Capítulo 14

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Clarke POV

Supongo que finalizar algo es más fácil que intentar cumplir las expectativas más altas.

Estaba sentada en el columpio del patio, con las rodillas contra el pecho y mirando los mensajes y llamadas de Niylah. Habían pasado tres días desde que hablamos, y debo reconocer que me alegró escucharla, sin embargo, no tanto como pensé. No sentí esas cosquillas en el estómago, ni ese calor en el pecho, ni las constantes ganas de sonreír sólo con oírla. Eso me ocurría con Lexa. Y me molestaba que estuviera tan ligada a Niylah también aunque sólo porque me fuese inevitable pensar en cuánto sentí por mi antigua novia, y cuánto sentía ahora por una arrogante como Lexa.

La imagen de Lexa abrazando y consolando a Costia quemaba en mí como si fuera ácido para mis ojos y veneno para mi mente. Ni siquiera volví a mirarla a los ojos en toda la noche; sabía que podría hacerme perder el control de mis emociones si veía cierta alegría en ellos. No quería que Lexa abrazase a Costia, ni siquiera como amiga. No quería que Costia abrazase a Lexa. No quería que Lexa consiguiera el amor de Costia, y eso me hacía sentir egoísta, porque en un principio, mi intención era ayudarla a que mi amiga se enamorase de ella.

Pero estaba furiosa con Lexa, más allá de Costia. Lexa no estaba siendo completamente sincera conmigo, y el presentimiento de ser utilizada o formar parte de algo sin estar segura de querer ser parte, me amargaba la existencia. Quería que Lexa me contase todo. Quería que Lexa quisiera abrazarme a mí, y que no pensase más en Costia. Pero eso parecía imposible, y sabía que debíamos hablar de ello, al menos yo, para dejar clara mi postura. No podía seguir así, sintiéndome la punta marginada de un triángulo amoroso que ni siquiera era real porque, hasta donde yo sabía, Costia no sentía por Lexa más que cariño y atracción, de la misma manera que Raven por Finn o yo por Bellamy. Y aun así, no podía soportar que hubiera una posibilidad entre un millón de que Costia terminase enamorada también de Lexa.

- Clarke - escuché su voz justo frente a mí. Estaba tan ensimismada mirando mi móvil que ni siquiera sentí a Lexa llegar hasta mí. Ella iba vestida con pantalones negros, zapatillas viejas y una camiseta de tirantes. Quería abrazarla y besarla con ganas cuando me sonrió al hacer contacto visual. Parecía alegre y nerviosa de verme tan seria -. Te estaba buscando. Llevas días sin ir al acantilado.

Era cierto. Dejé de ir desde que deseé dejar de tener algo en común con Lexa. Si no podía tenerla para mí, no quería falsas esperanzas, y nuestros momentos en el acantilado, donde nadie más importaba o parecía existir, eran creadores de grandes esperanzas.

- Dentro de dos semanas me iré - dije desviando la mirada -. Supongo que era hora de dejar de ir. No debí encariñarme tanto con ese lugar.

Ella me entendió. Ella sabía que no me refería sólo al acantilado.

- No hay nada malo en eso, Clarke - murmuró Lexa con cautela. Ella tampoco hablaba del acantilado -. Yo creo que las cosas se deben aprovechar hasta el último momento.

- Es tu punto de vista - mi voz sonó ruda y tajante -. El mío es que no debes encariñarte con aquello de lo que deberás separarte. Es sufrir a lo tonto.

Lexa se removió inquieta en el sitio, todavía frente a mí. Esta vez fue ella la incapaz de mantener un duelo de miradas. Se sentó dubitativa a mi lado. Vi de reojo que estaba a punto de contestarme cuando observó fijamente mi móvil. Su mirada cambió, su expresión se congeló y su mandíbula se tensó.

- ¿Niylah? - preguntó seria, casi enfadada -. ¿La has llamado? ¿Qué pasa contigo, Clarke? ¡Te engañó! Y tú vas y la llamas. ¿Acaso no tienes dignidad?

Sentí todas mis células vibrar, mi piel erizarse y mi sangre hervir cuando la enfrenté por fin.

- ¿Precisamente tú me dices eso? - vociferé furiosa levantándome de su lado.

Sonríe (Clexa)Where stories live. Discover now