T R E I N T A Y T R E S

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Capítulo 33.— La primera muerte, nunca se olvida. 

A V I S O 

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A V I S O 

El siguiente capítulo que estás por leer trae un contenido explícito que puede implicar: Hechos de sangre, asesinato y/o groserías.

Quiero recordarles que aquí la "villana" es nuestra personaje principal. Y sin más por agregar, bienvenidas y disfruten de la lectura.  




La alarma suena. 

Me levanto de la cama y la apago enseguida. 

Ni siquiera había podido conciliar el sueño durante la madrugada  

Aún tenía grabados en la cabeza aquellos huecos que, sin tener ojos en ellos, seguía sintiendo la mirada perforarme el alma. Como si pudiesen ver todo aquel rincón oscuro en mi cabeza, sumergiéndose en las profundidades del subconsciente. 

No era la primera vez que tenía un encuentro de frente con un cadáver. 

La primera muerte, y el olor de la misma era algo que jamás olvidabas. 

El olor a hierro viejo, polvo y humedad se cuela en mi nariz apenas abro las puertas del almacén  que algún día fuera una fabrica fundidora de metales. Reich caminaba por delante mío, guiándome hacia nuestro secuestrado. 

Amarrado a un pilar de hierro, que formaba parte de la estructura del almacén, veo al hombre con la espalda recargada al mismo pilar, mientras su mirada se hallaba perdida en los delgados rayos de luz que traspasaban los ventanales de cristal. Ni siquiera se inmuta al escuchar nuestros pasos. 

— Supongo que este es mi fin —dice en un suspiro de resignación. 

Mi risa irónica hace eco en el lugar. 

— Esto apenas es el comienzo. 

— ¿Ianthe? —esta vez, tengo su atención puesta en mí. 

Su rostro refleja sorpresa, sin embargo una sonrisa se amplía en su rostro. Como si acabase de ver su salvación en mí. 

— ¡Qué bueno que estés aquí! Por favor tienes que sacarme de aquí —ruega. 

— ¿Y cómo por qué lo haría? —inquiero—. ¿Por qué tendría que salvar al asesino de mi hermano? 

— No fue por mí —escupe—, seguía ordenes. ¡Lo sabes! 

— No me importa. ¡No me importa si seguías ordenes o no! Te voy hacer sufrir. Te prometo que desearás no haberlo hecho.

La ira y el coraje me consumían, calentándome la piel. 

Miles de ideas cruzaban por mi cabeza, distintos tipos de venganza y sufrimiento lento. Ya había visto anteriormente varios castigos que aplicaba Reich ante los traidores, ladrones y enemigos del cartel. Muchas veces fui testigo, complice y aprendiz. 

B R O K E NWhere stories live. Discover now