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Dean me invitó a cenar a uno de mis restaurantes favoritos, pero en vez de pasarme a buscar, prefirió que nos viésemos allí directamente.

Me he arreglado para él, aun sin tener ganas. Después de tantos días me apetece verle, pero debido a Hannah y a los mensajitos no estoy muy emocionada. No hay que malinterpretarlo, le quiero muchísimo, pero me parece que ha actuado mal estos días respecto a nuestra relación y la ha cagado bastante.

He tenido que coger el autobús al centro de la ciudad porque no encontraba las llaves de mi propio coche. He llegado a la hora exacta, me he sentado en la mesa que ha reservado y él sigue sin llegar. Pido una botella de agua para matar el rato y juego con la copa esperando como una idiota.

Hasta que decide aparecer. Se detiene a mi lado sonriente y me da un beso casto antes de sentarse frente a mí. Está guapísimo con el pelo despeinado y la camisa blanca que contrasta con su piel morena.

-Lo siento, me entretuve -me trago mis pensamientos internos dominados por los celos.

-No importa, te he echado mucho de menos -sonrío levemente y él hace lo mismo. Deja su teléfono móvil sobre la mesa y me agarra de la mano.

-Lo sé cielo, y yo a ti. He estado muy ocupado, mis padres han querido que vaya a cada uno de sus eventos.

-¿Te ha acompañado Hannah? -frunzo el ceño. Claro, su madre la adora y a mí me odia. Pero yo soy su novia.

-Sí, bueno. No quería hacerle el feo de dejarla sola cuando ha venido a visitarme.

Ruedo los ojos pero él no se da ni cuenta.

-¿Vas a pedir? Yo ya lo he hecho.

-Ah, sí, claro -coge la carta y le da un repaso rápido antes de agarrar su teléfono cuando vibra. Le miro atenta, sin dejar de jugar con la servilleta, los cubiertos y todo lo que se me ponga por en medio.

Sonríe al leer lo que sea que aparece en la pantalla y suelta el móvil sobre la mesa.

-Lo siento. Ahora sí -sonríe levemente y me acaricia la mano. Cuando llega el camarero, pide su plato y me mira. Su móvil vuelve a sonar.

Me aclaro la garganta porque prefiere hacerle más caso a la persona de a través de la pantalla que a mí y me cruzo de brazos mirando las vistas a mi alrededor.

Intento sacar tema, pero creo que ni siquiera me escucha cuando hablo.

-Dean -le miro seria y él alza la vista de su teléfono por millonésima vez-. ¿Quién te habla tanto?

-Hannah -se encoge de hombros. Genial, justo lo que quería escuchar.

-¿Hannah? -frunzo el ceño y él asiente, como si no pasase nada-. ¿Lo dices en serio?

-¿Qué pasa? -él también frunce el ceño, confundido.

-Estamos juntos después de no vernos durante lo que me ha parecido un siglo y, ¿lo único que haces es chatear con ella? No me lo puedo creer -bufo.

-¿Qué hay de malo? -alzo las cejas incrédula. Este no es mi Dean. Ha cambiado por completo en este tiempo. Esas dos arpías le han comido la cabeza.

-¿Sabes qué? Si tan bien lo pasas con ella y tanto la quieres, ¿por qué sigues conmigo? Debería ser ella tu novia, ¿no tendría más sentido? ¿Dónde se han quedado todas tus promesas y palabras bonitas, Dean?

Él bufa y me mira con expresión seria.

-No digas tonterías Sophia, sabes que te quiero. Te lo he demostrado. Pero ahora ella ha vuelto y la echaba de menos.

MíaWhere stories live. Discover now