C U A T R O

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O4. Xavier


— Ayer estuviste extraña luego de la llamada —comenta John mientras me extiende una botella de agua.

— No fue nada —agarro la botella, la destapo y le doy un trago.

— Puedes confiar en mi.

— Fue solo un maldito número equivocado John, es todo —le devuelvo la botella y sigo lanzando golpes al costal.

— Bien, no insistiré más, pero hay algo en lo que si —John agarra el costal para que deje de moverse y finalmente le presto atención. Cuándo se acerca a una distancia corta un carraspeo nos interrumpe. Damon y su pequeño séquito de chicos malos.

— ¡Que sorpresa volver a verte, Ianthe! —exclama alegre mientras se acerca. Forzo una pequeña sonrisa.

— No me dijiste que vendrían —susurro lo suficientemente bajo para que solo John pudiese escuchar.

— También son mis amigos —sisea. Damon y los otros tres se sitúan frente a nosotros.

— ¿Quién práctica contra mi? —ruge un hombre sobre el cuadrilátero. Como mínimo debía medir dos metros, sus brazos eran tan gruesos cuán troncos de madera. Todo una mole de músculo. Sonrío. John sabe mis intenciones.

— No —sin embargo levanto la mano y me dirijo al ring.

— Yo. Yo lo haré —el hombre me mira incrédulo.

— No peleo con mujeres —gruñe. Subo al ring y me deshago de mi sweater, mis tatuajes en el brazo izquierdo quedan al descubierto.

— Hoy lo harás —dejo caer el sweater y me vuelvo a poner los guantes.

— Me gustan tus tatuajes —señala mi brazo y asiento.

— Yo misma los diseñé —el hombre se acerca unos pasos a mi, lanza el primer golpe que esquivo—. Demasiado lento.

— Ralph no es lento —gruñe furioso mientras se lanza hacia mi tirando puñetazos que con suerte alcanzo a bloquear. Intento defenderme con las piernas pues necesito mis brazos para protegerme sin embargo Ralph logra detener el golpe y con su mano retuerce mi pierna. Y no evito jadear. Suelta mi pierna y me da tiempo para recuperarme. Cuando estoy lista me acerco y aplico un gancho al estómago dejándolo por unos segundos sin aliento, aprovecho el momento para soltar otro gancho a la quijada. Ralph pierde el equilibrio y termina sobre el cuadrilátero.
Es cuándo decido finalizar el entrenamiento. Me acerco al grandullón y le ofrezco mi mano, Ralph me mira antes de aceptarla y ponerse de pie.

—  Te he dejado ganar hoy —advierte mientras se seca el sudor con el antebrazo.

— Soy Ianthe —me presento.

— Ralph —responde—. Probablemente me quieras devolver el favor con uno de tus diseños.

— Te haré llegar mi respuesta —salgo del ring, recojo el sweater y camino hacia John—. Todos tuyos —le extiendo los guantes que enseguida toma.

— Has tenido la gracia suficiente para agradarle a Ralph, nadie logra ganarle —sonrío.

— He sabido observar su gusto por los tatuajes. Sabía que si veía los míos le llamaría la atención. El secreto está en los detalles John —palmeo su hombro antes de caminar hacia las duchas.

 El secreto está en los detalles John —palmeo su hombro antes de caminar hacia las duchas

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