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Salgo del pequeño salón y voy por la moto. Busco entre los contactos frecuentes en mi celular hasta que encuentro el que necesito. Marco y espero; responde a los tres tonos.

—¿Si?

—A lo de siempre en veinte.

—De acuerdo, nos vemos allí.

Corto la linea y arranco el motor, meto primera y la moto sale disparada a través de la calle. Llego al establecimiento y estaciono. Me apeo y entro.

Apenas abrir la puerta del ya conocido lugar para mi, busco mi sitio habitual y me siento. Hay pocas personas. Una pareja en una mesa en el fondo, una señora en otra mesa y algunas chicas en los apartados de la izquierda. Estas últimas se me quedan mirando con asombro. En sus auras percibo un poco de sorpresa y una gran cantidad de curiosidad junto con un toque sutil de lujuria. En un intento de eliminar esta última, suelto una risa suave y las miro con una pequeña sonrisa ladina con amabilidad. Al parecer funciona porque reaccionan como por acto reflejo; unas enrojecen y sueltan risitas mientras que las otras apartan la mirada hacia otra parte intentando disimular que estaban mirando hacia aquí pero el aura general para a ser de sana felicidad y vergüenza. Cero lujuria.

Amén.

Siempre me han parecido graciosas las reacciones de las personas hacia la gente que les parece atractiva. Sobre todo las chicas, generalmente no sabes que esperar.

Un par de minutos más tarde la persona a la que espero atraviesa la puerta. Recorre el lugar con la mirada hasta que me encuentra y viene hacia mí. Se sienta y no pierde tiempo.

—¿Que te dijeron?—pregunta Ariel con gesto preocupado.

—Tal vez haya un levantamiento pronto. Las cosas están un poco más descontroladas que de costumbre y no saben bien como reaccionar

—¿Que?

—Los demonios están buscando algo, pero no sabemos muy bien qué. Creemos que podrían estar buscando almas igual que la última vez pero no estamos seguros. Si atacamos desde ahora probablemente se desatará una guerra que podría durar años, siglos, si al caso. Pero si nos quedamos sin hacer nada, podrían empeorar la situación. En cualquier caso, vamos a tener que pelear.

Ariel se queda pensando un momento dejándonos en un silencio algo tenso. Se pasa las manos por el cabello en un gesto de desesperación. Permanecemos sin decir palabra hasta que, un par de minutos más tarde, su expresión cambia y rompe el silencio.

—¿Y si la están buscando a ella?

—¿Qué quieres decir?—Él sonríe y sacude la cabeza como si la respuesta hubiese estado frente a nosotros todo el tiempo.

—Zadquiel, la están buscando a ella.—Se inclina un poco mas en la mesa—¿Qué te dijo Azael la última vez que hablaron?

—Dijo que debíamos cuidarnos de lo que se avecinaba, que iban a hacer todo lo posible para que la profecía se llevara a cabo.

—Exacto. No están buscando almas, la están buscando a Ella.

—Pero, ¿por qué?

—¿Y si ella es la nueva esperanza de la profecía? Piensalo: es una de las pocas personas que quedan capaces de cumplir con los requisitos. Su fe es casi intocable, aún es pura de corazón y sigue estando lejos de las malas influencias. Ella sería una de las primeras en su lista.

—Tal vez tienes razón—digo. No me lo había planteado de esa manera antes. Eso explicaría muchas cosas, como el hecho de que tenga un ángel asignado solo para ella o las sombras oscuras que había visto acercarse a ella la noche del Club. Y los sucesos que estaban ocurriendo lo único que hacían era constatar ese hecho.

Ariel se vuelve a desparramar en su silla y suelta un largo suspiro.

—¿Y ahora qué haremos? No tenemos ninguna cumbre hasta dentro de tres semanas y podemos convocar ninguna.

—Por el momento, creo que deberías decirle. Así ella tendrá más cuidado.

—De acuerdo—asiento y miro la hora: nueve y treinta de la mañana. Ella ya debe estar despierta. Le envío un mensaje y espero su respuesta. Miro de nuevo a Ariel.—Gracias.

—No hay problema—sonríe. Nos ponemos de pie, nos damos la mano y yo salgo de la pequeña cafetería. Enciendo la moto y me voy a mi casa.

No sé como le voy a explicar esto sin que se asuste pero, no hay otra alternativa.

~♥~

Llamada entrante

Es ella. Contesto.

—Hola—Intento hablarle con suavidad

—Hey. Vi tus mensajes, ¿está todo en orden?

—Algo así. Cuando crees que podamos vernos?—Intento disimular la tensión en mi voz sin mucho éxito. Solo espero que a ella le pase inadvertido

Zadquiel, me preocupas. ¿Está todo bien?Y no le pasó por alto. Escucharla llamarme así es raro, a la vez que agradable. Pero que me llame así solo significa que está preocupada aunque no haga preguntas y verla preocupada me inquieta, siempre lo ha hecho.

—No tienes nada de que preocuparte—digo y, a pesar de que sé que no puede verme, sonrió un poco

OkeyNo suena segura pero decide confiar en mí.

—¿Crees que podríamos vernos mañana antes de clase ?

Claro.

—De acuerdo. Nos vemos mañana entonces.

Bueno

—Bueno. Cuídate mucho.—Le digo; claro está que no voy a dejar de cuidarla yo pero también debe poner de su parte. Ella no es precisamente tonta pero sí algo despreocupada y en la situación en la que estamos me pone los nervios de punta porque podría jugarle en contra.

Okeydice a la ligera

—Hablo en serio.

Ya entendí, adiós

—Adiós.—Cierro la linea y me vuelvo a lanzar en la cama.

Suelto el aire que no me había dado cuenta que estaba conteniendo. Miro el techo y los párpados comienzan a pesarme. Junto con los demás arcángeles y cuidadores llevábamos reunidos casi toda la noche, nos dejaron ir porque los encomendados necesitan nuestra protección, aún si hay querubines custodiando permanentemente.

Comienza a entrarme sueño así que no hago más que relajarme y dejarme llevar.







Hola!!!

Solo quería decir que, espero que hayan tenido un buen año 2016  y ojalá que tengan un 2017  lleno de amor ♥

Felicidades por haber llegado a este punto, tristemente hay personas que no pudieron abrir los ojos en la mañana y si tu pudiste pues, da gracias porque tienes muchísima suerte.

Besos

Att: Ale

PD: Nuevos capítulos todos los sábados. Espero que les esté gustando.

Annoying: Ángeles entre nosotros | EDITANDO Where stories live. Discover now