Capítulo 25

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A pesar de estar en el lugar que más amo en el mundo, los brazos de Ana, no podía dormir. Habían demasiadas cosas en mi mente; muchísimas de diferentes índoles. Lo que acababa de pasar hace algunas horas todavía pasaba por mi cabeza como una película que he visto millones de veces; la expresión de dolor de Ángel; los mensajes en su cuerpo; la graciosa forma en la que dejaron su cabello; la mirada de Olivia cuando el equipo llegó a mi casa; sus lágrimas. Esto último era lo que más perturbada me tenía y las palabras que le dije. Salieron de la nada; ahora con la cabeza fría podía pensar más detenidamente en todo.

"Espero que la persona que te lastimó tanto esté pagando y que tú algún día perdones al mundo por lo que te hicieron." ¿Qué la habrá hecho convertirse en la odiosa persona que es ahora?, ¿quién la lastimó de tal manera que escupe veneno a donde quiera que va? Al menos ya tenía media respuesta al porqué de su odio a la rubia en mis brazos. Marcos. Ese idiota era el responsable del odio infundado de Olivia; aunque habían demasiados cabos sueltos en todo esto. ¿Y si esto no era el final? La chica de ojos azules no es tan idiota como para meterse conmigo o con Ana de nuevo más ahora que ya sabe que tenemos a mucha gente de nuestro lado. Pero no puedo dejar de lado a su morboso y, supuestamente, asesino papá.

Por mi parte y esperando con la ayuda de todos los dioses habidos y por haber, que esto sea un termine con una etapa tan horrible para muchas personas y en especial para Ana, es el final. A partir de ahora ambos, Ángel y Olivia, son dos personas más en la escuela; los evitaré lo más posible y espero que hagan lo mismo conmigo y los míos. Hoy cierro completamente mi capítulo con ellos y espero no tener que abrirlo nunca más.

Eso era una parte, la otra parte la ocupaba la chica en mis brazos; ella no lo dice abiertamente pero sé que las pesadillas son cada vez más recurrentes y más terribles. Lo veo en su rostro cuando despierta agitada y la forma en como ella se aferra a mí por las noches después de un mal sueño. He estado tentada de hablar con Omara, quizá ella pueda ayudarnos pero necesito el consentimiento de Ana; nunca haría algo así a sus espaldas y a final de cuentas ella decidirá si quiere contarle esto a alguien más. Yo sólo quiero que pueda dormir tranquilamente y lleve su vida lo más pacíficamente posible y haré lo que sea para conseguirlo.

Y por último, mi mamá. Sí. Mamá. Hablé mucho con Ana de esto en los días que estuve convaleciente en cama. Quería saber si mi mamá seguía dentro de esa estirada mujer que solía ver un par de horas al día. Después de las pláticas con mi novia me cuesta creer que esa mujer amorosa se haya perdido, sé que está ahí y pondré todo de mí para recuperarla; para sacarla a flote. Esto es, a lo mejor, como me pasa con Ana; necesitamos un pequeño incentivo para que cosas buenas salgan de nosotros. Y en este caso no hablaba de cualquier persona, hablaba de mi madre. La mujer que me dio la vida y a la que veía como una persona con súper poderes cuando crecía. Era inútil seguir negándolo, me hacía falta.

Sentí un horrible nudo en mi garganta y en segundos las lágrimas se hicieron presentes. Hace casi siete años que la perdí y en lugar de buscarla construí barreras entre nosotras. Quizá ella necesitaba amor, como yo y lo único que le di fueron malos tragos. Entiendo, en parte, el porqué de su tajante comportamiento para conmigo; puede que en su lugar yo hubiera tomado las mismas determinaciones. Ana me dice que nunca es demasiado tarde, que hay más tiempo que vida y que en tanto nosotros lo deseemos las cosas se pueden dar. Sólo se necesita un poco de fe y la disposición de hacer las cosas.

Sin la ayuda de Ana no estaría pensando en lo que estoy pensando en este instante. Ella ha sido fundamental para cambiar mi perspectiva referente a mi madre. Me hizo hacerle un balance de las cosas buenas y malas que he vivido con ella y la balanza estaba ligeramente inclinada a lo bueno. Muchas cosas positivas en mí fueron sembradas por mi madre; modales, valores, rutinas, muchas cosas y todo eso me convenció de que la mujer con la que crecí está ahí, buscando encontrar la luz para resurgir.

La Hija del PastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora