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Después de estacionar el auto en un espacio casi inexistente bajamos y caminamos hacia la entrada del restaurante. Nos recibe una joven que da la impresión de estar rondando los veintitantos con una sonrisa brillante. Nos lleva a nuestra mesa ( Que mamá reservó desde esta mañana por supuesto ) y nos envía inmediatamente un camarero que traiga las cartas. No presto mucha atención y me limito a murmurar un "Gracias" cuando me entregan la carta. Levanto la vista y cuando lo hago me quedo casi sin aliento. Mi mirada se encuentra con la del joven que nos está atendiendo. Tiene el semblante serio y la mirada apagada; lo reconozco en seguida.

Es el chico de mi sueño

Quedo en shock y al parecer él está experimentando la misma confusión porque frunce el ceño de manera casi imperceptible. Intento desviar la mirada pero no puedo. Me tiene enganchada. Finalmente el chico rompe el contacto visual y se va, dejándome a mi con mis pensamientos. Me quedo mirando la dirección en la que acaba de partir aun perpleja. Cómo es posible que haya soñado con el mismo chico si no lo conocía ? Esto es imposible.

Es imposible, cierto?

No me doy cuenta de que me están hablando hasta que Zac me da un puntapié por debajo de la mesa.

- Si?- salgo de mi trance y miro a mi madre. Me mira con una sonrisa vacilante en la comisura de sus labios.

- Tierra llamando a Eliszabeth-me dice y yo sonrío sin mostrar los dientes.

- Lo siento. Que decías?

- Cariño, últimamente estas muy distraída

- Es que está pensando en su novio - dice Zac aguantando la risa. Le doy un codazo juguetón en el brazo y el hace como si le hubiese dolido. Mamá se limita a rodar los ojos.

- Son tan inmaduros - murmura papá con una sonrisa casi inexistente

- Te estaba preguntando qué vas a pedir ?- mamá se vuelve a dirigir a mí. Miro la carta y digo lo primero que veo

- Los Raviolis

- De acuerdo. Zac, y tu?

-Lo mismo que ella - dice sin prestar demasiada atención. Mamá se queda hablando con papá y yo regreso a mis cavilaciones. No entiendo cómo es posible.

- Oye - Zac me da un codazo suave sin que mamá y papá lo noten - que te pasa?

- Que?

- Mira tus muñecas - Bajo la vista y veo a lo que se refiere. Sin darme cuenta estaba jugando con  mi brazalete,cosa que hago cuando estoy inquieta y él lo sabe.

El brazalete consta básicamente de tres cadenas delgadas de oro blanco de las que cuelgan cinco dijes. El primero es un corazón atravesado por una espada; el segundo es un ángel; el tercero es un demonio; el cuarto es un sol; y el dije del centro es una cruz con cristales diminutos incrustados en ella. Ningún dije es mas grande que la uña de mi dedo meñique y el resto de adornos son siete diamantes que cuelgan a lo largo de la cadena.

El brazalete fue un regalo de mi difunta bisabuela. Antes de morir dijo que yo debía heredar ese brazalete; se especificó diciendo que tenía un poder espiritual pero que no iba a decir ni una sola palabra al respecto porque, a su tiempo, yo misma me daría cuenta. Han pasado diez años desde eso y seguimos sin tener idea de qué quiso decir con exactitud.

Pobre abuela Emma, murió sin ser comprendida.

Vuelvo a mirar a Zac que espera mi respuesta y yo simplemente me encojo de hombros.

- Te cuento en casa - susurro de vuelta mientras el mesero se acerca a tomar las ordenes.

Al momento en el que él llega a la mesa siento cierta... Tensión en el aire que proviene del chico que nos está atendiendo, como si pudiera percibir lo que él está sintiendo. Esta vez, a pesar de que no me mira, noto que la confusión aún está presente en sus facciones. Comienzo a marearme así que cierro los ojos y apoyo la frente contra la mesa. Siento que el ambiente se pone un poco mas ligero así que supongo que el chico ya se fue. Levanto la vista de nuevo y mamá y papá me miran raro. Yo suelto una risita al ver sus expresiones.

- Tranquilos, solo fue un mareo. Creo que voy a tomar aire un momento - digo y Zac me toma de la mano.

- Te acompaño?

- Tranquilo - le sonrío y salgo al jardín trasero del restaurante. Doy gracias a Dios en silencio porque esté solo y me apoyo en la pared a un lado. Pero mi paz dura poco y la puerta se abre dejándome ver a nada mas y nada menos que al chico que nos estaba atendiendo.

- No deberías estar trabajando? - pregunto y él da un respingo por lo que creo que no había notado mi presencia. El da la vuelta y me mira con confusión.

- Y tu no deberías estar con tu ángel ? - Pregunta con una sonrisa sarcástica. Un momento...

Lo sabe?

- No se a que te refieres- decido hacerme la tonta.

- Eliszabeth, tu y yo sabemos que eso no es cierto - Abro los ojos como platos. Como sabe mi nombre? Okey, esto está empezando a asustarme - no te asustes, después descubrirás como lo sé.

- Esto no podría ser peor - murmuro y él me mira con cansancio mientras se sitúa a mi lado.

- Eso mismo pensé yo en su momento - lo miro de nuevo

- Como es que puedes ser tan confuso? Es más, como es que tu me conoces y yo juro que te había visto a pesar de que estoy casi segura de que jamás lo había hecho ?

- Al principio es confuso, luego todo se aclara

- Ah gracias, eso lo aclara todo- digo sarcástica y el ríe por lo bajo.

- Te dejo con tus pensamientos - me da una palmada en el hombro y se dirige a la puerta

- Espera - digo y el enarca las cejas - al menos podrías decirme tu nombre ?

- Noah 

Desaparece tras la puerta y, de nuevo, el aire se aligera. Decido regresar yo también antes de que mi padre venga a buscarme. Seguimos la noche en paz y dejo de lado la enredadera en la que se han convertido mis pensamientos, aunque sea solo por un rato.




Annoying: Ángeles entre nosotros | EDITANDO Where stories live. Discover now