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No puedo ver nada; es como si estuviera ciega. Siento que algo áspero roza mi mano así que la retiro por acto reflejo. Sin explicación alguna dejo de sentir mis piernas y caigo al suelo. En medio de la penumbra puedo divisar a alguien  llorando y gritando de una forma desesperada. Al distinguir el rostro del joven que no conozco el pánico me inunda y me arrastro  hacia él. Siento la necesidad de protegerlo de cualquier manera. Trato de abrazarlo pero él se resiste. Siento su mirada fría y distante.

Todo fue tu culpa. Tu debiste salvarme y no lo hiciste. Ahora ya se que estoy solo. Se acabó.

Se escuchan quejidos y gritos que se acercan y, a pesar de que no puedo ver nada, siento como un oscuro espíritu desciende sobre el muchacho.
El demonio me mira con sus facciones felinas y un escalofrío me recorre la espalda. El chico vuelve a hablar

Escucha, ella me llama.

No entiendo lo que dice pero algo en mi grita que corra. El miedo hace que mis piernas no respondan. El chico y el demonio desaparecen desintegrándose poco a poco hasta que no queda rastro alguno de ambos.

Mis ojos visualizan un bosque y en las sombras veo su mirada llena de satisfacción y maldad. Su mano se estira hacia mi y por primera vez lo oigo hablar.

Volveré

Abro los ojos sobresaltada mientras estos se adaptan a la oscuridad. Me toco la frente y compruebo la capa de sudor que la recubre. Estoy jadeante e intento acompasar la respiración.

Solo era un mal sueño.

Decido bajar un momento por un vaso de agua para intentar relajarme un poco. Miro la hora en mi celular: cinco en punto. Salgo de la habitación de puntillas he intento hacer el menor ruido posible para no despertar a mis padres. Bajo las escaleras de dos en dos y voy directa a la cocina. Enciendo la luz y abro la nevera, tomo una botella de agua y cierro.

El alivio que me produce el primer trago es impresionante y siento una enorme diferencia con la sensación de la boca seca de hace un instante. Miro a través de la ventana sobre el fregadero las sombras que dibujan los arboles alrededor de la casa en medio de la oscuridad. Un ruido proveniente de la sala me saca de mis pensamientos sin sentido sobre bebés árbol; el ruido de la puerta, para ser exactos. Dejo la botella en la encimera y tomo una sartén del armario. Cruzo el umbral y voy a la sala. Efectivamente, distingo una silueta cerca de la puerta; veo que está de espaldas por lo que me acerco en silencio hasta él. Estando detrás puedo ver que sus hombros se ponen tensos al advertir mi presencia. Antes de que pueda volverse por completo lo golpeo en el costado y suelta un quejido.

Su voz me parece familiar. Enciendo la luz y reconozco al personaje que tengo enfrente.

—¿Zack?

~♥~

—¿Era necesario pegarme con una sartén?—pregunta mi hermano mayor recostado en la encimera de la cocina.

—Pues creo que si encontraras a una persona escabulléndose en tu casa a las cinco de la madrugada harías lo mismo, hermanito—digo pasándole una compresa con hielo y calmantes para aliviar el dolor. Arruga la nariz y se ríe. 


—Quería que fuera una sorpresa para mamá y papá—dice ligeramente avergonzado. 

—Tonto—digo riendome y lo abofeteo suavemente—les hará mucha ilusión verte.

—Espero que si.—Suspira, deja el hielo en la encimera y me atrae hacia él para abrazarme.

—Me alegra que estés bien—digo contra su pecho.

—A mi también—dice depositando un beso en mi frente.

Cierro los ojos y doy gracias al cielo en silencio porque está aquí.

Zac es soldado. Desde la última vez que se había ido de casa por tercera vez hace seis meses eran pocas las veces que se nos concedía un tiempo corto para poder hablar. Las llamadas eran casi imposibles  debido a lo lejos que estaban de aquí. Hacia más de un mes que no teníamos noticias  de él y nuestros padres estaban muy preocupados al ver una noticia hace poco mas de una semana sobre el ataque a un campamento militar en un lugar cerca de donde Zack se encontraba. Mamá sufrió constantes migrañas luego de eso y creo que esa fue una de la principales razones por la que reaccionó de la forma en que lo hizo  luego del accidente con el auto en la cafetería ayer. El hecho de tener la incertidumbre de si tu hijo sigue con vida y que tu hija estuviese a punto de morir también me volvería loca. Y creo que se va a poner aun más loca cuando vea que él está bien.

Me alejo de mi hermano lo suficiente para verle el rostro y acariciar su mejilla. Le sienta bien el corte militar, aunque siendo sinceros, le sienta cualquier cosa. Vuelve locas a las chicas a pesar de que él lo niegue y diga que es solo la impresión del momento. Sonrío ante ese pensamiento y él se da cuenta.

—¿Que?—pregunta.

—Nada.—Cambio de tema "disimuladamente".—Te ves cansado, ¿quieres ir arriba a dormir un poco?

—Por supuesto.—Lo suelto y nos dirigimos a mi cuarto.

Intento convencerlo de que duerma en su habitación pero él insiste en que quiere dormir en la mía para no levantar sospechas cuando mamá y papá se despierten. Al final me rindo y dejo que duerma en mi cuarto. Se cambia en el baño por unos pantalones de chándal grises. Como aún no tiene camisa puedo ver las pequeñas cicatrices que tiene en el abdomen y los brazos. De esta forma parece mas fuerte y rudo, pero solo en aspecto porque es un chico realmente dulce. 

Rebusca en su bolsa y se pone una camiseta. Saca de debajo de mi cama el colchón hinchable que permanece allí para cuando Stephie decide quedarse a dormir, se arropa y se pone a gusto.

—Buenas noches—dice y se da la vuelta sobre si mismo para quedar apoyado en su estomago

—Querrás decir buenos días, hermanito—contesto mientras me arropo en mi cama haciéndolo reír un poco. A los pocos minutos escucho los suaves ronquidos provenientes del suelo.

Me quedo pensando en la pesadilla. No tengo idea de que significado tendrá y sinceramente me preocupa averiguarlo.
Decido no seguir dándole vueltas y me relajo bajo las sabanas.

Al poco tiempo comienzan a pesarme los párpados y dejo que el sueño se apodere de mi.   

~♥~


Hola!!
Espero que les haya gustado el capitulo.

Feliz navidad 2016!!!

Nos leemos el sábado.

♥♥♥

Annoying: Ángeles entre nosotros | EDITANDO Where stories live. Discover now