró de él aún más cerca, besándole más duro. Alec sentía la sangre palpitando en su cabeza.

Y no era exactamente la de arriba.

Magnus rasguñó con sus uñas la piel de los hombros de Alec. Sus manos se habían colado dentro de la ropa del nefilim, acariciando y tocando sus músculos, firmes y tensos por el momento que estaban compartiendo. Alec jadeó audiblemente cuando sin darse cuenta, sus miembros hicieron fricción, y Magnus le volvió a besar torpemente, casi resbalándose y besando parte de su mentón.

I think I'm in love again « malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora