Capítulo 22

11K 939 36
                                    

Capítulo veintidós 



Willow había estado en lo correcto. Mientras caminaba hacia el lugar  que me recomendó  conocer me encontré  con muchas personas. No se asemejaba en absoluto a como pensé  que podría ser el camino, el bosque me pareció  amigable por primera vez en mucho tiempo, no sentí amenazas, y todo el mundo fue muy amable conmigo.

Pero el camino fue lo único agradable. No sentí que pasara una gran cantidad de tiempo en marcha ya que me encontré  con muchas distracciones de camino. Mi estado de ánimo sólo iba cuesta arriba.

Cuando por fin noté que estaba cerca sentí  un tipo de alivio. De pronto noté  un cambio en la vegetación a mi alrededor,  el muy sutil y confuso camino marcado  en el suelo que había seguido  a hizo de pronto mucho más  notable,  los árbol  se hicieron  más  altos, como rascacielos de gruesos troncos, pero también habían  menos. Los arbustos también comenzaron a escasear y el pasto estaba amarillo y maltratado. Y mientras me acercaba más,  en los últimos cien metros antes de estar cara a cara con el abismo, finalmente terminé  encontrarme en una planicie desierta de vegetación.

En ese momento una media docena de personas estaban en el lugar. Vi como el suelo bruscamente  desaparecía en un borde afilado, callando la tierra varios cientos de metros, dejando un Valle a la vista. Si, todo parecía ser un lindo regalo de la naturaleza.

Pero era un lugar triste. Sin vida. No existe forma adecuada para explicarlo. Tal vez en una fotografía me hubiera parecido diferente, hermoso probablemente.  Lamentablemente lo único  que quise en ese momento fue sentarme cerca del borde, en silencio.

Pero era la única en el lugar que parecía sentirse de esta forma. Las demás personas estaban sonriendo, ¿Serían genuinas sus expresiones? Miraban el horizonte con ojos soñadores, habían pareja y solitarios.  Todos en su propio mundo.

Recordé  como me sentí  en otros lugares.  Lo que es sentirse bien con algo insignificante.  Eso me pasó en mi hogar con Damián cuando escapamos. Lo sentí como mío,  donde yo podría pasar felizmente mucho tiempo. También estaba el último tiempo que pasé  con mi compañero cuando vivíamos en nuestra anterior manada, cuando conocí personas que a volvieron importantes para mi.  Pasé muy poco tiempo con los niños de esa extraña manada, pero si hubiera permanecido un poco más allí estaba segura que terminaría por adaptarme y sentirme bien. Pero este lugar inspiraba una emoción diferente. Hace poco había hablado de una forma tan alegre con Willow, y ahora ya me encontraba nostálgica de nuevo. Mis sentimientos realmente eran una mierda.

Decidí marcharme. 

Cuando di media vuelta me encontré cara a cara con dos chicos. Ellos parecían  ser algunos años menores que yo, probablemente estando entre los doce o trece años. Aunque de cualquier forma eran un poco más altos que yo. Bueno, bastante mas altos al igual que un importante porcentaje de personas en ese lugar. Como no los había visto llegar, quedé durante unos segundos un poco confundida y perdida, pero por suerte no demoré demasiado en recomponerme y hablar.

-- Hola, ¿Necesitan algo? -- Pregunté amablemente. Me resultó un poco inquietante que ambos tuvieran sus ojos fijos en los míos, pero disimulé mi inquietud lo mejor que pude. Debía esforzarme para no ser tímida. No lo puedes ser cuando tienes tantas personas a tu cargo, ya que si no puedes hablar frente a un público considerablemente grande, claramente no sirves demasiado. Y si no puedes hablar con dos personas, ni hablar.

-- Mi nombre es Alejandro y él es Joseph, nosotros vimos que te encontrabas aquí sola y decidimos acercarnos para saludar -- Uno de los chicos habló con un leve tono de timidez en su voz. Parecían muy monos -- Él -- Señaló con su mentón a Joseph -- Cree que os había visto antes, en otra manada, hace unos años. A ti y tu compañero. 

Alpha DamiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora