1

636 31 1
                                    

Tres treinta de la madrugada, el techo de uno de los clubes mas concurridos en el centro de la ciudad. Saco un cigarro y lo enciendo. Doy una calada y busco con la mirada alguna diversión.

Bingo

Una chica. Joven, Bonita. Se tambalea hacia adelante, tanto porque está ebria como porque se está quitando los tacones. Cerca hay un hombre un poco mayor que ella, tan solo un poco. Me adentro en su mente y desde mi posición veo cómo la lujuria se apodera de sus ojos. Envío la orden a su cerebro y él comienza a caminar lentamente hacia ella, atrayéndola e incitándola.

Esto me encanta; cómo los humanos son igual que títeres, o al menos la mayoría de ellos. Sus mentes son tan débiles que podemos entrar y salir de ellas cuando nos venga en gana y hacer lo que se nos apetezca. Se escucha un golpe sordo detrás de mi y, por el aura, puedo adivinar quien es.

-Al menos déjala madurar un poco, ¿No crees, Asmodeus?-pregunta Anuel a mis espaldas.

-Si lo hago, ¿dónde queda lo divertido? -contesto dando otra calada al cigarrillo. Vuelvo a mirar hacia los mortales.

La chica cayó en la trampa. Se sube en un taxi con el hombre y se pierde a través de las ajetreadas calles de Nueva York.

-¿No te parece hermoso? Digo, ver cómo se pierde un alma.-Doy una última calada y tiro el cigarro. Lo piso y me doy la vuelta para encarar a mi puro y casto amigo.

La mayoría de los ángeles me causa repulsión (aún teniendo en cuenta los tatuajes), con ese brillito en los ojos y la bondad saliendoles de los poros como un aura que los envuelve; extrañamente no es así con Anuel. A pesar de que él es un ángel de tercera jerarquía y yo un demonio, hemos podido establecer una especie de. . . relación, por decirlo de alguna manera, que no tienen otros en nuestra situación.

-En este momento deben ir hacia Dios sabrá donde haciendo quién sabe que-dice cruzando los brazos frente al pecho.-Ahora voy a tener que enviar a alguien a que rescate a esa pobre chica.

-¿Por qué? El mundo es mejor si hay maldad en él-digo mientras hago un gesto dramático con los brazos. Anuel rueda los ojos y yo reprimo la risa.

-Si me disculpas, tengo una encomendada que proteger de ti-dice dándose la vuelta.

-No tengo ningún plan para ella...-le grito a sus espaldas

- Aún.-me grita de vuelta y salta del techo. Y ahora si me río. Si Anuel no fuera tan minucioso, los caídos ya habríamos hecho de las nuestras en esta ciudad hace un buen rato.

Yo también me doy la vuelta y salto hacia el lado contrario. Caigo, me subo la capucha negra sobre la cabeza, meto las manos en los bolsillos de la sudadera y emprendo mi largo camino hacia los barrios bajos.

Afortunadamente la magia negra nos hace resistir mucho, porque si fuera un simple humano, me desmayaría a mitad del camino. Doblo uno de los oscuros callejones y unos tipos en una esquina me clavan la mirada en la nuca.
Puedo percibir sus intenciones antes de que alguno diga algo.

Físicamente, me veo como cualquier adolescente de dieciocho años, lo que me hace parecer indefenso ante cualquier amenaza. Es una ventaja porque luego de que están involucrados puedo atacar con más ganas sin que se lo esperen.

Los tipos comienzan a perseguirme a través de la oscuridad.

Así que quieren jugar, ¿eh?

Pues juguemos

Comienzo a aparentar estar asustado caminando mas rápido. De la misma manera, los vándalos aceleran el paso y comienzan a alcanzarme. A propósito, me dirijo hacia la derecha donde sé que hay un callejón sin salida, guiándolos hacia su perdición; Me acorralan y comienzan con el patético monologo de siempre.

-¿Que buscas a estas horas por aquí, niño? -pregunta el mas robusto golpeándose la palma de una mano con un poste de metal que balancea en la otra, intentando intimidar.

Que lindo.

No podrían haber imitado un cliché mas barato.

-No les interesa-contesto haciéndome el indiferente. Los tipos se miran entre ellos y vuelven a dirigir su atención hacia mi.

-Con que te crees muy listo, ¿eh?-pregunta el hombre mas bajito del grupo en comparación con sus compañeros.-Pues ya verás lo que te trae esa falsa arrogancia.

Levanta el puño y me lo estampa en la mandíbula, haciendo que esta cruja y comience a sangrar. Vuelvo la cabeza hacia el lado derecho y les dejo ver la herida. A su vez la capucha se cae y deja mucho más al descubierto mi rostro y los tipos comienzan a reír como si fuera lo mas interesante que hayan visto en sus miserables vidas -siendo honestos, quizá no sea- escupo la sangre y vuelvo la cabeza a su lugar. Las irritantes carcajadas se cortan cuando el tejido de la mandíbula comienza a regenerarse y vuelve a su estado original frente a sus ojos como por arte de magia; magia negra de hecho. Los tipos me miran con miedo mal disimulado y yo les muestro una sonrisa maliciosa.

Que empiece la diversión

Lanzo una patada al rostro del primero y los demás, por instinto salen corriendo.

-¿Por qué huyen?-pregunto y los detengo a mitad de camino. La fuerza que envío a través de las manos los atrae de vuelta y hago que se choquen entre sí. Costillas rompiéndose, uno de mis sonidos favoritos en el mundo. El hombre del poste intenta darme un golpe en la cabeza sin mucho éxito. Tomo el pedazo de metal y le golpeo la cabeza, dejándolo inconsciente junto con sus compañeros.

Cuando estoy a punto de rematarlos, mi teléfono suena en el bolsillo de mis jeans desgastados.

Quien será a esta hora?

Desconocido

-¿Diga?-contesto

- En serio, Asmodeus, ¡ya basta!

-¡¡Ahhh!!




















Nota:

Hola!!!
(Creo que no se entendió mucho lo de la llamada al final del cap. En tal caso, quien llamaba era Anuel)

Espero que les guste :)

-Ale



Annoying: Ángeles entre nosotros | EDITANDO Where stories live. Discover now