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Debo aprender a ser mas fuerte con la voluntad de mis decisiones.

Stephie aprieta su agarre en mi brazo y nos conduce a ambas a través de la multitud. Las fiestas no me gustan y no sé cómo terminé aquí. Ni siquiera es en la casa de Adam, es en un bar universitario en el centro de Nueva York. No sé cómo es que nos dejaron entrar y me pregunto otra vez por qué soy amiga de Stephie. La adoro, pero no se puede negar lo innegable y es que somos polos opuestos.

Casi quedo sorda cuando ella suelta un grito en el que percibo felicidad pura.

—Vamos a bailar—me dice por encima del bullicio.

—Ve tu sola, voy a buscar algo de beber—digo. Ella se encoge de hombros y se va hacia la pista. Yo por otro lado voy hacia la barra. Me abro paso a través de todos los muchachos con facilidad y voy al frente.

Un chico de cabello rizado con lentes me sonríe, y viendo que no hay más lugares disponibles se baja y me ofrece el suyo.

—Gracias—grito a través de la musica.

—No hay de qué—grita de vuelta y se va con una ultima sonrisa. Yo simplemente me limito a sentarme.

No han pasado ni dos minutos cuando un chico se acerca y me ofrece un trago. Es alto y  rubio con ojos café chocolate.

Lindo

—Vamos, aunque sea uno—insiste.

—No, tranquilo.

—¿Por qué? Es solo un trago.

—No bebo, pero igual, gracias—es cierto, detesto el alcohol; y aunque no lo hiciera, no tengo la edad legal.

—Por favor, con que lo aceptes una vez no va a pasar nada...

—Creo que dejó muy en claro que no quiere—dice una voz detrás de mi y la reconozco al instante. El rubio asiente y se aleja a regañadientes.

—¿Me estas siguiendo?—pregunto mientras Scott se planta frente a mí. Aún estando sentada en el banco alto no llego a su altura.

—De nada, fue un placer haberlo ahuyentado—dice con sarcasmo y una sonrisa amenaza con curvar las comisuras de sus labios.—Toma.

Me tiende un vaso de cristal con un liquido claro dentro.

—Creo que dejé en claro que no quiero alcohol—digo rechazando su oferta. Suelta una risa ronca.

—Es soda con limón. No bebo—Dice y vuelve a tenderme el vaso. Esta vez si lo  acepto y lo miro sorprendida. Este chico está lleno de sorpresas.—No aceptes ninguna bebida que no te haya ofrecido   tu amiga o yo. Nunca se sabe lo que estos chicos son capaces de hacer solo por llevarse consigo a una chica, y más si es alguien como tu.—Lo miro enarcando una ceja.

—¿Que quieres decir con "alguien como yo"?—pregunto un poquito molesta.

—Solo no aceptes bebidas de extraños, ¿si?—pregunta y juro que veo un destello de preocupación en sus ojos. Me limito a asentir.

Eso es raro y no tiene sentido. Doy un sorbo a mi vaso y compruebo que es soda. Vaya, uno se lleva sorpresas de quien menos se lo espera.

Miro a Scott quien ahora parece un poco menos preocupado y me tomo el tiempo para analizarlo; Está mirando hacia la pista de baile por lo que no se da cuenta, o al menos eso espero. El cabello oscuro y ondulado está ligeramente mas largo de lo que estaba cuando nos vimos es lunes.

A la luz de los focos estroboscópicos el piercing plateado de la ceja resalta un poco mas. Ahora miro sus largas y espesas pestañas enmarcando los ojos de un verde azulado. Admiro la curva de la nariz y luego sus labios. Tiene unas facciones muy bonitas y la linea de la mandíbula bastante definida, por lo que no deja de verse masculino. Cuando estoy a punto de desviar la mirada el sonríe y se le marca de nuevo el hoyuelo de la mejilla. Toma un sorbo del vaso y se acaba el contenido. Sacude la cabeza, aún sonriendo.

Annoying: Ángeles entre nosotros | EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora