S I E T E

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07. Amenazada

 Amenazada

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Demonios.

No sé qué mierda pensaban Xander y mi madre al meterme a esta mierda de internado y por si fuera poco, católico.

Finalmente he llegado a mi habitación asignada. En la puerta, colgada a ella había un trozo de papel negro con dos nombres.— Woods Sarah, Grimes Ianthe.

Y todavía, me tocaría compartir habitación. ¿Algo peor para agregar?

Sin tocar, entro a la habitación, cierro la puerta y sin más, me dejo caer sobre el colchón. Al menos era cómodo.

— Así que, tu eres Ianthe —busco a la dueña de la voz y enseguida la encuentro.

— ¿Qué demonios...? Ponte un sostén, no es agradable ver tus —hago un ademán con la mano, la chica ríe pero no se inmuta.

— Está bien, no me da vergüenza y tampoco debería darte a ti. Las dos tenemos las mismas cosas —se encoje de hombros.

— Como sea —decido ignorarla y prestar atención a mi celular. No había nada pero cualquier cosa era más interesante que compartir palabras con la loca esa.

— Ese celular no logrará distraerte de mí, si es lo que piensas —aparto la mirada de mi celular, la rubia se encuentra a los pies de la cama mirándome seria.

— ¿Tan atractiva te crees cómo para pensar que llamas mi atención? —Suelto una carcajada— estás loca.

— Ya veremos si sigues pensando así.


La mano de Xander se sacude enfrente de mí, sacándome de mis pensamientos.

— Ianthe, ¿estás bien?

— ¿Cómo crees que me siento, Xander? Acabas de decirme que probablemente se trate de alguien cercano a la zorra de Sarah —flexiono los puños intentando relajarme—. Lo peor de esto es que considero la posibilidad —Xander intenta hablar sin embargo me adelanto—, tengo que volver. Ha pasado un accidente con el hijo de René y querrá verme ahí. Nos veremos después Xander.

(...)

Aparco el coche de Xavier y bajo con Lobo en brazos. Abro la puerta principal y dejo que el perro corra por la casa, cierro por detrás y subo a mi habitación. Lo primero que veo al entrar es una muñeca de trapo acostada sobre la cama por encima de otro sobre amarillo. Tenía dos grandes ojos azules de ellos caía un hilo de sangre hasta la barbilla, era de nariz pequeña, y la boca estaba cosida con un grueso hilo negro. La ropa desgarrada era y el cabello una maraña de pelo negro. El cabello era real.

Me pongo alerta.

Alguien había entrado a la casa.

Lobo.

B R O K E NOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz