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Me tiro de los pelos con frustración mirando los conjuntos de ropa tirados sobre el edredón de mi cama. Doy golpes al suelo con mi pie mientras vuelvo a analizarlos con la mirada.

Pantalones vaqueros con una camisa básica, muy poco arreglado. Tampoco quiero que Ethan piense que me importa una mierda salir hoy con él, porque no es así. Tengo muchísimas ganas.

Vestido de color crema corto y ajustado al cuerpo. Demasiado para una primera cita, no quiero que se asuste.

Dejo escapar un suspiro entre mis labios y me acabo decidiendo por la falda de color rosa palo junto a un top blanco. Cojo unas sandalias del mismo color y dejo caer la toalla al suelo.

Me enfundo en las prendas y me siento en la cama para ponerme los zapatos.
Me miro al espejo una y otra vez atentamente, rezando para que no se me vea el culo si se me levanta la falda o para que no se me salga una teta sin darme cuenta. A Ethan le haría un favor pero creo que no es muy buena idea, al menos por ahora.

Cuando me convenzo de que todo irá bien entro en mi pequeño baño y me hago un maquillaje sencillo y natural. Decido cambiar mis pintalabios de color rojo, granate o marrón por uno rosa claro.

Termino de arreglarme y coloco algunos mechones de pelo en su sitio con la ayuda de mis dedos. Me aseguro de tener buen aliento con un chicle de menta por si acaso. Tan solo en pensar que esta noche podría besarme mi cuerpo tiembla y se me acelera el corazón. Creo que si llega el momento me desmayaré. ¿Quiero que llegue? Sin duda.

Bajo corriendo las escaleras al escuchar el timbre para que mamá no pueda abrir la puerta. Ni de broma dejaré que se conozcan, al menos no todavía. Ethan me dejaría plantada y no queremos que pase eso.

Ella siempre busca algo para dejarme en ridículo.

Cierro detrás de mí sin fijarme en él, que está detrás mío. Me sonríe al darme la vuelta y le devuelvo la sonrisa fijándome en que esta vez su pelo se encuentra mucho más hacia arriba de lo normal. Normalmente siempre le caen los mechones por delante de la frente y ahora mismo se lo ha arreglado en un desastroso pero tierno tupé. Adorable.

Es la primera vez que veo a Ethan con camisa. La lleva abrochada hasta el último botón y resalta el color de sus ojos.

Respiro hondo un par de veces intentando no ponerme nerviosa y no sé cómo consigo hablar.

-¿Vas a decirme ya a dónde me llevas? -tiro de mi falda hacia abajo sintiéndome algo expuesta en ese momento. Él parece tranquilo y eso me pone aún más nerviosa.

-Ya te dije que era una sorpresa -ríe y recorre mi brazo con su mano hasta llegar a la mía. Entrelaza nuestros dedos y suelto la respiración sonriendo. Me da un suave apretón y me abre la puerta del coche cuando lo alcanzamos.

Me siento dentro y durante el camino, que dura unos cuantos minutos, hablamos de cosas sin importancia hasta llegar a Griffith Park.

Lo reconozco enseguida por el enorme observatorio que se encuentra en él, la grande expansión de hierba llamativamente verde, la colina, el barrio de Los Feliz y el cartel de Hollywood a lo lejos.

Ethan aparca el coche en la entrada y me abre la puerta caballerosamente. Le cojo la mano cuando me la tiende como ayuda y sonrío. Me recorre el cuerpo entero con la mirada y eso hace que mi piel se estremezca.

-Tú siempre estás guapa pero hoy... estás preciosa -sonrío ante su comentario y el color sube a mis mejillas.

Mi conciencia me repite una y otra vez que le devuelva el piropo. Venga, Sophia, no es tan difícil.

MíaWhere stories live. Discover now