12. no te conozco, no me conoces

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12. no te conozco, no me conoces (pero te quiero y me quieres)


"¡Eres idiota! ¿Por qué no le has dicho la verdad?" exclamó atónita Lydia, lanzando un cojín en la dirección de Alec. El chico lo esquivo y se mordió el labio inferior, culpable de cierta manera.

"¡Porque me da vergüenza!" se quejó Alec como un niño caprichoso. "Fue todo muy de golpe, muy raro, poco romántico. No quiero que mi primer beso sea así." Explicó Alec. De verdad que parecía un niño caprichoso al que no le había gustado su regalo de cumpleaños. "Así que, si Magnus no se acuerda, yo tampoco. Haremos como si nunca hubiera pasado."

"¿Pero tú te estás oyendo? ¡No puedes olvidarte así porque sí de tu primer beso!" vociferó la rubia. Alec le chistó, pues sus padres estaban en la planta baja y podían oír la conversación perfectamente si no bajaban la voz. El enfado de su mejor amiga no ayudaba a reducir el volumen del ruido.

Lydia le miró de mala manera. Ella no podía creerse las cosas que salían de la boca de su mejor amigo.

"Técnicamente mi primer beso fue contigo, así que..." añadió, sacando cualquier pretexto para ganar aquella batalla.

"Sabes que no cuenta, Alec. Tu primer beso es Magnus Bane, acéptalo." Dijo Lydia.

"No quiero aceptarlo, joder. La sola idea de recordarlo..." Lydia alzó una ceja en su dirección. "Es decir, el chico besa bien y todo, aunque no tenga con quien compararle. Bueno, tú, pero tu besas como un pájaro." Esta vez el cojín sí que chocó contra su cara. "¡Joder! Eso ha dolido."

"Nunca más dudes de mis dotes de besadora, imbécil." Avisó Lydia, cruzándose de brazos. Ella quería ayudar, no ser atacada. Lydia sabía lo cabezota que llegaba a ser Alec cuando se le metía algo en la cabeza, pero que pretendiese que su verdadero primer beso no había ocurrido, ya era ser un idiota cobarde que no quería aceptar la realidad. Y Alec ya había sido muchas veces un cobarde.

"Lo que sea." Alec se dejó caer sobre la cama y cerró los ojos. Lydia estaba sentada en la silla giratoria que combinaba con el escritorio, prácticamente derrumbada en ella. "Lo que quiero decir es que no me gusta ni el momento ni el lugar en el que ha ocurrido. Quiero olvidarme de ello."

Alec se había pasado los tres últimos días recordando su maldito primer beso y, al final, había tomado la decisión de hacer como si nunca hubiera pasado. Al parecer, la mente de Alec no digería que su primer beso hubiese sido tan imperfecto.

Por muy gay que sonase, él quería su beso de película. Y, aprovechándose de que Magnus no se acordaba, podía hacerlo perfectamente sin impedimentos. Enmendaría ese horrible y feo beso. Por mucho que le haya gustado.

Lydia apretó los labios y se levantó lentamente de la silla, haciendo que esta rodase hasta chocar contra la puerta. Se sentó a los pies de la cama y apoyó su mano sobre la pantorrilla de Alec.

"Por mucho que quieras, no puedes olvidarte de ello. Los dos lo sabemos." Susurra Lydia, acariciando la pierna de Alec sobre el pijama con su pulgar.

Alec suspiró y enterró la cara en la almohada.

Definitivamente tenía la peor suerte del mundo. Le dolía el cuerpo, estaba cansado por los intensivos entrenamientos de fútbol, de los duros exámenes que se acercaban con el final del trimestre y de tener que fingir todo el día. De no dejar de recordar el momento en el que la cara de Magnus se contrajo de dolor cuando tuvo aquella pesadilla, quitándole el sueño y dibujando a lentas pinceladas ojeras oscuras y horribles bajo sus pestañas por la noche.

Del dolor que sentía al no ser correspondido por Jace, de la responsabilidad que tenía al ser el supuesto jefe de los nefilims, de ser el hijo perfecto.

I think I'm in love again « malecTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon