C A T O R C E

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14.— ¿Homicidio o desaparición? 

Me había equivocado al pensar que el asunto de la huida de Xavier no tomaría tanta relevancia. No tardaron en dar aviso a las autoridades sobre la desaparición de Xavier y Myr, y en lo que respecta a René, había oído que convocaría una junta escolar para dar el aviso a los estudiantes y por supuesto, ofrecer recompensas por cualquier información. Así que justo a las once de la mañana del día siguiente me encuentro caminando hacia el auditorio en conjunto del tumulto de estudiantes. Al entrar me acomodo en uno de los asientos libres de la tercera fila del lado izquierdo, junto al pasillo principal. Veo a René acomodarse el nudo de la corbata roja, esperando el momento indicado para que los murmullos cesen y los alumnos, acomodados estén. Pensando que, únicamente los alumnos seríamos espectadores, vuelvo a equivocarme pues, al parecer es tanta la necesidad de René por llamar la atención que veo a un conjunto de periodistas hacer su entrada triunfal. Un par de policías entran de última instancia al auditorio y finalmente René comienza hablar.

— Me gustaría, en primer lugar agradecer la presencia de cada uno de ustedes —comienza—. El asunto por el cual decidí convocarlos hoy aquí es para informar sobre la reciente desaparición de uno de mis hijos, Xavier —los ojos de René parecen aguarse, toma un respiro para recuperar la voz y prosigue—, varios aquí lo conocían ya, apenas el jueves de la semana pasada se presentó en la universidad para impartir clases en la carrera de leyes. Xavier no pudo haber escapado solo, apenas se recuperaba de dos impactos de bala que recibió ese mismo jueves así que agradecería bastante cualquier información que apoyase para dar con su paradero. Habrá recompensas, todo lo necesario para recuperar a mi hijo —por atrás de René, se proyectaba una fotografía del rostro de Xavier sonriendo.

— ¡No busques más, Ianthe lo asesinó! —el grito de Eliana fue suficiente como para acallar los murmullos de los alumnos y ganarse la atención incluso de los periodistas. Eliana extendía su brazo hacia mí, señalándome. Ahora todas las miradas estaban sobre mí.

— ¿En qué te basas para afirmar que lo que dices es totalmente verídico? —inquiere uno de los periodistas mientras se asegura de que su asistente lo grabe todo.

— Se dice que además de Xavier, tampoco estaba en casa. Incluso trae la misma ropa de ayer —se encoge de hombros en un gesto inocente. La escruto con la mirada, ¿quería guerra? Bien. Las miradas vuelven a mí, ansiosas de escuchar lo que tuviera que decir. Me pongo de pie en mi lugar, veo que los policías se tocan sus armas en un gesto de advertencia, una sonrisa ladina aparece en mi rostro.

— Es cierto —afirmo con calma, los alumnos jadean en coro añadiéndole a la escena un poco de dramatismo—. No pasé la noche en casa, pero tampoco tuve que ver con la desaparición de Xavier.

— ¿Y en qué te respaldas? —contraataca Kurt, que se pone de pie al lado de Eliana. Estoy a punto de responder pero otra voz se me adelanta, y mejor momento no pudo haber elegido.

B R O K E NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora