Capítulo 18

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Lexa POV


Esperé una semana desde aquella llamada.

Ella probablemente estaría esperando que apareciese al día siguiente para poder echarme con un discurso preparado sobre lo manipuladora que fui con ella, así que prefería ahorrarme ese momento y llamar a Gus para disculparme por no aparecer a nuestras partidas diarias.

Debo admitir que me aburrí como una ostra. Compré videojuegos, descargué otros al móvil, quedé con Costia, me recorrí la ciudad en moto dos veces y las dos me perdí... Eso me tuvo bastante entretenida.

No dejaba de preguntarme si realmente Clarke estaría intrigada sobre mi desaparición temporal o sólo aliviada. O si estaría viéndose con Niylah mientras yo estaba pensando en ella.
Ese pensamiento dolía demasiado, pero estaba ahí y era demasiado probable y real como para poder simplemente ignorarlo. Se sentía como una vara de metal ardiendo y atravesando mi pecho lentamente. Mi cabeza dolía sólo de imaginarlas juntas y me daban arcadas. También me escocían los ojos, pero no iba a darle la satisfacción de llorar. Esa chica no era rival para mí, ¿verdad? Solía aferrarme al pensamiento de que a Clarke le gustaba yo, pero luego venía el de que con quien quedaba era con Niylah, y mi autoestima se arrastraba por los suelos como una babosa pisoteada.

El caso es que, al segundo día de no ver a Clarke y estar tan aburrida que conté los metros de mi casa paseándome por ella, llamé a Gus como una desesperada para pedirle que hiciera de espía. Él aceptó y dijo que pondría un ojo de halcón en la rubia buitre y mi leona. También estaba Raven, la guardaespaldas bulldog.

Llegué a la conclusión de que estaba teniendo un problema con los símiles de animales.

Cuando ya no pude resistir más, decidí intervenir personalmente para sacarme las paranoias de la cabeza.
Pasé la tarde con Gus, quien me puso al día de las visitas y salidas de Clarke: Raven casi cada día, Bellamy una vez y Niylah cada maldito día.

Jugamos a juegos de mesa que, por supuesto, perdí. Y Gus disfrutaba de lo lindo humillándome.

Al salir de su piso fui al de Clarke sin dudar. Aunque me cerrase la puerta en las narices necesitaba verla.

Clarke abrió la puerta con desgana. Ugh, eso no me gustó. No quería que mi presencia le provocara desgana o apatía. Prefería furia y rabia. Levantar pasiones, aunque fuesen malas. La indiferencia de Clarke era lo último que quería, y me pregunté si sería muy grosero arrancarle un pelo para que se cabrease.

- Voy a pensar seriamente lo de electrificar el felpudo - me advirtió apoyándose en el marco, paciente.

Sonreí.

- Si luego vienes a verme al hospital...

Ella no rió. Tampoco esperaba que lo hiciera, pero lo deseaba. Echaba de menos las sonrisas de Clarke, y echaba todavía más de menos ser yo quien la hiciera reír.

Me pregunté si Niylah la hacía reír, y no sabía si prefería que sí lo hiciera o que no, que Clarke fuera feliz incluso con ella o que Clarke fuese infeliz con todos. Yo era egoísta, pero estaba intentado no serlo por ella.

Mis pensamientos quedaron congelados cuando detrás de Clarke apareció Niylah. Iba vestida y peinada, por lo que supe que no habían hecho nada, pero su mirada molesta me indicó que había interrumpido algo. Jódete, buitre.

- ¿Ocurre algo, Clarke? - preguntó con voz melosa, apoyando su mano en el hombro de Clarke y sin dejar de mirarme. Estaba a punto de escupirle en la cara.

Clarke tenía sus ojos azules clavados en los míos, midiendo mi cambio ante la aparición de su ex. Nunca fui muy buena disimulando los celos, y menos si la otra persona me buscaba las cosquillas marcando sutilmente un territorio que no le pertenecía.

Sonríe (Clexa)Kde žijí příběhy. Začni objevovat