Capítulo 13

9.6K 625 113
                                    

Clarke POV

Si haces algo bueno por alguien se crea un vínculo de honradez.
Se vuelve un hábito de hacer y devolver favores del que es complicado salir porque ¿cuándo has cumplido tu parte? ¿dónde está la línea que traza el final? ¿quién debe ser el primero en abandonar?

Tenía más que claro qué vínculo y qué favores nos hacíamos y devolvíamos Lexa y yo: orgasmos. Sin embargo, tenía la sensación de que ella no me devolvía algo, que nuestro vínculo se estaba desigualando y rompiendo por un punto que no lograba diferenciar, y debía hacer algo para solucionarlo.

Bueno. En realidad, sí lo sabía. Al negarlo, estaba optando por la salida fácil y cobarde, y era lo suficiente cobarde como para no aceptar que había escogido la salida fácil y cobarde.

Me gustaba Lexa, y, si admitirlo en mi cabeza sonaba inverosímil y masoquista, no me imaginaba cómo sonaría a oídos de otra persona, y mucho menos de la propia Lexa.

Ese es el punto que trato de reparar antes de romper con todo lo demás, porque incluso si no nos volvemos a ver cuando vuelva a Arkadia, no me gustaría acabar mal con ella. Eso me hace preguntar siquiera si empezamos bien.
Sé que ella es terca, sarcástica, arrogante, soberbia, insensible... Pero desde algún punto de su protegido corazón, ella sabe amar. Y me encuentro sintiendo envidia de quien menos lo esperaría: de una de mis mejores amigas, Costia.

No era sólo envidia, eran celos puros y crudos, de esos que te dejan con un peso incómodo en el pecho y, a la vez, una sensación de vacío en el interior. No podía dejar de reprimirme por sentir envidia de algo que nunca tendría, porque eso sonaba caprichoso e infantil y yo había madurado, o eso pensaba el día que decidí dejar de emocionarme como una fan de Justin Bieber sólo porque dos personajes ficticios que amaba, se besaran y acabasen juntos.
Eso no pasaba en la vida real.

Estaba en el barranco sentada sola, viendo las olas y el anochecer y esperando que llegase la hora de la dichosa cena.
Incluso sintiéndome confusa y desubicada, aquel lugar siempre me haría sonreír, y lo extrañaría demasiado. Sabía que, por desgracia, también lo extrañaría porque había acabado siendo mi lugar y el de Lexa; algo nuestro, sin Costia u otra persona que nos separase.
Sólo Lexa y yo.
Quería pensar que Lexa opinaba igual, pero seguro que ella estaría demasiado ocupada imaginándose a Costia y a ella sentadas juntas en nuestro lugar, siendo su lugar, y contemplando una romántica puesta de sol. Y yo volvía a sentirme celosa, y volvía a odiar a Lexa por hacer que envidiase a mi amiga.

Ella decía que le gustaba, y aunque en ocasiones me hacía sentir realmente apreciada, como si conmigo olvidase a Costia, sabía que sólo eran momentos, y que para mí significaban mucho más que para ella.

Lexa era una persona de mente abierta y corazón cerrado, y la odiaba por dejar entrar en el sólo a Costia hasta el punto de prohibirse amar a otra persona. Quería ser esa otra persona. Quería decirle que podía ayudarla a olvidarse de ella y ver más allá, que merecía ser feliz ella misma y no alguien que vive la felicidad a costa de otra persona, que se limita a esperar en vez de vivir.
Lexa era mucho más que eso, ella se eleva a si misma, y debería saberlo.

- Te vas a caer, leona - escuché su voz a mis espaldas, y me tensé al momento.

Ella se sentó a mi lado y me prohibí mirarla.
Estaba de buen humor, supongo que porque iba a cenar en casa de Costia con Costia, sin importar que Raven estuviera, que yo estuviera también. Quise empujarla al mar por sólo notar mi presencia cuando no había nadie más, mientras que a Costia la notaba sin importar que hubiera alguien más. Pero volvía a ser infantil. No podía enfadarme y culparla por amar a otra persona. Sin embargo, sabía que ella me culparía a mí por enamorarme de ella. Esto, lo que teníamos, se acabaría, y a cada segundo y cada latido apresurado de mi corazón sólo con sentir su presencia, sabía que era lo mejor. Pero me negaba. Quería creer que cuanto más tiempo pasase conmigo, menos pensaría en Costia, menos la amaría y más me notaría a mí, pero creerlo no lo hace realidad.

Sonríe (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora