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- De acuerdo, explicame cómo es que no tienes ni un solo tatuaje - Le digo a Scott y se rie por enésima vez en las ultimas dos horas y media.

- Simple, hoy no quiero llevarlos - se encoje de hombros. Mira hacia diferentes direcciones mientras se incorpora a la I-78. Espero hasta que pueda estabilizarse el tráfico para volver a hablarle.

- No puede ser tan simple, por el amor de Dios, es imposible.

- Nada es imposible. Es solo que puedo quitarlos si es necesario, si la situación lo demanda; en este caso, vamos a ver a un pastor, asi que creo que es lo mejor. A parte de que no son necesarios, Liz.

- Pero me gustan - hago un puchero y él enarca una ceja hacia mi dirección bajo los lentes de sol.

- Te gustan los tatuajes? - Pregunta.

- Generalmente no, pero a ti te quedan estupendamente, asi que...

- Asi que me veo estupendamente - Concluye y me sonríe.

- Yo no he dicho eso, dije que los tatuajes se ven estupendamente...

- Y por consecuencia yo me veo estupendamente - Me interrumpe. - Eso quiere decir que sin los tatuajes no me veo bien?

- Por supuesto que no - Creo que este hombre se vería bien aún lleno de tierra y desperdicios. Lo miro y evalúo sus brazos. Sin el obstaculo de la tinta ahora puedo ver perfectamente los marcados trazos de sus musculos bajo la piel. Sonrío ligeramente. Lo repaso mejor. El sol le da directamente en el rostro por lo que tiene las facciones iluminadas; la luz juega con su cabello creando reflejos dorados, y si vemos la escena desde afuera, definitivamente parece un ángel.

Y definitivamente me encanta.

- De hecho, me gusta más así. Acentua la pinta de ángel guardian.

- Asi que...- se quita los lentes y me mira subiendo y bajando las cejas con una sonrisita bobalicona en el rostro - Te gusto, no es cierto ?

- Anuel, en serio, creo que deberías dejar ese falso egocentrismo porque, sinceramente no creo que a Dios, o mi, la vaya a gustar que te enaltezcas de esa manera cada treinta segundos- Me cruzo de brazos y miro al frente.
Lo veo moverse un poco en la silla y lo último que sé es que escucho el sonido de una cámara. Automaticamente lo miro y tiene su movil en la mano apuntando hacia mi. - Que haces?

- Te ves adorable cuando te enojas, te lo habian dicho antes? - me tiende el movil y miro la foto. Me veo... linda.
De perfil, el cabello cayendo a un costado, los lentes reflejando la luz, los brazos cruzados. Le devuelvo el movil.

- Que voy a hacer contigo, ah?

- Pues, deberias dejarme protegerte y hacerte sonreír un poco más seguido.

- Hecho - Sonrio y miro al frente.

Este chico- O bueno, ángel- me agrada mucho.

~♡~

Al llegar a virginia beach cerca de las tres de la tarde, Scott nos lleva al hotel.
Luego de buscar plaza para estacionar y de que yo me quejara porque tengo hambre, estamos aparcados y un botones ayuda a Scott con las maletas mientras yo espero aún sentada en el asiento del copiloto. Finalmente, se da la vuelta por enfrente del auto y me abre la puerta.

- Gracias - Me bajo y el cierra y le pone el seguro a las puertas.

- De nada - Sonríe como un niño pequeño mientras toma mi mochila y se la carga al hombro.

Cuando llegamos a la recepción la chica del mostrador muestra una expresión sonriente de profesionalismo que se viene abajo en el momento en que Scott la mira con una sonrisa ladina.

- Emmm... Buenas tardes, bienvenidos al hotel hilton oceanfront, Me llamo Kim; En qué les puedo servir? - Pregunta despues de un segundo.

- Hola, Kim; necesitamos una Suite para dos personas, camas individuales. - La chica mira en la computadora y frunce ligeramente el ceño para luego mirarnos y decir:

- Lo siento pero solo tenemos disponible una Suite matrimonial.- Scott alza las cejas y me mira como preguntando qué hacemos? Me encojo de hombros.

- Creo que esa está bien - dice Scott finalmente.

- Si, señor. Por cuanto tiempo? - La chica teclea en el ordenador rapidamente y nos mira mientras Scott contesta y rellena el formulario - Su tarjeta, por favor. - Scott saca la billetera y se la entrega. Ella hace unos ultimos trámites y le entrega la tarjeta y la llave de la habitación.- Que disfrute su estadía, señor Taylor.

- Gracias- Scott le sonríe una ultima vez y nos dirigimos a la habitación.

Al entrar me siento al instante en el acolchado sofá. Este cuarto me encanta.

Las paredes son blancas igual que los sillones, que están adornados con cojines felpudos. Junto al sofá hay otra sillon alargado color purpura y una mesita de cristal sobre la alfombra y frente a estos, reposando en la pared, hay un espejo y una vitrina.

A mi derecha el piso pasa a ser de caoba oscuro; un  candelabro de cristal cuelga sobre un juego de comedor precioso. Me encuentro con  otra mesa de madera, ahora un poco mas alta, decorada con lamparas color marfil. Esta habitación es todo colores sobrios que reflejan la luz que se cuela por las suaves cortinas azules del ventanal y yo quedo encantada.

- Liz? - Me llama Scott.

- Diga- Me le acerco y él me hace un gesto hacia la siguiente habitación.

- Ay por Dios - Me lanzo a la cama y desde el humbral Scotr ríe. Me retuerzo en las suaves sabanas blancas. Frente a la cama hay un televisor plasma y bajo este, a que no adivinan, si, otro mueble de madera oscura y otra alfombra afelpada. La habitacion es bastante amplia y la ilusion se refuerza con el enorme ventanal que remplaza la pared a mi derecha el cual da al balcon. Igualmente hay una mesita de noche con una lampara y un sillon blanco. A la izquierda está el baño, todo en tonos ocres y marrones; bastante elegante.

Definitivamente amo la habitación.

Scott me imita y se lanza a mi lado en la cama. Suspira para despues mirarme.

- Preparada? Mañana nos espera un dia bastante largo, sobre todo para tí - Se apoya en un codo y me mira.

- Estoy nerviosa por lo que me pueda llegar a decir pero, al mismo tiempo, estoy emocionada - Sonrío ligeramente sin mostrar los dientes.

- Te entiendo, a veces me pasa - Me acomoda un mechon de cabello detrás de la oreja y luego sus verdes ojos se centran en los mios.- Tienes hambre?

- No tienes idea - Digo en voz baja, casi inaudible. Su mirada alterna entre mis ojos y mis labios.

En lo que parecen los segundos mas interminables de mi vida el se inclina, solo un poco. Nuestros rostros están a centimetros de distancia, su respiración se mezcla con la mia, hasta que finalmente se acerca y me da el más ligero de los besos.

Se separa casi al instante y se sienta en la cama con la mirada perdida y yo lo imito. La habitacion se queda en silencio, el mundo se queda en silencio. O al menos asi lo siento yo.

- Vamos a comer ? - Me mira y asiente con una sonrisa ligera en la comisura de los labios.

- Vamos - Me toma de la mano y nos lleva hasta el primer piso.

Y por una razon que aún intento entender, mis nervios por lo que viene se esfuman, y creo que las cosas van a cambiar.











Annoying: Ángeles entre nosotros | EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora