I think I'm in love again « malec

19. porque no mantendremos nuestras promesas

19. porque no mantendremos nuestras promesas (y conozco las consecuencias).

"¡No te vas a creer lo que ha ocurrido!" exclamó Lydia, interceptando a Alec en la puerta de entrada al instituto.

"No podre no creerlo si no me lo dices." Abrió la puerta y Lydia pasó antes, regalándole una sonrisa.

"Al parecer, Tessa, la bibliotecaria, ha roto su compromiso. El profesor de música, su prometido, James, lleva sin venir a clases tres días. Pero eso no es lo más fuerte. ¡Se rumorea que Tessa está enamorada de William, el profesor de Literatura! Hay otro rumor, que yo no me creo, a decir verdad, pero dicen que Tessa está embarazada y no se sabe quien es el padre. ¡De lo que una se entra!"

Alec frunció el ceño.

"No creo que Tessa haya engañado a James. Y mucho menos con Will, él es muy noble. Además, James y Will son muy cercanos."

"¡Eso es lo interesante de todo esto!" sonrió Lydia, dando saltitos. "¿A quién crees que elegirá? Will está muy bueno, pero James es muy dulce..." Lydia se tocó la barbilla con el dedo varias veces con aire pensativo. "¿Y si al final son James y Will los que se casan en secreto? ¿Y si tienen un trío? ¿Y si...?"

"Lydia, para. Conozco a Will desde que era pequeño. No quiero ese tipo de imágenes en mi cabeza" Alec formó una mueca de asco.

"Eres gay. Debería ser una imagen erótica en tu cabeza."

"Que sea gay no significa que me gusten todos los chicos, al igual que a ti tampoco."

Lydia resopló.

"Me quitas toda la diversión, aguafiestas."

Caminaron entre risas hasta la segunda planta y Lydia se despidió de Alec para ir a su clase de dibujo técnico.

"Luego te interrogaré sobre Magnus. Raphael nos ha contado que el otro día escuchó ruidos paranormales en su casa." Le guiñó un ojo y luego se partió de risa cuando Alec se puso como un tomate. "Hasta luego, bobo."

"Adiós."

Alec se ajustó mejor la correa de la mochila al hombro. El pasillo se empezaba a vaciar, pero llegaba bien de tiempo a su clase de literatura. Se podía oír las risas y conversaciones de los alumnos dentro de las clases, algunos chicos jugando con bolas de papel al fútbol. Todo estaba tranquilo, no había sucedido nada malo desde hacía mucho tiempo. Alec esperaba que siguiera así.

Al girar en la esquina, apareció en frente de él la directora Charlotte Branwell, cargando unos papeles y manteniéndose en equilibrio sobre sus monstruosos tacones. Su cabello estaba recogido en un fuerte moño y llevaba simples vaqueros y una blusa blanca.

"¡Alexander! A ti te estaba yo buscando."

"Buenos días, directora." Sonrió amablemente Alec.

"Siempre tan dulce, Alexander." Pestañeó con una sonrisa. "Pásate por mi oficina durante el recreo de mañana, ¿vale?"

"¿Voy a ser castigado?"

"No, para nada. Con tus notas y tu excelente comportamiento, imposible." Charlotte soltó una carcajada. "Solo pásate. Tengo un trabajillo y creo que eres el chico perfecto para ello."

"Está bien. Hasta luego, directora."

"¡Date prisa o llegarás tarde!"

Alec pudo llegar a tiempo a clase.

Cuando tocó el timbre después de tres horas, Lydia e Isabelle estaban esperando puntuales como dos relojes a Alec en la puerta de su clase. Le saludaron con un abrazo y empezaron a caminar hacia la cafetería.