Capítulo 19

187K 6.7K 12.8K
                                    

-¡¿Qué?!- Prácticamente grité.

-Parece que no estás muy contenta de verme.- Me acerqué a él y lo abracé. –Mi amor, te he extrañado mucho.- Me abrazó más fuerte. –Feliz cumpleaños, Lara.-

-Gracias, papi.- Le di un beso prolongado en la mejilla como solía hacerlo cuando venía de trabajar. -¿De verdad vienes por mí?- Negó y sentí un gran alivio.

-Cardozo me invitó a la inauguración de la iglesia y vine a festejar tu cumpleaños.- Solté el aire que no sabía que tenía contenido.

-Gracias, pa. Significa mucho para mí que hayas venido.- Besó mi cabello. -¿Viniste solo?-

-Tu madre no gusta de estos eventos.- Ni de mi cumpleaños por lo que veo.

-Claro, como no habrán fotógrafos mientras deje mil pesos de limosna no le interesa.-

-Lara...-

-Es la verdad, papá.-

-No quiero discutir sobre tu madre. Vine porque mi buen amigo me visitó y porque extraño a mi princesa.- Lo abracé de nuevo. -¿Cómo te va?-

-Muy bien, papi.- Por fin sentí que mi cuerpo se relajó y me senté frente a él. -¿Quieres café?-

-Me encantaría.- Me puse de pie para ir a la cocina y preparar café para ambos. –Tienes muy ordenado aquí, hija.-

-Me di cuenta que me gusta lo ordenado.-

-Eso es bueno.- Saqué el vaso con agua caliente del horno y lo vertí sobre las tazas con café. El olor era exquisito. -¿Cómo te trata la gente?-

-Muy bien, papá. No puedo quejarme, han sido muy amables conmigo.-

-¿Todos?-

-La gran mayoría.- Le di la taza a papá antes de retomar mi lugar frente a él. –Tan bien como yo sabes que no podemos agradarle al mundo entero.-

-Mi princesa hablando como una persona madura.- Tomó un poco del café. –Delicioso, mi amor.- Le sonreí. –Te noto algo tensa.-

-Un día... pesado en la escuela. Ya sabes, tengo que ponerme al corriente con mis materias y a veces me sobrepasa pero nada del otro mundo.- Me sonrió con tal ternura que quería abrazarlo y no soltarlo jamás.

-Te ves muy diferente, Lara.-

-Me siento diferente, papi. Esto está ayudando mucho.-

-No sabes cuánto me alegra eso, mi amor.- Sonrió. –Te traigo un regalo.-

-¿Sí?- Asintió.

-Pero te lo daré mañana o más tarde.- Mi papá era una buena persona y no sólo por el regalo. Realmente es un amor. Momento de hacer la pregunta que vine rondando mi mente desde hace unos días.

-Pa, ¿cuánto tiempo...- Mi pregunta fue interrumpida cuando tocaron a la puerta. Maldije para mis adentros y me puse de pie para abrir. Frente a mí un sonriente señor Cardozo.

-¿Es cierto?- Con una sonrisa lo invité a pasar. -¡Amigo!- Se veía genuinamente emocionado al igual que papá, quien de inmediato se puso de pie para fundirse en un fraternal abrazo con el amigo de toda su vida. Los hombre necesitaban tiempo para platicar y yo necesitaba ver a mi chica.

-Los dejo, siéntanse como en casa. Iré a caminar un poco.- Ni siquiera me escucharon porque estaban muy metidos en su plática. Mejor para mí.

Tomé mi llave, estoy casi segura que podría entrar a traer mi taza de café y no lo notarían. Comencé mi camino a la iglesia; estaba algo nerviosa. No me había desquitado con Ana pero sentí que no fui muy justa con ella aunque creo que fue lo mejor. Soy demasiado impredecible cuando me enojo; pueden preguntarle a Ángel sobre eso.

La Hija del PastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora