Sophie siempre busca ser la mejor en todo. Sin embargo detrás de esa fachada esconde muchos secretos y sueños de niña enamorada. Aparece un misterioso chico que no solo destruirá sus sueños, le demostrará que no es tan perfecta como ella cree ser.
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Jamás se había encontrado frente a tal desconcierto. Realmente no entendía nada. ¿Qué estaba pasando? El padre de Ian la empujaba dentro con mucha torpeza y por instinto ella intentaba liberarse.
—La está lastimando. —Intervino Ian al ver como empujaban a la muchacha sin delicadeza.
Su padre lo ignoró. Sophie inútilmente intentaba evi
tar que la llevasen escaleras arriba, e Ian comenzaba a enfadarse.
—Yo la llevo. —Con fuerza arrebató a la chica de las manos de su padre y la abrazó sosteniéndole los brazos.
—Ian qué pasa, déjame —replicaba mientras la llevaba al piso superior.
Las fuerzas no la acompañaban y el miedo cundía. Procurando cuidado, Ian la metió en una habitación, su padre entró detrás y cerró la puerta.
Sophie miró hacia el muchacho con amargura, buscando una respuesta; aún sin comprender qué sucedía, se sentía traicionada; Ian la había conducido a una especie de trampa y ella sólo rogaba que existiese una buena explicación.
—En verdad eres igual a Natalia. —Bruno se aproximó y la examinó tomándola del mentón. Sophie esquivó su inquisitiva mirada.
—Déjeme ir, ¿qué es lo que quiere? —preguntó agarrándolo del antebrazo para que soltara su rostro.
—Tu padre me hizo mucho daño Sophie. ¿Tu mamá no te contó? Ella era mía, tu padre me la arrebató, como me arrebató todo lo que tenía.
—No es verdad —murmuró.
— ¿Cómo lo sabes? —La forzó a mirarlo —. Yo debí haber sido tu padre, te hubiese cuidado como si fueras mía. Tu madre y yo íbamos a casarnos, en ese tiempo ella tenía casi tu edad y era igual de bonita. Hubiésemos sido una familia, tu madre, tú, yo e Ian. Pero todo eso se desmoronó, Nicolás me quitó a tu madre y me tendió una trampa, me inculpó por algo que yo no cometí.
—Ya sé quién eres. —Reaccionó empujándolo—. Lo que dices no es cierto. Thaly sufrió mucho por tu culpa. —Lo enfrentó y él volvió a agarrarla—. Ian...— buscó su ayuda. El muchacho miraba todo desde el otro extremo de la habitación, manteniendo un gesto de furia.
