28. ¿la dejarás morir o la dejarás crecer?

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28. (te compré esta rosa, y necesito saber) ¿la dejarás morir o la dejarás caer?

"Magnus, tengo que irme." Avisó Alec, levantándose de la cama y empezando a vestirse.

"¿A dónde?" Alec no respondió, atándose los zapatos. Magnus frunció el ceño y se arrastró al borde de la cama. "Alec" El oji-azul cogió las llaves del coche. "¡Alec! Responde."

"Hay un problema con Jace. Debo irme." Alec se sentía nervioso, mientras buscaba su abrigo por toda la habitación. Magnus seguía sus movimientos en silencio desde la cama, la que se estaba empezando a enfriar por la falta del calor del cuerpo de Alec.

"¿Tiene que ser ahora? ¿A las cinco de la mañana?" Cuestionó Magnus, comprobando el reloj.

"Es muy urgente." Alec se colocó el abrigo cuando lo encontró y comprobó el reloj de su teléfono para luego soltar un bajo 'mierda'.

"¿Qué le ha pasado? ¿Está bien?" Preguntó preocupado, levantándose tapado con las sábanas. Avanzó hacia Alec con rápidos pasos, tirando de la sábana y sacándola de la cama.

"No iría si estuviera bien." Alec dijo entre dientes, pero Magnus no actuó herido.

"No hace falta que me hables así de borde, Alexander." Regañó, y acunó con sus manos el rostro de Alec. Le observó fijamente a los ojos. "Podemos estar en esto juntos o en contra. Tú decides."

Alec suspiró, restregándose la cara. "Lo siento. Es mi mejor amigo, estoy muy preocupado y no quería despertarte, y temo que le pase algo y..."

"Está bien." Magnus sonrió con cariño. "Está bien." Repitió, acariciando la mejilla de Alec con su pulgar. "Corre, ve. Manda un mensaje si pasa algo muy grave." Besó su frente y dio un paso hacia atrás.

Alec asintió, con una débil sonrisa en los labios, y se marchó de la habitación con pasos rápidos y nerviosos. Dejó la casa, internándose en el frío de la noche y montando en su coche con efectividad. Encendió la calefacción del vehículo y partió hacia la casa de Jace.

Al aparcar frente a la gran y conocida casa, notó que la única ventana con la luz encendida era la de la habitación de Jace. Alec se preguntó si estaría su tío Will en casa, si sabría lo que había pasado. Pero, conociendo a su mejor amigo, seguramente no. Jace había perdido a sus padres a una edad temprana, pero ya no podía haber un sustituto para ellos, por mucho que Will intentó ejercer de padre. Su relación era más de tío-colega (como debía ser, decía siempre Jace).

Alec dejó el coche y trotó por el camino de cemento hacia la puerta. Llamó al timbre, y esperó de pie con la nariz escondida en el cuello de su chaqueta y con las manos congeladas enterradas en los bolsillos. Pasaron varios minutos, y la puerta fue abierta con lentitud.

Allí estaba, su compañero de crímenes y mejor amigo. Aquel que siempre brillaba por su seguridad y brillantez, por su picardía y personalidad, ahora estaba apagado como las luces de Navidad a finales de enero. Sus ojos estaban rojos, sus labios agrietados y sus manos temblando.

Ante Alec estaba la persona más fuerte que había conocido en toda su vida cayéndose a pedazos.

Jace le hizo un gesto con la cabeza para que pasara, y Alec lo hizo sin decir palabra. Sabía que Jace hablaría con él cuando se sintiera seguro y preparado. Cerró la puerta y se quedaron el uno frente al otro, sin mirarse.

Alec apretó los puños y los relajó a sus costados repetidamente con impotencia. En este tipo de situaciones, Jace solía odiar la cercanía y los abrazos. Pero sus brazos picaban por querer rodearlo y consolarlo, su cuerpo no aguantaba ver a su mejor amigo sufriendo.

I think I'm in love again « malecWhere stories live. Discover now