11. You are mine

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Me encontraba de la misma forma en la que había permanecido gran parte del día anterior, en un rincón de la habitación, abrazando fuertemente mis rodillas y llorando, solo que esta vez mi cuerpo estaba apenas cubierto por una toalla y temblaba del frío que me recorría completamente.

Las palabras de Jason aún rondaban mi cabeza, yo me había servido a él en bandeja de plata, y al hacerlo no sólo puse a sus pies mi cuerpo, mi vida y mi integridad... también le di la vida de mi mejor amiga y la salud emocional de mis padres.

¿En qué diablos estaba pensando? Meterte con "chicos malos" solo resulta bien en las películas, la chica cambia la perspectiva del chico salvándolo de la vida que lleva, el comienza a cuidarla y se enamora.

Él no se va a enamorar de mí y yo no quiero salvarlo de esta mierda.

Ni siquiera podía imaginármelo siendo una persona considerada buena para la sociedad, Jason es alguien que aparentan lo que es, que por más que quieras buscarle el lado tierno o bonito, no puedes.

Abandoné mis pensamientos cuando escuché la puerta que conducía al baño abrirse, me estremecí e inconscientemente me arrinconé aún más contra la pared.

Observé a Jason caminar tranquilamente por la habitación, una toalla cubría la parte baja de su cuerpo y con otra secaba su cabello, se acercó al armario que cubría casi toda la pared y lo abrió, tenía muchísimas cosas, caminó de un lado a otro por unos segundos y sacó unos jeans junto a una playera negra, se inclinó un poco y de un pequeño cajón en la parte baja del mueble obtuvo un par de bóxers y calcetas.

Yo no podía hacer otra cosa que observarlo, estaba esperando el momento en que comenzara a gritarme o golpearme por no estar "con las piernas abiertas" como él me había ordenado hace unos minutos cuando estábamos en la ducha.

Pero nada sucedió... arrojó la toalla con la se estaba secando el cabello al piso y repitió el procedimiento con la que le rodeaba la cintura, observé su trasero y como subía los bóxers por sus piernas.

Está buenísimo, lastima que sea un maldito sádico que quiere matarme.

Terminó de vestirse y salió de la habitación sin si quiera dirigir su vista hacia mí. Agradecí mentalmente que me hubiera ignorado, ya que si su mirada se dirigía a mí una sola vez, probablemente me hubiera puesto a llorar como bebé.

Me levanté del suelo aún adolorida y me dirigí a su armario, la curiosidad me estaba matando, ¿Cómo es que un día puede vestirse como si fuera de una banda, al siguiente como un empresario importante y después como un adolescente normal? ¿Si quiera será un adolescente? ¿Y si es un señor joven? ¿Cuántos años tendrá?

Comencé a pasar mis manos por los trajes, todos parecían ser de diseñador por la tela, además de muy elegantes... las camisas y playeras estaban perfectamente planchadas y acomodadas, incluso los jeans estaban perfectamente acomodados, sin mencionar que parecía haber cincuenta pares de zapatos, tenis y botas.

-Será mejor que te alejes de eso.-Escuché que alguien me dijo y di un brinquito involuntario haciendo que la toalla cayera de mi cuerpo, bajé la mirada de inmediato y la levanté.-A Jason no le gusta que toquen sus cosas.-Mantuve la cabeza agachada y sostenía la toalla como si eso me fuera a defender de lo que sea que quisiese este chico.

Arrojó ropa a mis pies y al fin tuve la valentía de voltear a verlo. Parecía un chico normal, medía un poco menos que Jason y su cuerpo no parecía tan fuerte. Tenía la piel blanca y el cabello negro, sus brazos tenían algunos tatuajes y un pequeño aro rodeaba su labio, estaba con una camisa blanca arremangada hasta los codos, jeans y botas negras.

-Jason dice que bajes a comer algo.-Me observó y pasó la lengua por su labio inferior.

¿Acaso todos los chicos en este lugar son criminales aspirantes a modelos? Estupidos hermosos.

-¿Entendiste o eres sorda?-Alzó la voz.-Saliendo a la izquierda, bajando las escaleras a la derecha.

Creo que también todos son unos hijos de puta.

Asentí y sólo negó con la cabeza, salió de la habitación y comencé a vestirme.

La ropa consistía en unos jeans que obviamente no eran de mi talla porque me quedaban ajustados, una playera de tirantes blanca, casi transparente igual de pequeña y nada más... sin bragas ni sostén.

Me puse los tacones que traía el día anterior y me observé en el espejo, estaba cubierta por moretones y mi piel blanca parecía aún más pálida de lo normal. Mis pezones resaltaban por la tela de la playera y mi cabello húmedo caía en la parte trasera de la misma haciéndola aún más transparente.

No bajaría así a un lugar que seguramente estaba lleno de chicos, preferiría morir de hambre.

Quería simplemente dormir e intentar olvidarme de toda la mierda que estaba pasando, la cama estaba rota y era prácticamente imposible acostarme sobre ella, así que opté por tomar una cobija y colocarla en el piso, me acosté sobre ésta y quité mis tacones, lágrimas comenzaron a rodar por mis ojos e intenté controlar los sollozos que provenían de mi garganta.

Por mi mente comenzaron a pasar las posibles formas en que me matarían, y si ellos no lo hacían, lo haría mi padre al enterarse la razón por la cual habían cambiado su objetivo de él a mí.

Limpié mis lágrimas y sentí los párpados pesados, cerré los ojos y me quedé dormida.

Desperté sobresaltada al escuchar como azotaban la puerta, observé a Jason caminar hacía mí y junté mis rodillas con mi pecho.

-¿¡Acaso te gusta retarme!?-Gritó.

Ni siquiera me había movido, ¿Qué mierda había echo mal?

Sentí como me jaló fuertemente del cabello y me levantó del piso, lo observé directamente a los ojos y sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo.

-Ordené que bajaras a comer.-Susurró cerca de mis labios.

-No... no tengo hambre.-Tartamudeé y jaló aún más fuerte de mi cabello.

-Me importa una mierda.-Frunció el ceño y mordió fuertemente mi labio.-Bajarás a comer, aquí no tienes criadas que te lo traigan.-Sonrío y se alejó.

Observó mi cuerpo de pies a cabeza y mordió su labio. Se comenzó a acercar como una fiera cazando a su presa hacia mí, instintivamente me hice hacia atrás hasta que sentí mi espalda chocar con la pared.

Estaba acorralada y mi depredador estaba a menos de un metro de mí, dio un par de zancadas y quedó justo frente a mí.

Colocó su mano en mi cintura y lentamente la metió debajo de la playera, comenzó a subir lentamente hasta llegar a uno de mis pechos y cerré los ojos, sus manos quemaban sobre mi piel desnuda.

-Abre los ojos.-Obedecí y observé sus ojos que se habían obscurecido un poco más.-Harás todo lo que te diga.-Apretó fuertemente mi pezón y gemí.-Porque eres mía hasta que tenga cinco millones de dólares en mis manos.-Sonrío cínicamente y apretó mi cintura fuertemente.-Y serás lo que yo te pida, pequeño saco de semen.

Salió de la habitación y me quedé sin saber qué hacer o pensar.

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Perdón las actualizaciones lentas pero el colegio me está consumiendo, 40 votos y 20 comentarios para el próximo capítulo, ¡Gracias por leer!

Or nah ➳ Jason McCann || +18Onde as histórias ganham vida. Descobre agora