3. si sientes que te estás enamorando

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3. si sientes que te está enamorando (¿no me lo harás saber?)


Desde el primer momento en el que pisabas aquel lugar, debías saber que los estudiantes se dividían en tres clases: subterráneos, mundanos y nefilims.

Subterráneos, la clase más baja, los débiles en la pirámide alimenticia. Objeto de burlas y abusos por parte de los "populares" y "matones". Tenían pocas posibilidades de llegar vivos al final del curso.

Mundanos, la clase media, indiferentes a todo lo que sucede a su alrededor. Suelen ser los más estudiosos y siempre intentan no meterse en las disputas entre nefilims y subterráneos.

Y, finalmente, nefilims, la clase más alta, donde se aglomeran los populares, deportistas y genios.

Para suerte de Alec, nada más entrar en aquella jungla, había sido aceptado en la clase más alta. El ritual consistía en una prueba que hacían siempre a los nuevos los más mayores del instituto, para determinar de que pasta estabas hecho. Tu puesto en una de las clases no era oficial, pues se podía cambiar por amistades, relaciones u otros casos.

Isabelle, cuando entró un año después, no tuvo que hacer la prueba puesto que su hermano se había convertido en el capitán del equipo de fútbol y uno de los nefilims más importantes. Antes siquiera de entrar por aquellas grandes puertas, ya era parte de los nefilims. Izzy debería estar agradecida, pero, para desentendimiento de Alec, a su hermana este tema le molesta. A ella le gusta ganarse las cosas por sí misma, y aún se pregunta que, si hubiera entrado a la secundaria y su hermano no hubiera estado allí, ¿a qué lugar pertenecería?

Cuando Isabelle empezó a salir con Meliorn, estuvo a punto de convertirse en subterránea, pero sus amigas -no tan amigas- lograron convencerla de que se quedase, pues, ¿cómo podían ser los nefilims los más fuertes si la hermana del capitán dejaba el barco? Así que, bajo las influencias y en contra de su voluntad, Isabelle rompió con el subterráneo y lloró durante un mes. Alec no sabía qué hacer ni qué decir, a él no le hubiese importado que se hubiese convertido en subterránea, seguiría siendo su hermana al fin y al cabo. Nada cambiaba.

A Alec el tema de las tres clases le parecía una idiotez, pero no podía quejarse, porque veía a los subterráneos, siendo objeto de burlas por sus compañeros de equipo, e interiormente se sentía aliviado. Aunque luego se sintiese mal por pensar eso.

Un par de meses después, llegó a oídos de Alec -por parte de las amiguitas de Isabelle- que su hermanita tenía un nuevo novio; Simon Lewis, el raro judío que tocaba en una banda. Era un mundano.

En este caso, no era un gran problema, puesto que cuando un nefilim y un mundano se relacionan, el mundano suele ascender a nefilim y no al revés. No había problemas esta vez, Isabelle podía ser feliz con su nueva conquista. Alexander lo único que quería era ver a su hermana feliz. Es lo único que siempre ha querido, incluso más que su propia felicidad.

Por eso, cuando las tres primeras clases del día finalizaron y el timbre del recreo sonó, se acercó a Jace, que se encontraba charlando con algunas niñas de primero, que reían coquetamente. Alec rodó los ojos ante la imagen.

"Jace" saludó, colocándose a su lado. Las niñas le observaron pestañeando hacia arriba, puesto que Alec era bastante alto. E intimidante. Muy intimidante.

Las niñas se miraron entre ellas, no sabiendo qué hacer. La que estaba al frente carraspeó.

"Gracias por tus consejos para mantener el pelo brillante y cuidado. Lo tendremos en cuenta." Sonrió agradecida y Jace las guiñó el ojo. "¡Hasta luego!"

"Adiós, preciosas" se despidió, mientras que las niñas se alejaban riéndose tontamente y charlando entre ellas. Jace se apoyó contra la pared y suspiró sonriente. "Todo el mundo me ama."

I think I'm in love again « malecWhere stories live. Discover now