51. Buscando vías de escape

21.6K 2K 234
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 Bajó las gradas con lentitud, observando a su alrededor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

 Bajó las gradas con lentitud, observando a su alrededor. La sala estaba vacía y a través del vidrio de la puerta de calle, se distinguía una silueta, alguien vigilaba. Entró a la cocina y el humo de cigarro salió como si hubiese un incendio dentro.

Un par de hombres jugaban póker en la mesa, su padre y Franz no se encontraban, de seguro discutían sobre la impulsiva e imprudente decisión de llevar a Sophie como una forma de chantaje.

— ¿Quieres jugar? —le preguntó un fornido hombre.

—No, qué va, él anda muy entretenido, dicen que tiene una minita allá arriba ¿está buena? —intervino otro, con la intención de molestar al muchacho.

—Eso no te importa —le contestó agarrando una botella de agua.

Dejándolos mofarse a sus espaldas buscó un botiquín. Lo importante era mantener estable a Sophie. No había suplementos, pero sí inyectables. Tomó una ampolla de vitamina "B", eso la mantendría con fuerzas, o eso esperaba.

Subió presuroso y angustiado, salir de esa casa iba a ser tarea imposible, al menos para ambos.

— ¿Y eso para qué? —Su padre lo interceptó en las escaleras.

—Sophie está enferma, necesita suplementos de hierro, le pondré esto mientras tanto, luego iré a comprar...

—No, tú no sales —lo cortó secamente—. Te estás involucrando demasiado con esa muchachita, ¿no estrás pensando en dejarla ir? —habló como si pudiese leerle los pensamientos.

—No le presto más atención de la que usted le da a Natalia —lo confrontó.

—Te lo estoy advirtiendo Ian, me desobedeces o me traicionas y no va a importarme que seas mi hijo, no me arriesgaré por ti. Ya me fuiste de utilidad, no eres imprescindible —lo amenazó dándole paso para que siguiera su camino.

Ian continuó en silencio. ¿Podía ponerse peor? Su padre ya presentía los planes que él y Sophie formaban.

Tal vez era estúpido y le costaría caro, pero era la solución más obvia. Levantó el auricular del teléfono del pasillo y ya a punto de marcar, se percató que no había tono. Habían cortado las líneas. Entonces cayó en cuenta: al igual que Sophie, era un prisionero más.

Los sueños secretos de SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora