Capítulo 9

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Clarke POV

¿Conoces ese gran momento en el que te levantas de mañana, llena de energía? Yo tampoco.

Hay días en los que lo único que necesito es un abrazo y un millón de euros, pero año tras año asumí que debería conformarme con la comida. Quiero decir, los amigos se van, las cosas cambian, las series se acaban, pero la comida no te abandona. La comida siempre está ahí, sobretodo los kilos que te proporciona. Lo único perfecto es la comida, y me casaría con ella si pudiera.

- Clarke, es tu segundo helado - me reprendió Costia con gesto preocupado -. Te dolerá la garganta más tarde.

Hice un ruido que pretendía ser una negación.
Había pasado un día desde el maldito mensaje, y gracias a dios, Bellamy estaba tan desesperado como siempre. Accedió a venir hasta este lugar perdido durante el fin de semana, y me encontraba sentada en el sofá, esperándolo, cuando el timbre sonó.

- ¿Alguien ha pedido un orgasmo a domicilio? - bromeó Raven yendo a abrir, pero en la puerta estaba Lexa, vestida con un pantalón negro, zapatillas blancas y una camiseta holgada del mismo color. Me fijé en ella más de lo habitual, y me dije que se debía a mi desesperación por un poco de cariño humano. Bueno, me conformaba con el de Bellamy.

- Hola - saludó la chica de ojos verdes con una sonrisa casual e inocente muy falsa que me hizo sospechar -. Venía a ver qué tal estaba la leona tristona.

Raven la dejó pasar, sabiendo que venía a molestarme. Me guiñó un ojo antes de ir a la cocina.

Puse en blanco los ojos sin mirar a Lexa, incluso cuando saltó al sofá sentándose a mi lado.
- Mentira - dije pasando la lengua por el helado de vainilla -. Has venido a cotillear.

- Un poco - admitió mirando mi helado fijamente -. Tengo curiosidad. Quiero ver cómo es el chico que se recorre más de doscientos kilómetros para venir a darte un mal orgasmo con su pene pequeño.

La fulminé con la mirada, pero ella continuaba mirando mi helado.
- No pienso darte - me apresuré a decir -. Es mío. Y él viene hasta aquí porque es mi amigo y le importo.

- No lo dudo - contestó con sarcasmo -. Y tranquila, no me gustan los helados - se encogió de hombros -. Pero casi se veía apetecible cuando pasabas tu lengua por el. Ha sido muy porno.

Mi cara ardió.
- Eres una mapache pervertida.

Me sonrió.
- Tú eres la que va provocando.

- ¡Sólo estoy comiendo un helado! - me defendí.

- No - insistió -. Estabas pasando lenta y sensualmente tu lengua por ese asqueroso helado para provocarme. Sólo te faltaba la música de striptease.

Rodé los ojos.
- No es mi culpa que seas tan calenturienta.

- Tú me dejaste cachonda el otro día, y ahora intentas tentarme como una sirena que, en vez de cantar, come helado de vainilla - rió tratando de darle un mordisco a mi helado, que aparté con rapidez para protegerlo.

Miré por encima de mi hombro para comprobar que Raven no estaba apoyada en el marco escuchando nuestra conversación y tomando apuntes para su próxima entrevista del corazón. Pronto tendría un programa: Sálvame Reyes.

- Fuiste tú quien quiso parar - repliqué hacia Lexa.

Ella hizo una mueca casi imperceptible, pero la arruga de su ceño la delató.
- Sabes que no quería.

- Claro que no - dije con sarcasmo. No me apetecía tener aquella conversación en aquel momento, pero ella había empezado -. El fantasma de Costia te empujó.

Sonríe (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora