16. Persecuciones

105K 4.3K 853
                                    

Sophie corrió hasta salir del instituto y llegar media cuadra más allá

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sophie corrió hasta salir del instituto y llegar media cuadra más allá. ¿Qué le pasaba? Ni ella lo sabía, Ian la hacía llorar de nuevo, ganaba de nuevo, se salía con la suya... y eso no lo iba a permitir.

Frenó de golpe y se mordió el labio casi hasta hacerlo sangrar. Se comportaba como una tonta y se humillaba más al derramar insulsas lágrimas a causa de la indiferencia de un chico que ni siquiera soportaba.

Se dio la vuelta y corrió de regreso para darle alcance. Pensó que se lo toparía puesto que vivían en la misma dirección, pero al llegar a la puerta del colegio, lo vio a media cuadra en sentido contrario.

La curiosidad pudo más, así que se aproximó disimuladamente, caminado con sigilo tras él y ocultándose en cuanto creyó que su presencia podía ser percibida.

Dos cuadras más allá, a pocos pasos de la parada de buses, Ian se dio la vuelta y vio a la chica corriendo a ocultarse tras un árbol.

¿Qué acaso podía ser más rara? Pensó sentándose en la banca de la parada. Decidió no decir nada y ver por cuánto tiempo lo seguía.

Sophie esperaba tras un árbol, rogando que él no la hubiese descubierto. ¿Por qué de repente lo seguía? No sabía con certeza, simplemente se le ocurrió y también le pareció una buena forma de averiguar cosas sobre él. Era raro que tomara el transporte público y no hubiese ido ni a cambiarse a su casa.

Minutos después, Ian subió a un bus. La chica no se decidía si subir también o irse. El transporte era muy pequeño y de seguro él la descubriría. Comenzó a brincar impaciente decidiendo qué hacer. Finalmente corrió a la avenida y se puso frente a un taxi para que se detuviera. Mientras el conductor le gritaba por su imprudencia se subió.

- ¡Siga a ese autobús! -le ordenó al puro estilo hollywoodense.

En cada parada procuraba fijarse si Ian bajaba; se alejaban cada vez más y se impacientaba. Por fin lo vio descender en una zona muy alejada de la ciudad, un barrio en el cual Sophie jamás había puesto un pie. Rápidamente le lanzó el dinero al chofer del taxi y volvió a su tarea de seguir al chico desde lejos.

Esa zona no resultaba agradable. Las calles sucias y los edificios viejos parecían succionar la poca luz del sol que llegaba. Con un ligero escalofrío vio a Ian entrar en un almacén. Se aproximó a la ventana, el lugar era pequeño, pero surtido.

Ian tomó algunas latas de conserva, verduras y frutas; alimentos consistentes que un adolescente no compraría a menos que sea por mandado. Ian en verdad era raro ¿Por qué iba a hacer sus compras a un lugar tan alejado?

Sophie se ocultó doblando la esquina cuando vio que él pagaba. Volvió a seguirlo, esta vez él entraba a un viejo edificio de tres pisos. Se notaba que era un lugar pobre; nerviosa, decidió esperar en la entrada.

Ian subió al segundo piso, tras tocar la puerta ingresó a un minúsculo departamento.

-Gracias Ian -le dijo un hombre al recibir las bolsas con compras.

Los sueños secretos de SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora