Capítulo 8

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Clarke POV

Nunca volvería a beber, lo juro. 

Desperté con un horrible dolor de cabeza, la boca pastosa, el aliento apestoso y el cuerpo destrozado. Me senté sobre la cama de Lexa y miré alrededor, cotilleando. Era una habitación grande, la cama tenía una manta de pelo blanco al fondo que me dio calor sólo de verla. Había cuadros de bosques y ríos por todas partes, y una gran estantería llena de libros que no parecían de este siglo. Era tipo rural, y no pegaba mucho con el resto de la casa. Me pregunté si Lexa se sentía muy diferente a sus padres.

Giré la cabeza, confusa, al recordar la noche anterior. Lo primero que pensé fue "estaba borracha, tenía excusa"; lo segundo fue que Lexa no, y que lo que casi pasó la estaría carcomiendo. Casi destrozo su antigua tradición de no follar hasta el matrimonio...a menos que sea con Costia. De repente recordé a mis amigas. ¿Dónde habían quedado Costia y Raven? La primera debió ir pronto a casa y supe que estaría preocupada por mí. La segunda... Dios, esperaba que Raven no hubiera ido al acantilado. Estaría buscando pájaros, seguro, y rezaba para que no se le hubiera ocurrido ir a buscarlos al bosque del precipicio.

El simple pensamiento me hizo saltar y correr a buscar mi ropa, pero tuve que detenerme cuando el mareo me hizo tener las peores arcadas de mis últimas borracheras. Aguanté con honor y me vestí deprisa. Procuré hacer la cama todo lo bien que pude, y no pensar demasiado en lo cómoda que debía dormir Lexa en ella cada noche, y lo innecesario e incómodo que fue echarla de su cama. No me hubiera importado compartirla, independientemente de tener sexo o no.
Coloqué la ropa sobre el final de la cama y salí de la habitación procurando no parecer un zombie del videoclip de Thriller.

Afortunadamente la habitación de Lexa estaba en la primera planta, así que no tuve que jugarme la vida bajando por las escaleras.

De la cocina venía un olor a café recién hecho que me revolvió las tripas, y aun así rugieron en protesta por el hambre. Golpeé cariñosamente mi estómago, pidiéndole disculpas por los malos tratos de la noche anterior.

- Buenos días - me saludó Lexa sonriendo divertida. Bueno, mejor eso que la situación incómoda que esperaba evitar a toda costa. Ambas estuvimos de acuerdo incluso sin hablarlo -. Pareces un zombie de Fear The Walking Dead.

- Muy graciosa, ¿te has visto la cara esta mañana? - intenté defenderme, pero sonaba patética estando afónica.

Lexa sonrió más.
- Sí, y no puedo estar más buena - dijo -. Pero no tengas envidia, tú tampoco estás mal. Bueno, ahora sí; quizás si te dieses una ducha, te peinases, no parecerías una muerta en vida que...

- Lo pillo - alcé una mano para detener su extraña versión de "bronca por borrachera" que solía darme Costia. Me senté en una de las sillas de la mesa y agradecí la taza que me dio.

- ¿Café? - ofreció enseñándome la tetera.

Hice una mueca.
- ¿No tienes Colacao? - pregunté -. Odio el café.

Abrió mucho los ojos mientras fruncía el ceño.
- Qué rara eres - dijo, pero comenzó a buscar en los estantes un bote de lo que había pedido y me sirvió leche en la taza -. Costia llamó hace unos minutos. Está preocupada.

Su tono fue extraño, casi nervioso, pero no comenté nada y sólo asentí.
- ¿Raven volvió con ella?

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Sonriendo estaba mucho más guapa que seria.

- Sí - rió bebiendo de una taza con unos dibujos de bananas muy infantiles -. La encontró durmiendo abrazada al buzón de su casa. Cantaba canciones sobre pájaros que cantan y nubes que se levantan.

Sonríe (Clexa)Where stories live. Discover now