Mía

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Sophia

Llevo un rato deambulando por la casa sin saber ni lo que se suponía que iba a hacer. Ni siquiera me acuerdo de dónde he dejado a Matt para volver junto a él.

-¡Ay! -pego un chillido asustada cuando alguien me agarra del brazo y me mete en una habitación cerrando la puerta de golpe. Me llevo una sorpresa cuando al subir la mirada, me encuentro con la de Dean fijada en la mía. No puedo evitar hacer una mueca de repugnancia y hacer un gesto brusco para que me suelte-. ¿Qué coño quieres?

Voy borracha, pero no lo suficiente como para olvidarme de lo que me hizo y de que no debo perdonarle. Todavía sé lo que me hago, y menos mal, porque si no seguramente cometería una gilipollez. Una muy pero que muy grande.

Él me suelta y yo me alejo unos cuantos pasos de su cuerpo. Su cercanía no me transmite lo mismo que antes, pero sigue teniendo un efecto en mí. Los sentimientos no pueden desaparecer tan rápidamente por mucho que me haya jodido.

-Venga, Sophia... Sé que todavía me quieres, ¿por qué lo haces tan difícil? -río irónica al escucharle. No me lo puedo creer. ¿Cómo tiene tantos huevos de venir y decirme esto ahora?

-¿Que todavía te quiero? ¡Me dejaste por la asquerosa de tu amiga! ¿Qué pasa? ¿Te ha dejado tirado? ¿Se ha vuelto a ir dejándote aquí plantado y con el corazón roto?

-Estoy aquí porque me he dado cuenta de que he sido un imbécil dejándote marchar... -da unos cuantos pasos acercándose a mí. Su cara parece sincera, pero por experiencia, sé que sus palabras no lo son. Tampoco sé si me gustaría que lo fuesen. Realmente, ¿volvería con él si supiese que está arrepentido? Es una pregunta que tendría que hacerme cuando deje de estar en este mal estado.

-No me has contestado. ¿Se ha vuelto a marchar? -frunzo el ceño.

-Sí, se ha ido -río todavía más irónica. Se veía venir-. Pero esa no es la razón por la que estoy aquí... De verdad me arrepiento y quiero recuperarte. Te echo de menos, Soph.

-Si crees que vas a poder engañarme de nuevo, estás muy equivocado. Eres un cabron, Dean. Y tampoco soy un juguete ni un trofeo que puedas coger y tirar cuando te de la puta gana -le miro con rabia en los ojos, intentando transmitirle toda la impotencia que sentí en el momento que prefirió a Hannah antes que a mí.