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He visto a mucha gente quejarse por lo que puse en la nota del final, y tenéis razón, actualizar sólo los lunes es terrible. Hay 1 semana entre capítulo y capítulo y sé lo mucho que fastidia tener que esperar tanto. Por eso ahora digo, que actualizaré TODOS los lunes y algunos jueves. Intentaré subir capítulo cada jueves, pero os quiero avisar antes por si acaso alguno de ellos no subo.
Entonces, resumiendo: subiré TODOS los lunes y ALGUNOS (intentaré que sean todos) jueves.
¡Gracias! Ahora disfrutad del capítulo.
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Salgo del aula a empujones cuando suena el timbre anunciando que ya ha llegado el final de las clases. No dejo de contar los días para graduarme, pasar el verano e irme a la universidad.

He estado hablando de ello con mis padres. Quiero estudiar periodismo para ser corresponsal en el extranjero. Adoro viajar y me encantan los idiomas. Miramos algunas universidades y la que más nos interesa es Berkeley pero eso significaría mudarme a California y no me agrada mucho la idea.

Está bien, muchas veces me peleo con mamá -papá nunca quiere meterse en nuestras discusiones- y en esos momentos de rabia y furia, deseo irme de casa y perderle de vista, pero en el momento de pensar en mudarme, me echo hacia atrás. ¿Quién me hará la comida, me doblará la ropa o me cuidará cuando un chico desconocido me rompa el corazón porque no voy a volver a verle? Y con chico desconocido, me refiero a los típicos guapos que te encuentras por la calle. Esos que sabes que no volverás a ver pero que es un flechazo a primera vista y de los que no puedes evitar pensar en las siguientes dos horas. Porque sí, en dos horas se me ha pasado el enamoramiento y puedo seguir con mi vida normal. Todo esto es culpa de las hormonas.

Al final la lluvia de ayer no fue una tormenta de verano. Solo duró unas horas y después salió el sol. Por ello, Leslie me arrastró hasta el centro comercial para que le ayudase a elegir el vestido de la graduación.
Por una vez en la vida, no me puedo creer que yo, Sophia Brown, esté preparada -en cuanto a ropa- antes que ella.
Mi vestido es sencillo y precioso. Es de color gris oscuro y largo hasta los tobillos. Tiene una apertura al lado de una pierna y se frunce a mi cintura mientras que se recoge en mi cuello, dejando la espalda al descubierto. Un punto a favor es que no puedo llevar sujetador y por ello puedo dejar a mis amigas libres por una noche.
El de Leslie es mucho más llamativo. Es morado oscuro, corto por encima de la rodilla y con mucho volumen en la zona de la falda. En la parte de arriba es ajustado y con detalles negros. También se sujeta al cuello, como el mío.
No le costó mucho decidirse. Leslie es guapísima y todo le queda bien. Tiene los ojos azules y el pelo rubio, toda una muñeca. Me gusta presumir cuando los chicos la miran por la calle. Es como "Eh, tú, mira. ¿Te gusta? Pues es mi mejor amiga y no la tuya".
Hablando de la reina de Roma, me la encuentro en el aparcamiento esperándome, como cada día. Desde que puede conducir, me lleva a casa todos los días.
-¡Hey! -chilla acercándose a mí. La miro con recelo recordándole que ayer me dejó plantada, aunque al acordarme de la sudadera que llevo en la mochila que cuelga de mi hombro, no me molesta ni lo más mínimo.
-Hoy no hace falta que me lleves a casa, voy a ir andando -noto la confusión pasar por sus ojos y después una chispa de picardía.
-Sophia Brown, ¿ya has conocido a un chico?
-¿Qué? -río alzando las cejas incrédula-. Tan sólo tengo que hacer una cosa y me pilla de camino.
-Mmh, mmh... -se lleva la mano a la barbilla e imita el gesto que hacen los hombres al acariciarse la barba. Entrecierra sus ojos hacia mí y yo me encojo de hombros-. Vale. Sé que me lo contarías, y sino lo descubriría. ¿Qué digo? Tú no puedes ocultar esas cosas.
Le dedico una sonrisa de niña pequeña y vuelvo a encogerme de hombros de manera angelical.
-Tengo que irme -le lanzo un beso mientras camino hacia atrás-. Sigue en pie el plan de mañana, ¿no?
Ella asiente sonriendo y yo le asiento de vuelta. Me giro y sigo andando hacia la cafetería.
Agradezco que haga más calor que ayer. Hoy, las sudaderas y las camisetas de manga larga molestan.
El clima de Los Ángeles es muy bipolar.
Me llevo el dedo pulgar a los labios cuando llego a la puerta y abro buscando al chico de ojos verdes con la mirada. Frunzo el ceño. Puedo ver a algunos de sus compañeros que atienden a la clientela, pero, ¿dónde está él?
-¿Me buscas? -reconozco su voz detrás de mí y doy un pequeño salto en mi sitio. Ríe al ver mi cara cuando me giro y llevo una mano a mi pecho.
-Me asustaste -suelto un quejido y me aparto el pelo de la cara. Tiro de la correa de mi mochila colocándomela bien.
-Al menos hoy no te he tirado un café por encima.
Chasqueo la lengua.
-Cierto -asiento y busco la placa con su nombre en su camiseta, pero no la lleva. Recorro su cuerpo con mi mirada. Tampoco lleva el delantal-. ¿Ya ha acabado tu turno?
-Sí -sonríe mirándome. Supongo que ha captado mis intenciones-. Mi nombre es Dean. Y tú... Tienes cara de... -entrecierra sus ojos pensando-. Me rindo.
-Sophia -río-. Pero puedes llamarme Soph, lo prefiero.
-No sabía que querías ir tan rápido -alza las cejas y las baja una y otra vez. Da un poco de miedo pero se ve tierno.
-No seas idiota -ruedo los ojos sonriendo y le doy en el brazo-. Traje tu sudadera.
Abro la cremallera de mi mochila y maldigo al no encontrarla. Susurro un "oh, no..." y llevo mi mano a mi frente.
-¿Qué pasa? ¿No la tienes? -mira sobre mi hombro y niego.
-Me la dejé en la taquilla del gimnasio. Hoy tenía gimnasia -gruño. Odio esa asignatura. No quiero que me hagan hacer ejercicios ridículos delante de toda una clase. ¡Para eso lo hago yo sola y cuando me apetece!
-¿Esta no será una excusa para tener que verme otra vez, no? -alza una ceja juguetón y yo ruedo los ojos de nuevo.
-Ya te gustaría.
Ríe y niega. Cierro la cremallera y le sigo cuando sale del local. La luz del sol me ciega cuando me da directamente en la cara y frunzo el ceño.
-No importa, puedes quedártela. Te debo una, y me gustaba cómo te quedaba. Tengo miles como esa.
Sonrío emocionada y abro la boca sorprendida. La verdad es que me gusta mucho, a pesar de ser de chico. Si Leslie me viese llevándola, probablemente me mandaría a un manicomio. Es una sudadera básica, de color gris oscuro. Me gusta porque es un color que yo suelo llevar. Casi siempre me pongo algo blanco, gris, negro o granate, pero no me considero aburrida a la hora de vestir.
-¿De verdad? -él asiente y sonrío más-. Pues... Gracias. No me lo esperaba.
Sonríe y saca unas llaves de su bolsillo. Miro hacia el coche que está aparcado junto a la acera cuando se iluminan las luces y suelta un ruido en señal de que está abierto.
Abro los ojos con sorpresa. Vaya cochazo.
-¿Ese es tu coche? ¡Es impresionante! -a pesar de que no me van mucho estas cosas, sé reconocer dónde hay calidad y dónde no la hay.
-Exacto, un Audi s8 plus -acaricia el morro del coche con cara de satisfacción y orgullo y yo controlo poner los ojos en blanco-. Es mi bebé.
-Es genial -asiento y miro la hora en mi móvil-. Debería irme ya a casa, mamá se estará preguntando qué es lo que estoy haciendo para tardar tanto.
-¿Quieres que te lleve? -le da unos pequeños golpes a la chapa y abre la puerta del pasajero.
-Si no te importa... -él niega, por lo que procedo a subirme al asiento. Un olor fuerte a frutos del bosque invade el coche y hago una mueca. Es demasiado dulzón.
Dean me mira y estira del pequeño ambientador que cuelga del espejo para guardarlo en la guantera.
-Lo siento, todo el mundo pone la misma cara que tú cuando se sube. Yo ya me he acostumbrado -ríe levemente y arranca.
El motor suelta un gruñido al instante y yo lo miro asombrada. Me sorprendo cuando saca el coche del aparcamiento en un segundo, con toda la facilidad del mundo y los locales, las personas y los semáforos empiezan a verse borrosos por la ventanilla. Me agarro al cinturón de seguridad con una mano y a mi mochila con la otra.
-¿Seguro que tienes el carné de conducir?
Él dirige la mirada hacia mí durante un instante y vuelve a posarla en la carretera, ignorando mi pregunta con una pequeña risa.
-¿Cuál es tu dirección?
-Vivo en Hermosa Beach -me llevo el pulgar a los labios de nuevo y lo muerdo con cuidado. Es una manía que tengo desde que era pequeña y no puedo evitar hacerlo una y otra vez.
Hermosa Beach es el distrito más bullicioso de South Bay, pero también el más playero. Siempre hay gente surfeando, yendo de compras o en la calle, simplemente paseando. La arena en el pelo y el sol en la piel sienta de maravilla.
Me gusta vivir aquí. El paseo de la Fama está a 42 minutos y el Pier de Santa Monica a 30, igual que el paseo de Venice. Más o menos, todo me pilla bien.
-¿De verdad? Yo también vivo allí -ríe-. ¿Cómo puede ser que no nos hayamos encontrado antes? Bueno... Hay demasiada gente.
Asiento riendo y le indico la zona de mi casa cuando llegamos. Aparca delante de la puerta y puedo ver cómo mamá se asoma por las cortinas del ventanal. Cotilla.
La ignoro y me giro para quedar frente a frente con Dean.
-Gracias por traerme -le ofrezco una sonrisa amable y me desabrocho el cinturón. Me coloco la mochila en el hombro y justo cuando estoy abriendo la puerta para bajarme del coche, golpea mi hombro con sus dedos.
-¿No vas a darme tu número de teléfono? -disimulo una sonrisa y me muerdo con suavidad el labio inferior. Me giro hacia él de nuevo y extiendo la mano. Me mira confundido.
-Dame tu móvil, voy a apuntártelo -río y lo cojo cuando murmulla un pequeño "ah" y lo deja sobre mi mano ya desbloqueado. Apunto rápido mi número y me guardo como "Soph, la chica guapa del café". Sonrío satisfecha y se lo devuelvo.
-Tranquilo, es el verdadero -él asiente sin despegar la mirada de la pantalla y me sobresalto cuando mi teléfono empieza a sonar. Lo saco de mi bolsillo y frunzo el ceño al ver un número desconocido.
Cojo la llamada y me lo llevo al oído.
Murmullo un "¿sí? ¿Quién es?"
-Hola, soy Dean, ¿te apetece tomar algo juntos mañana? -sonrío al escucharlo a través de la línea y al lado mío, dentro del coche.

N/A:
Y aquí estoy de nuevo con el segundo capítulo. ¿Qué os está pareciendo de momento?
Muchísimas gracias por las más de 2000 lecturas y por los votos, los comentarios... No esperaba que esta novela fuese a tener tanto apoyo desde el principio. Sois geniales.

MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora