Capítulo 21

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Hoy había sido un día particularmente extraño, era la primera vez en muchas semanas sin ver a Lara por varias horas y la extrañaba muchísimo. Estamos muy acostumbradas la una a la otra. Me encanta tenerla cerca de mí durante el día; haciéndome reír con sus ocurrencias o haciendo que el corazón me lata a mil por hora, como generalmente lo hace. A veces sólo es necesario verla, absorta en lo que hace para darte cuenta que es una maravillosa chica. Y por bendición de Dios sucede que es mi chica.

Trabajar en la tienda implicaba tener contados minutos para salir a comer y conociendo a mi Lara, entre las tres y las cuatro su estómago comenzaría a rugir. En casi el mes que llevamos juntas he aprendido a leerla, he detallado cada una de sus manías, sus tics, todo y eso sólo hace que me enamore más de ella. Volviendo a su voraz apetito; fue eso lo que me motivó a hacerle un pequeño lunch y la nota fue un extra. Si por mí fuera hubiera pasado la tarde ahí con ella pero quizá hubiera levantado sospechas. Espero que haya visto la nota y me tuviera con ella en sus pensamientos.

Terminé de ducharme, me puse ropa cómoda y salí a cenar con papá. En la mañana lo vi muy pensativo; quizá estaba preocupado por las recurrentes pesadillas... aunque a decir verdad ya tenía unos días así. Está algo distante. No había secretos entre nosotros pero esto no se veía como algo que fuera a compartir muy rápido. Me senté y papá me pasó unas quesadillas y una taza de té. Comimos en silencio unos minutos hasta que no lo soporté más.

-¿Todo bien, papi?- Volteó a verme un poco asustado.

-¿Por qué, hija?-

-Estás algo... diferente.- Tomó un largo respiro.

-Todo bien.-

-¿Por qué me mientes?, ¿qué pasa?-

-Lara me propuso algo que no está nada descabellado.- Sonreí al escuchar su nombre.

-¿Lara dijo algo sensato?, ¿a qué debemos el milagro?- Sonrió.

-Se trata de ti.-

-¿De mí?- Lo vi extrañada.

-Quiere que te vayas con ella después de que su estancia aquí terminé.- Gracias a Dios no estaba comiendo porque me hubiera ahogado.

-¿Te lo dijo?-

-¿Ya lo habían platicado?- Ahora sí tenía toda su atención. Asentí. -¿Qué piensas?-

-Que no quiero dejarte solo.- Sonrió suavemente.

-Gracias por eso, mi niña pero tiene un buen punto. Manuel se ofreció para ayudar con los gastos. Lara tiene muchas comodidades allá y quiere que tú también aproveches tu capacidad. Incluso ofreció su fideicomiso para que nada te falte.-

-¿Quieres que me vaya?-

-Quiero lo mejor para ti, Ana. Sé que es una excelente oportunidad para ti pero siendo egoísta me volveré loco sin ti aquí.- Tomé su mano por encima de la mesa.

-Papi, no te quiero dejar...-

-Pero quieres estar con ella.-

-Claro que quiero estar con ella, es maravillosa pero también la oferta es buena, muy buena. Esa familia es una bendición para nosotros.-

-Manuel ha sido como un hermano para mí; la familia que siempre me hizo falta la encontré con él, con su esposa y con Lara. No puedes ni comenzar a imaginar lo tierna que era Lara de pequeña.- Sonreí ampliamente.

-Cuéntame.-

-Desde pequeña fue muy directa para preguntar, no se andaba con rodeos. Era testaruda a morir y lo sigue siendo. Recuerdo una vez el lío en el que se metió por querer volar con los pájaros; no sé cómo consiguió subirse a un árbol y aventarse pero su pie quedó trabado en una de las ramas y quedó colgada ahí hasta que Manuel la encontró.-

La Hija del PastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora