Trece.

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Había conseguido ser una buena persona, o fingir que lo era, y pedirle al rector que dejara a Lautaro rendir su parcial, no había nada detrás de eso en realidad, no quería vengarme como mi hermano me incentivaba, simplemente quería que el chico rindiera su parcial y se quedara en su casa por dos días suspendido como debería ser, teniendo sexo o cualquier cosa que él supiera hacer mejor. El viernes fue el día en el que volvió y ya me parecía que me sentía muy tranquila, incluso con Dante que no hablamos mucho más que para que pudiera darme mi peluca y confirmarme la cita al cine en la noche del viernes, todo por el trabajo atareado que tenía por ser fecha de nuevo cuatrimestre.

Se empezaba a correr el rumor que había un profesor gay y ya todos estaban revolucionados por intentar sacarle la información a Lautaro, él parecía amar esa veneración que todos le hacían y a mí me causaba gracia porque con superficialidad no lo negaba, pero tampoco lo hacía entender. Pensaba en el pobre profesor que no estaba hace mucho en la institución y podría ser despedido por acostarse con un alumno, incluso eso sería sumarle un problema más a Lautaro pero parecía ir encaminado el rumor a que sólo era eso, un rumor.


El papá de Dante me dejó subir a la segunda planta para buscar los libros que iba a usar en el próximo cuatrimestre, se suponía que no los íbamos a empezar a usar hasta las dos semanas que terminara el que estábamos, pero yo prefería adelantarme a sacar las fotocopias antes que mis compañeros lo hicieran. Busqué tranquilamente sabiendo que tenía el tiempo y me quedé un buen rato leyendo algunas notas interesantes.

— ¿Fingiendo que lees o en serio leyendo? —me preguntaron y al darme la vuelta lo vi a Lautaro agarrar un libro que abrió, pero claramente no prestó atención.

—Estoy leyendo de verdad, vos sí estás fingiendo.

—La economía no me interesa y mucho menos la de política.

— ¿Y qué carrera estudias?

—Ingeniería, electrónica.

—Qué aburrido, pura matemática. —hice una mueca mirando mis libros, si bien yo tenía las ciencias exactas nunca habían sido mi facilidad.

—Aburrido te parece porque no las entendés.

—Exacto. Y tampoco quiero, por suerte la peor parte ya pasó con ellas, ahora es más leve.

—A mí me parece que la economía política es aburrida, y sí la entiendo porque mi mamá es senadora y mi papá concejal, así que la política es el gran tema los domingos.

— ¿En serio tu mamá es senadora? —le pregunté sorprendida y él asintió fingiendo leer el libro. — ¿Representante de acá verdad?

—Ajá, pero vive más en Buenos aires que acá.

—Wow, es genial.

—No está mal, ellos no se quejan demasiado de mí y yo me quejo lo suficiente de ellos. —se encogió de hombros y dejó el libro. —por cierto, ¿ya te vas?

— ¿Me estás echando?

—Sólo si te vas a ir en cinco minutos, porque si te vas a quedar más de eso preferiría que te quedes media hora.

— ¿Para qué? —pregunté y él miró por encima de las gavetas pequeñas, pero nadie estaba más que nosotros ya que había clases. Se acercó a mí y yo di un paso atrás porque me chocó invadiendo mi espacio personal.

— ¿Viste el rumor de hoy?

—Ah sí, es cierto ya lo sé, no entiendo igual por qué siempre tenés que estar en la boca te todos, ¿miraste muchas películas de chicos populares no?

¡Va a ser mío!Where stories live. Discover now