Epílogo.

24.3K 1.7K 884
                                    


Dos años después. Narra Lautaro.

Mis nervios estaban a punto de colapsar, otra vez volvía a pasar esa situación y a pesar de meditar el resultado era imposible no estar nervioso. No recordaba cuántos ya se habían ido a la basura, cuántos meses pasaron, cuántas dudas tuvimos, sólo sabía que hacer un bebé no era lo más fácil del mundo cuando no precisamente éramos estériles. Ella salió del baño y su cara me confirmó lo que internamente sabía, pero era mi culpa, yo la había ilusionado alimentado esa idea y para la mente femenina era lo peor que podía causar.

—Quizás el próximo mes. —le intenté sonreír, pero negó.

—Ya está Lauti, no hay que intentarlo más.

— ¿Qué? No, no nos vamos a dar por vencido tan rápido Cali, todavía tenemos mucho tiempo, somos jóvenes y podemos seguir intentando.

—No, no podemos... ¡Porque ya estoy embarazada!

— ¡¿Qué?! —grité exaltado al comprender esas palabras.

— ¡Estoy embarazada mi amor, al fin vamos a tener un bebé! —me dijo y apenas si pude comprenderlo, pero la sostuve fuerte cuando se abrazó a mí y de la emoción la levanté.

— ¡Estás embarazada, ay la puta madre vamos a ser papás!

— ¡Ay sí mi amor al fin! —llorisqueó y cuando agarró mi cara entre sus manos a través de mis ojos lagrimosos pude ver los suyos, su voz la delató. —al fin te puedo dar un bebé, te vamos a hacer muy felices te lo prometo.

—Vos ya me haces feliz, este bebé va a completarnos y te juro que todos los días voy a hacer que seamos felices, siempre.

—Te amo.

—Te amo. —le dije entre besos. —te amo preciosa, te amo.

Cinco meses pasaron y lo poco que había podido estar nuestra vida equilibrada se puso de cabeza cuando el doctor nos dijo que no sólo esperábamos un bebé, sino dos, una nena y un nene. Mellizos. Eso básicamente nos enloqueció, no esperábamos en lo absoluto esa noticia y si bien estábamos felices, ni siquiera sabíamos cómo tratar a uno como para que fuesen dos, ya veía caótica esa vida y extrañamente ansiaba que llegara más que a nada, una aventura más que vivir con ella era siempre motivo para estar listo y al pie de todo lo que quisiera.

— ¿Cómo se forman los mellizos?

—Creo que es hereditario, por generación principalmente de la mamá, mi abuela era melliza pero ni mamá ni mis tías tuvieron mellizos, sin embargo las hijas fuimos propensas, y acá están.

—Pero no van a ser iguales, porque están en diferentes bolsas.

—No, no van a ser tan idénticos como lo son los gemelos, y aun así lo fueran no los vestiría igual y harían cosas iguales, tienen que tener su propia personalidad.

—Yo prefiero creer que la vez que los creamos, estábamos tan calientes y tan efusivos, que tuvimos potencial para crear dos bebés. —le dije y ella estalló a carcajadas sosteniéndose la panza junto a mi mano, como si se le fuese a caer y mi agarre no fuese suficiente. — ¿Qué? Es una posibilidad.

—Ay Lauti qué tarado que sos. —se rió más fuerte, pero era una teoría, mía por supuesto pero lo era.

Creer ser alguien, enfrentarlo y asumirlo no había sido tan difícil como dejar de serlo para volver a ser ese hombre para una mujer, cuando no precisamente era mi idea a los veinte años, sin embargo no podía encontrar nada más difícil que acompañar un parto de mellizos, probablemente era la situación más dolorosa del mundo para ella, pero para mí fue el cielo y el infierno junto.

¡Va a ser mío!Where stories live. Discover now