176K 8.5K 595
                                    

Ayer por la tarde Ethan y yo seguimos corriendo juntos después del pequeño descanso. Estuvimos hablando entre jadeos y me aclaró que lo de "todavía" era una broma.
Sinceramente, es muy guapo. Tiene la mandíbula súper marcada y su pelo es de color negro, ni corto ni largo. Los ojos verdes y de estatura normal. En la playa no le vi ni rastro de barba, pero sin embargo, ayer parecía que había dejado de afeitársela durante unos días.
Intercambiamos nuestros teléfonos y me dijo que ya me llamaría.
Esta tarde no tengo nada que hacer.
Sigo mirando la pantalla de mi ordenador sentada sobre la cama. Flexiono mi rodilla y sigo pintando las uñas de mis pies de un color rosa palo.
Hacía mucho que no veía una película y me apeteció ver Origen, de Leonardo DiCaprio.
Entre que la película es un lío y que no estoy muy atenta, no me entero mucho de la trama.
Sé que es de ciencia ficción y que el protagonista, Leonardo, es un ladrón prófugo de la justicia estadounidense que se dedica a robar ideas, claves de bancos y demás mientras las víctimas duermen. Lo hace con una máquina llamada "la máquina de los sueños" o algo así. Ésta máquina seda a la gente y les permite compartir los sueños, construidos por el soñador y que luego es ocupado por proyecciones mentales del sujeto al que se le extrae la información.
En el mundo de los sueños, el dolor es experimentado como real, pero el resultado de la muerte es el despertar.
De vez en cuando, picoteo de las patatas fritas de jamón. Mis favoritas, seguidas de las de queso.
Limpio las migas que se me quedan en los dedos frotándolos con mis pantalones de pijama y los chupo cuando escucho mi móvil vibrar junto a mi lado. Abro mucho los ojos, sorprendida al ver el nombre.
Es Dean. Después de mil años, parece que se ha decidido por dejar de ignorarme. ¡Milagro de Dios!
Dudo ente colgar o cogérselo, pero finalmente, descuelgo la llamada. Me quedo en silencio, esperando a que hable.
-¿Soph? -suelto un pequeño, muy pequeño suspiro y muerdo mi labio.
-Te restrinjo el honor de poder llamarme Soph. Ahora soy Sophia para ti -acomodo mis grandes cojines en la cabecera de mi cama y me recuesto cruzando mis piernas.
Muevo el pie e intento poner en pausa la película con mi dedo gordo. Saco la lengua concentrada y sonrío satisfecha cuando lo consigo.
-Oye, lo siento mucho... Vi tus mensajes. Estuve ocupado... -ruedo los ojos quitando las bolas de pelusa que se forman en mi camiseta del pijama.
-¿Estuviste tan ocupado como para dejar de hablarme durante tanto tiempo, no dar señales de vida, y encima, no darme una explicación de por qué saliste corriendo de mi casa?
-Pasó algo con mi familia. No quiero hablar de eso -me contesta seco y yo frunzo el ceño. Parece que le molesta hablar de ello.
¿Qué puede haber pasado para haber desaparecido de la faz de la Tierra durante días?
-Está bien, pero te va a costar mucho que te perdone -intento suavizar un poco la conversación y escucho una pequeña risa al otro lado de la línea. Ya le he perdonado, a ser sinceros.
Odio enfadarme con la gente, siempre me acabo sintiendo culpable o mal. Eso no significa que me pelee con la gente cuando no tiene razón o se mete conmigo. Son situaciones distintas. Pero de todas maneras, si puedo, siempre evito las malas situaciones.
-¿Qué tal si te invito a cenar? ¿Eso ayudaría un poco? -sonrío y asiento aunque sé que él no puede verme.
-Si no me tiras la cena por encima... -suelta una carcajada y yo sonrío más. No me había dado cuenta de que empezaba a echarle un poco de menos.
-Te prometo que no lo haré. ¿Paso a buscarte en una hora?
-Sí, una hora. No llegues tarde por intentar ponerte guapo para mí. Ni en mil años lo conseguirías -vuelve a reír y me levanto de la cama. Voy hasta mi armario y abro las puertas blancas empezando a mover las perchas de lado a lado, buscando algo que ponerme.
-Yo siempre estoy guapo, deberías preocuparte por ti -niego poniendo los ojos en blanco.
-Ese ego, Dean -estiro de unos tejanos de color claro y los tiro sobre la cama-. Bueno, que se me pasa el tiempo. Adiós.
Cuelgo antes de que conteste y saco una camiseta corta del cajón. Es de color blanco, algo sencillo. Levanto el colchón de mi cama y saco mis zapatillas adidas blancas también, con rallas negras. Están viejas y desgastadas pero las adoro y a pesar de que mamá me dice que me compre unas nuevas, no lo acepto debido al cariño que les tengo.
Me quito el pijama y me enfundo la ropa. Los pantalones llevan unas pequeñas rajas en la zona de las rodillas y me los remango de los tobillos.
Me recojo el pelo y me hago un maquillaje básico. Siempre suelo llevar poca cosa. Máscara de pestañas, corrector y a veces, eyeliner o pintalabios. Pero pocas veces. Hoy es uno de esos días.
Me siento en la cama de nuevo y sigo viendo la película hasta que pasa una hora.
Me guardo el teléfono en el bolsillo trastero del pantalón y bajo hasta la puerta de casa cuando llaman al timbre.
Miro la hora en mi reloj y abro encontrándome con Dean.
-Puntual, así me gusta -sonrío y paso por su lado. Camino hacia su coche dejándole a él detrás.
-Estuve esperando como ocho minutos en la puerta hasta el último momento -ríe y me alcanza sonriendo. Rodea el coche y se sube en el asiento del conductor.
Lleva unos vaqueros oscuros junto a un polo negro y amarillo de la marca Fred Perry. Se ha peinado como siempre y lleva los zapatos que se puso todos los días que le vi.
Entro al coche junto a él y me abrocho el cinturón. Después de que me trajese a casa, sé que tengo que ir segura al cien por cien.
-Bueno, ¿a dónde iremos? -le miro curiosa y él se encoge de hombros. Ruedo los ojos y cotilleo los álbumes de música de su guantera. Hay algunos de bandas que no conozco y sonrío al encontrarme con Blurryface de Twenty One Pilots. Últimamente me encanta escuchar sus canciones.
-¿Te gustan? -le enseño el CD entre mis manos y él lo mira durante un segundo. Asiente y sigue conduciendo.
-Me gustan mucho -sonrío más y lo guardo con cuidado de no manchar la parte trasera con mis dedos. No quiero dejar las huellas.
Tarareamos juntos la canción que está sonando al momento y bajamos cuando aparca frente a un In n Out.
-No tienes pinta de ser una chica que se pide ensaladas cuando queda con un chico para comer algo, así que te traje aquí -sonríe mirando el local y después a mí, esperando mi reacción.
-Oye, yo también puedo ser una chica saludable -le fulmino con la mirada y doy una palmada emocionada-. ¡Pero In n Out me encanta!
Entro con prisa al local y me pongo la última en la cola. Miro ansiosa el menú que hay sobre la cabeza de las cajeras y juego con mis manos.
Le sonrío a la chica cuando nos atiende y acabamos pidiendo dos hamburguesas para cada uno.
Puedo resistirme a unos bollos, pero a la comida basura jamás.
Mañana tendré que correr el doble de kilómetros.
Junto a ellas, pedimos dos vasos grandes de coca-cola y dos cajas grandes también de patatas fritas. Dejo que Dean lleve la bandeja hasta la mesa en la que nos sentamos.
Estamos el uno en frente del otro y agarro mi hamburguesa como si me fuese la vida en ello. Doy un gran bocado y lamo mis labios mientras mastico. Suelto un pequeño gemido de placer junto a un "mmmh" y me recuesto en el sofá blanco y rojo.
-Está deliciosa... -veo cómo Dean me mira sonriendo bajo sus pestañas. No es una sonrisa de las de siempre. Sonríe de una manera diferente pero que no sé distinguir. Da un bocado a la suya también y se mete un puñado de patatas a la vez. Pongo cara de asco y él mastica con la boca llena.
Doy un trago a mi refresco y sonrío cuando tengo una idea. Levanto una mano y la pongo frente a su cara.
-Quien se acabe antes toda la comida, invita a la próxima vez -alzo las cejas una y otra vez divertida y él ríe cuando termina de tragar.
-¿Esta es otra excusa para verme? -sonríe juguetón y con picardía y le tiro una patata frita. Le da en la frente y río.
-¿Aceptas o no? -él asiente y yo empiezo a hacer la cuenta atrás con mis dedos. Cuando bajo los tres, empiezo a darle bocados a mi hamburguesa mientras le miro. Él hace lo mismo y se lleva la pajita a los labios.
Da un trago y yo río al ver sus mejillas completamente hinchadas. Él ríe también y se le escapa el refresco de la boca, cayendo por su barbilla.
Pego un pequeño chillido disgustada -aún con la boca llena- y me encojo sobre la mesa cuando la gente nos asesina con la mirada.
Intento masticar rápidamente y trago cuando Dean está dando los últimos mordiscos. Le imito y suelto mi hamburguesa frustrada cuando veo que voy a perder. Me cruzo de brazos limpiándome la boca con una servilleta y él sonríe orgulloso cuando termina.
-No es justo, tienes una boca enorme -hago un puchero indignada y él me sonríe con picardía de nuevo.
-No es lo único que tengo enorme.
Bufo hinchando las mejillas y vuelvo a tirarle una de mis patatas a la cara.
-Ni siquiera sé por qué soy tu amiga.

N/A:
Este capítulo es bastante corto pero en dos días tendréis uno nuevo así que disfrutadlo :)
Últimamente estoy bastante desanimada y me cuesta mucho más escribir pero intentaré asegurarme de que subo capítulo las dos veces a la semana.
Muchas gracias por las 12k lecturas, besos ❤️

MíaWhere stories live. Discover now