Veintisiete.

11.3K 1.3K 433
                                    

Amaia le había pedido mi número a su hermano porque no le conformaba que él me avisara de la cena que iba a hacer, lo hizo en realidad pero fue lindo recibir un mensaje de ella invitándome a algo tan íntimo como lo era una cena familiar para revelar el sexo de su bebé.

Lo comenté con Lautaro de mis inquietudes pero él lo hizo con ver con total normalidad, quitándome cualquier preocupación que tuviera para normalizar pasarme a buscar al horario que me estableció. Sin embargo, no quitaba que mi cabeza diera vueltas en la idea, no conocía a sus papás y eso me tenía nerviosa, como si fuese a conocer la familia de mi novio y sólo era... Lauti.

—Se siente como si fuese a conocer la familia de mi novio.

—Tampoco es para tanto, no exageres.

— ¿Por qué tu hermana quiere que participe de sus cenas familiares? —le pregunté enganchando mi brazo con el suyo cuando subíamos las escaleras hasta el porche de la casa, después de estacionar el auto detrás del de sus papás.

—No sé, le caíste bien.

— ¿Invita a todos tus amigos a cenas familiares?

—No que yo sepa.

Fabián el marido de Amaia, nos recibió en la entrada con una alegría un poco sobrenatural, pero se la contagió a Lautaro y él le pegó por no adelantarle algo de la razón por la que habíamos ido, el sexo del bebé. A mí me recibió como si me conociera de toda la vida y me abrazó diciéndome lo contento que estaba de conocerme, era la primera vez que nos veíamos pero entendí la exaltación del chico, iba a tener un bebé con algún sexo por develar.

—Pero qué chica más bonita trajiste Lauti. —comentó su mamá levantándose, le sonreí cuando dejé de saludar a su papá para saludarla a ella. —hola preciosa.

—Buenas noches señora...

—Decime Ceci, ¿vos cómo te llamas?

—Camila...

— ¡Cali! —chilló Amaia entrando al comedor y yo me reí abrazándola cuando llegó a mí con esa intención.

— ¡Ay Amu qué lindo verte! —le toqué su pancita un poco más grande de lo que la recordaba. — ¡Ya quiero saber qué es este bebito!

— ¡Amaia me estoy muriendo de la intriga! —se quejó Lauti y ella se rió pasando a los brazos de su hermano. — ¡Decime, decime por favor!

—Ya lo van a saber, yo estoy más ansiosa que todos ustedes, pero primero cenemos.

— ¡No, por favor!

—Quiero a esperar a que... ¿eso es un moretón? —le preguntó agachándose y alejándolo de su panza. — ¿Qué es esto?

—No es nada.

— ¿Cómo que un moretón? —preguntó su mamá y se acercó a su hijo para agarrarlo de las mejillas, él quiso apartarse. — ¡¿Lautaro qué te pasó?!

—No me pasó nada, no sean escandalosas.

—Lautaro te peleaste con alguien, mirá tus manos. —se quejó Amaia agarrándole la mano que más tenía afectada en los nudillos. Me miró a mí después y yo no supe qué contestar. —Cali vos sabés, ¿qué pasó?

—No pasó nada ¿ok? —se alejó él con la idea de sacárselas de encima, pero no lo logró con tanta liviandad. —por favor no escandalicen, no estamos por mí hoy así que cálmense.

—Cali...

—Le pregunté lo mismo. —me encogí de hombros y ambas mujeres lo miraron preocupadas, pero él se ocultaba detrás de mí como si buscase refugio hasta de su papá que intentaba entender con un aspecto preocupado.

¡Va a ser mío!Where stories live. Discover now