21. La busqueda del tesoro

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Por más que las mujeres se tomaran su tiempo en el baño, permanecer ahí por veinte minutos era absurdo

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Por más que las mujeres se tomaran su tiempo en el baño, permanecer ahí por veinte minutos era absurdo. Impotente por no poder entrar, Ian le preguntó a un par de chicas si habían visto a Sophie adentro, tras una negativa, se molestó tremendamente; Sophie no podía haberse ido, pero sí escabullido por algún motivo desconocido.

Ver a Vincent hablando tranquilo con un grupo le hizo pensar que él no tenía nada que ver con la desaparición de la muchacha, entonces: ¿Dónde rayos se había metido?

Ya la imaginaba perdida en el enorme hotel, atascada en el ascensor o encerrada en algún área restringida a la cual podía haber entrado por satisfacer su curiosidad; hasta la posibilidad de que se hubiese distraído persiguiendo una polilla no le parecía tan descabellada.

Le mando varios mensajes que ni siquiera vio así que optó por llamarla. Saliendo del salón para aislarse del ruido, fue interceptado por Vincent. No ocultó su exagerada muestra de disgusto, ya se sentía hastiado de él, de su fiesta y la gente que lo rodeaba. Ya había tomado la decisión de encontrar a Sophie e irse de ahí, importaba muy poco lo que su tutor llegase a decirle.

— ¿Ya te vas? —preguntó Vincent, denotando en su pose altiva que ocultaba algo.

—De hecho sí. —Trató de esquivarlo, en cuanto se alejó un par de pasos, él le habló a sus espaldas.

—El juego principal de la noche recién comienza ¿No te quedarás para la cacería?—preguntó socarronamente.

—No me interesa tu estúpido juego.

— ¿Aunque la presa tenga bonitos ojos azules?

El cuerpo de Ian se tensó al escucharlo y un delgado hilo de sudor frío se deslizó por su frente. En seguida reaccionó tomándolo del cuello de la camisa.

— ¡Dónde está! —gritó tan fuerte que atrajo la atención de varios, la de Alan entre ellos.

—Si quieres encontrarla tienes que seguir las pistas como todos. —Sus finos labios se curvaron llenos de satisfacción cuando Ian se vio obligado a soltarlo porque un par de sus amigos lo detuvieron.

— ¡O puedo sacarte la información a golpes! —Intentando abalanzarse contra él, de nuevo fue detenido. Vincent se dirigió al centro del salón y llamó la atención de los presentes.

—En algún lugar del hotel hay un tesoro escondido, encontrarán diferentes pistas que los guiarán hacia él, quien lo encuentre primero tiene derecho de quedárselo. — De forma breve dio su explicación, aparentemente los invitados ya sabían qué clase de búsqueda era. Varios chicos comenzaron a buscar las primeras pistas. Cosa que a sus parejas pareció no importarles mucho, o hacerse las desentendidas.

Ian pensó qué hacer, no podía seguir las pistas como todos, debía encontrarla antes de que alguien más lo hiciera, ya se encargaría de arreglar cuentas con Vincent en cuanto supiese que Sophie se encontraba a salvo.

Los sueños secretos de SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora