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22. no te asustes

(Este capítulo se resume en cuatro letras: SMUT. Si te sientes incómodx con ello, no lo leas. Ahora, disfrutad del capítulo.)

22. no te asustes (estoy aquí)

Alec abrió los ojos batiendo sus pestañas con suavidad, su espalda desnuda caliente por las sábanas y la luz del sol que se colaba por la ventana y daba directa a la cama. Las sábanas estaban enrolladas en la cintura de Alec, sus piernas siendo un lío más abajo, juntándose con las de Magnus.

Magnus quien estaba completamente pegado contra Alec, espalda contra torso, y mascullando en sueños, removiéndose de vez en cuando buscando el calor que le brindaba el cuerpo de Alec.

Alec acariciaba con su dedo suavemente a lo largo del brazo de Magnus, sonriendo contra la nuca de Magnus, de vuelta y al hombro, donde repasaba sus clavículas, su cuello y su mandíbula. Lo abrazó de nuevo por la cintura y escondió el rostro en su hombro, cerrando los ojos y respirando el olor picante de la piel dorada de Magnus.

Pudo sentir los rítmicos latidos de Magnus contra su piel, su corazón siguiendo el ritmo, sus dos cuerpos formando una orquesta sinfónica. Alec besó suavemente la piel de Magnus, soplando aire y luego cerrando los labios sobre el cuello ajeno, succionando. Magnus se estremeció entre sus brazos.

"Mm" Suspiró, acercándose instintivamente por calor. "Bonita manera de despertar."

Alec sonrió, rozando la piel de Magnus con sus dientes, luego volviendo a trabajar en ella. Magnus apretó el antebrazo de Alec en su mano, sonriendo y estirando el cuello para dejar más espacio. El oji-azul abría la boca, dejaba jugar a su lengua y succionaba, dejando marcas purpureas que decían que Magnus era suyo. Cuando escuchó la risa de Magnus, fresca y libre, besó las marcas y se acurrucó contra su cuello de nuevo como un gatito.

"Buenos días." Murmuró Alec.

"¿Qué haces aquí?" Preguntó Magnus. Alec frunció el ceño; al parecer, no se acordaba de lo que sucedió ayer.

Alec se encogió de hombros y Magnus le miró sobre su hombro, ojos volviéndose más brillantes frente a la luz del sol. Pestañeó.

"Te echaba de menos."

"¿Por qué mi boca sabe a mierda?" Magnus preguntó y Alec sonrió.

"Tenías fiebre y te encontré vomitando ayer."

Magnus sus piró y se frotó los párpados, intentando ahuyentar el sueño.

"Por eso no me acuerdo de nada. Mierda."

"¿Te ocurre mucho?"

Magnus asintió. "Sí, a veces me da fiebre muy alta y luego no me acuerdo de nada de lo que ocurrió hasta días después. ¿Te acuerdas de aquel día en gimnasia? Ese día tenía fiebre."

"Por eso estabas tan ido..." Alec recordó aquella vez, cuando nadie sabía sobre su verdadera sexualidad y corrió peligro de ser descubierto al ser besado por primera vez por Magnus. Y, ahora, se encontraba ahí, abrazado en una cama con él. Sonrió para si mismo.

"Sí" suspiró. "¿Hice alguna locura?"

"No, caíste neto enseguida. Me asusté un poco." Masculló Alec lo último, con voz frágil y tímida.

Magnus se giró en sus brazos, ahora estando cara a cara. Las pestañas de Magnus, oscuras y cortas, florecieron en su dirección, decorando una mirada intensa que observaba sus rasgos y un gesto serio. Magnus le abrazó por la cintura, descansando su mano en el lugar donde se situaba el hueso de la cadera. Alec sonrió, encogiendo las piernas avergonzado, chocando sus rodillas contra los muslos de Magnus.