12»

116K 5.7K 1.8K
                                    

Termino de atar los cordones de mis zapatillas Vans y me levanto de la cama sonriente. Salgo de la habitación y aviso a mamá de que voy a salir a desayunar y de que después saldré con unas amigas. No me molesto en decirle que se trata de Amy, de Emma y de alguna otra chica de la fiesta ya que no las conoce, además, no quiero darle explicaciones de por qué salgo con ellas en vez de con Leslie, Zoe y las demás.

Le quito un billete de diez dólares de la cartera y en cuanto el sol de la calle me pega en la cara, llevo una mano a mi frente evitando los rayos de sol. Me arrepiento de no haber cogido mi par de gafas de sol Rayban, pero no tanto como para dar la vuelta y entrar para cogerlas. La pereza me gana.

No esperaba que hiciese tanto calor, según el pronóstico, hoy iba a ser un día más bien cálido. Aunque después de tantos años, he aprendido que no debo de fiarme ni del tiempo, ni del horóscopo, ni de las típicas abuelas arrugadas que salen en la televisión leyendo el futuro. Aun así, debo añadir que leo mi horóscopo de vez en cuando. Tan solo por curiosidad, no es que me lo crea ni nada de eso, pero siempre que aparece algo bueno, me ilusiono pensando que puede ser verdad. A lo que me llevo una desilusión enorme cuando me doy cuenta de que sigue siendo un mes de mierda como todos los demás.

Desabrocho mi chaqueta y empiezo a caminar en dirección a la cafetería donde trabaja Dean. Me apetece un buen café con un buen bollo y también me apetece verle a él. Después de la noche viendo una película en mi casa, no he vuelto a hablar con él. Ni con Ethan. Ni con nadie, más bien. Tocaban días en familia con el quejica de mi hermano, la chillona de mi madre y el ocupado de mi padre.

Desde que era pequeña, mi padre ha sido para mí como si tuviese el teléfono pegado a la mano. Es un hombre de negocios y no puede soltarlo ni un segundo. Siempre piensa en el trabajo y muchas veces llega tarde debido a reuniones o problemas que se le presentan. Cuando me quejo de que no pasa tiempo en casa, él responde que lo hace por nosotros, porque podamos llevar la vida que llevamos.

Me fijo en los coches que circulan por la carretera mientras escucho la canción Starboy, de The Weeknd, a través de mis auriculares.

Siento que estoy dentro de un videoclip y no puedo evitar cantarla en mi mente.

Empujo la puerta de la cafetería y sonrío cuando me invade ese olor tan peculiar. Espero darle una buena sorpresa cuando me vea. Hoy estoy feliz, me he levantado con el pie derecho.

Dean se encuentra al otro lado de la barra, preparando un montón de pedidos. Hoy la cola es larga y él parece abarrotado. Tiene el ceño fruncido y miro al señor que le llama la atención por darle el equivocado. Sus músculos bajo la camiseta de manga corta se contraen cuando se mueve de un lado a otro. Sin poder evitarlo, me deleito con las vistas algo embobada.

Agito la cabeza de un lado a otro cuando veo que una niña que está delante mío, me mira extrañada. Aclaro mi garganta y enredo los auriculares alrededor del móvil, guardándolo en mi bolsillo.

Él resopla una y otra vez. Parece que alguien no tiene un buen día. Espero a mi turno y pido un café moca con nata cuando me atiende la chica de la otra vez. Suspiro desilusionada, notando cómo la esperanza de que me atendiese él se esfuma.

Nuestras miradas se cruzan y un destello de lo que es confusión pasa por sus ojos. Se gira y sigue trabajando.

¿Ni siquiera va a saludarme?

Me aparto hacia un lado dejando a la demás gente ordenar sus cafés e intento llamar la atención de Dean. Bufo porque no me hace caso y al fin se gira para darle su vaso de cartón a otra chica.

-Sophia, estoy trabajando -se seca las manos en el delantal y yo abro los ojos algo sorprendida por su tono seco y borde. Frunzo el ceño y dejo mi café sobre la barra de madera.

-¿Qué te pasa? Si tienes un mal día no tienes por qué pagarlo conmigo -me cruzo de brazos mirándole desafiante y él sigue trabajando sin parar.

Yo sigo ahí plantada, esperando una respuesta.

-¿Por qué coño me mentiste? ¿No pensabas decirme que tuviste una cita con Ethan? ¿No ibas a contarme que os besasteis? -me fulmina con la mirada acercándose a mí y yo doy un pequeño paso hacia atrás. Nunca le había visto así de molesto. No puedo creerme que se ponga así por esta tontería.

-¿Por qué te molesta tanto? Ni que fuese tan importante para ti... -ruedo los ojos y él me mira sin mediar palabra-. Está bien, si no quieres hablar me voy.

No doy ni un solo paso, esperando que se arrepienta y me pida perdón. Pero no ocurre, vuelve al trabajo y yo gruño, molesta. No entiendo por qué se ha enfadado tanto por una tontería de beso. Y digo tontería porque a él no le incumbe, no tiene nada que ver. Está bien, yo soy su amiga y Ethan es su mejor amigo, ¿y qué? Parece que esté enamorado de él respecto a la reacción que ha tenido. A la próxima dejo que sea él quien le bese, a lo mejor así deja de comportarse como un crío.

Alzo la barbilla orgullosa y doy un trago de la bebida que calienta mi mano. Hago una mueca molesta porque me arde la garganta y clavo mis ojos en él.

Me enfurece su mandíbula marcada, su barba incipiente, sus ojos verdes, su pelo suave, sus manos grandes, sus músculos marcados y me enfurece él entero, porque no tiene derecho a tratarme así por un maldito beso. Los amigos se alegran por el otro, ¿no?

Aunque a ser sinceros, yo no me alegraría si Dean ahora viniese a contarme que ha tenido una cita con Leslie y que se han besado. No quiero ni pensarlo. Mi estómago se revuelve de celos y doy unos cuantos tragos al café para seguidamente tirarlo a la basura.

Miro mi reloj de mano y suspiro debido a que todavía queda un rato para que las chicas y yo nos encontremos en casa de Amy. Tenía pensado coger un autobús desde la parada más cercana pero vistas las circunstancias, prefiero andar.

Cuando llego a la casa, Amy me abre la puerta, dejándome pasar. Están todas sentadas en el jardín alrededor de la piscina. Escuchan música y ríen sin parar. De repente, los celos y la envidia me invaden. Me gustaría poder reírme de esa manera con mis amigas, sin indirectas venenosas o sonrisas falsas. Me gustaría simplemente estar tirada en el césped escuchando música, sin necesidad de juzgar o cotillear. Supongo que simplemente nunca han sido mis amigas de verdad.

Todas me sonríen anchamente y me hacen espacio para que me siente entre ellas. Puedo reconocer a Amy, a Emma y a otras dos que me presentan como Lauren y Lexie.

Siguen hablando de tonterías y yo poco a poco me integro en la conversación.

-¿Así que Dave dará una fiesta el sábado? -pregunta Lauren con su voz dulce, a lo que Emma asiente efusivamente.

-Tenemos que ir todas, las fiestas de Dave siempre son increíbles. Irán todos los chicos.

-Incluido Ethan -Amy me da un suave codazo con una sonrisa pícara y yo pongo los ojos en blanco, sonriente-. Y Dean.

-Por Dios, no me menciones a Dean -bufo recostándome sobre mis codos. Todas me miran expectante por que les dé explicaciones, así que les cuento lo ocurrido.

-Le gustas, obviamente le gustas. Y no intentes negarlo, le conozco desde siempre prácticamente -Lexie apoya el comentario de Emma, añadiendo que está loco por mí.

-Siempre habla de ti, Sophia -me encojo de hombros algo sonrojada.

-Solo somos amigos, en serio.

-¿Estás segura? -asiento y Lauren señala la pantalla de mi teléfono, que se ha iluminado debido a un mensaje de Dean.

Lo siento mucho. ¿Podemos vernos?

N/A:

Al fin he acabado todos los exámenes finales del instituto y prácticamente es Navidad para mí. Siento mucho la tardanza y siento la poca calidad de este capítulo, pero como ya dije: no soy escritora, lo hago por gusto.

No me gusta la presión ni los horarios ni tener que haber escrito dos capítulos semanales cuando la inspiración desaparece, por lo que, seguiré actualizando la novela, pero sin horarios. A quien le parezca bien, ¡que se quede! y a quien no, adiós muy buenas.

MíaWhere stories live. Discover now