Nueve.

10.1K 1K 169
                                    

Las fiestas alocadas que solían hacer en la universidad no siempre terminaban cómo lo planeaban los estudiantes, principalmente porque el rector encargado de autorizarla mintió cuando dijo que no iba a pasar a ver, lo hizo y el alcohol extra tuvo que ser ocultado como las pastillas y la hierba que era seguro que más de uno tenía para ofrecer. Tuvimos que dar esa imagen tranquila, pero para nosotros no fue tan difícil porque nos estábamos divirtiendo, Dante era muy simpático y lograba hacer reír a cualquiera, consideré la razón por la cual todas estaban enamoradas y sí, merecía esa atención que él mismo se creaba.

Había conseguido que Dani me ayudara a sacarme la peluca y le pedí a Dante que me acompañara a guardarla, se ofreció a que lo hiciera en la biblioteca y como tenía la llave por ser el responsable de ella, pudimos ser los únicos estudiantes en recorrer la universidad sin que nos dijeran nada.

—Te quedaba linda igual, no sé por qué te la sacaste.

—Es que hace calor y se cae. —le dije dándosela y él la puso debajo del mostrador. —después la vengo a buscar.

—Bueno, ¿te estás divirtiendo?

—Bastante.

—Podemos quedarnos un ratito acá, si querés. —me dijo y yo asentí devolviéndole la sonrisa cómplice. Hice fuerza con los brazos y me subí arriba del mostrador, pasando de su lado para tenerlo de frente, y él puso sus manos a cada lado de mi cuerpo acercándose un poco más.

— ¿Vos la estás pasando bien?

—Re bien, tu compañía es la mejor.

—La tuya está bastante bien. —bromeé y él se rió amagando acercarse cuando hizo fuerza con los brazos, por lo que su respiración estuvo cerca de la mía. — ¿crees que hoy podemos salvar al mundo siendo Peter Pan y Tinkerbell?

—Al menos el país de nunca jamás.

— ¿Y eso dónde es?

—No sé pero podemos buscarlo. —dijo y noté la cercanía que estaba encontrando, sonreí un poco y lo ayudé pasando un brazo por encima de su hombro y con el dedo marcando sus labios. — ¿Ya te había dicho lo linda que me pareces?

—Ya lo dijiste, sí.

—Entonces recordártelo está bien, ¿no? —preguntó e iba a contestar, pero escuché la puerta de la biblioteca abrirse y por inercia esperaba que sea Lautaro, sin embargo no era el arruina momentos, sólo era otro y exactamente el rector.

—Señor Molina sabe perfectamente que no por el hecho de tener la llave de la biblioteca puede usarla si no es horario de trabajo o estudio. —dijo y él me ayudó a bajarme del mostrador. —queda determinadamente prohibido usar más de los lugares que se estableció para la fiesta.

—Lo sé, disculpe pero me olvidé el teléfono hoy temprano y vine a buscarlo.

—No parece estar buscando ningún teléfono.

—Porque ya lo encontré.

—Entonces pueden retirarse e ir al lugar donde se celebra la fiesta.

—Sí, vamos. —dijo Dante agarrándome de la mano y tuvimos que pasar por su lado, antes le pidió la llave y cerró él mismo la puerta, esperamos a que se la devolviera pero la guardó en su bolsillo.

—Cuando su padre venga el lunes por la mañana la biblioteca va a estar abierta, pueden retirar la llave durante el día.

—Le pediría entonces que me deje separarlas porque está con las de mi casa.

Esperamos a que las separara y devolviéndole el manojo de llave a Dante, se guardó sólo una pieza y nos invitó a irnos. Sin que eso pueda afectar nuestro clima volvimos a la fiesta donde habían chicos bailando, otros en la barra y algunos sentados en los bancos rodeando el lugar. Mi vista se centró específicamente en uno que tomaba de un vaso mientras se reía de lo que sus acompañantes decían, Lautaro no estaba prestando atención a nuestra aparición en el lugar, y para no cortar el clima con Dante busqué el lugar perfecto de frente.

¡Va a ser mío!Where stories live. Discover now