36. La rebelión de Claudia

31.7K 2.3K 752
                                    

— ¿Qué haces aquí? —preguntaron al mismo tiempo Ian y Alejandro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¿Qué haces aquí? —preguntaron al mismo tiempo Ian y Alejandro.

—Es la casa de mi hermana y me alojo aquí —explicó—. ¿Qué es lo que tú hacías aquí solo? —Notando lo sospechoso del asunto, se paró firme, bloqueándole el paso.

—Es la casa de mi novia —se excusó con tranquilidad—. Venía por algo que olvidé ayer.

—A Nicolás no le gusta que extraños entren a esta habitación. —Obviando las palabras desafiantes del muchacho, dio media vuelta. El chico pasaba tanto tiempo en esa casa que decidió creerle.

Ian soltó el aire contenido aflojando los músculos. No había elevado sospechas. Sonrió, ahora sólo le quedaba ir a reírse de sus inútiles amigos mientras cambiaban pañales.

 Sonrió, ahora sólo le quedaba ir a reírse de sus inútiles amigos mientras cambiaban pañales

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— ¿Lo ves? Te queda lindo.

Claudia salió del cambiador con una solera ajustada y unos modernos jeans. Contempló su imagen largo rato, Sophie tenía razón, le quedaba muy bien y el cambio no era exagerado.

Al principio había imaginado que Sophie le realizaría un cambio extremo como en las películas o reality shows, donde la chica queda irreconocible, con la apariencia de una súper modelo.

En cambio ella por fin sentía que usaba ropa a adecuada para su edad, no la que su madre le escogía o la que heredaba de su prima, quien era como quince años mayor; era ella misma, solo que mejor.

Su cabello tenía el cambio más grande, al principio no se convencía, finalmente Sophie logró que se lo cortara en capas y alisara. Se veía bien, más brillante y suave, además que no debería lidiar con su rebeldes y enmarañados rizos cada mañana.

La ropa era linda también, juvenil, no provocativa, más bien moderna y cómoda; era así como se sentía, cómoda y confiada. Tenía el presentimiento de que ya no se ocultaría tanto cuando saliese por la calle.

—Gracias Sophie, la ropa es preciosa, y mi cabello también.

—Te lo dije, los cambios hacen que te sientas mejor contigo misma.

Los sueños secretos de SophieWhere stories live. Discover now