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—Solo quiero saber la verdad—digo y suspiro expectante.

—Bien.

—Bien—repito, aun intentando que mi pulso vuelva a la normalidad sin mucho éxito.

—Yo se que va a sonar loco pero, no soy humano.

—Creo que de eso nos dimos cuenta hace mucho—suelto una carcajada vacía que parece más bien un jadeo.

—No sé por dónde empezar—se pasa una mano por el cabello y se rasca la nuca.—No creí tener que explicarte tan pronto.

Ignoro su último comentario—Pues, por el principio.

—De acuerdo. No sé cómo voy a explicar esto; estoy algo nervioso así que solo escucha—yo asiento y el suspira—Bueno, hace muchísimos años, siglos, ocurrió algo en el cielo, lo debiste haber leído alguna vez en la biblia. Había un ángel, la mano derecha de Dios por decirlo de alguna manera, que se reveló en contra de Él.

—¿Lucifer?—susurro y él asiente.

—A lo largo de su estadía él ganó seguidores y, cuando fue desterrado del cielo por su orgullo la tercera parte de los ángeles se fue con él. Fueron llamados Caídos, debido a todo lo que había sucedido .

« Desde entonces han estado divididos, luz contra oscuridad, siempre. La luz lograba equilibrar y compensar todo lo que se hacia en la tinieblas, mientras ellos desde su posición intentaban empeorarlo todo. Lograron establecer una rutina pero, al parecer no resulto como esperaban.

« Tal y como en la luz, en las tinieblas también hay una jerarquía y los demonios de mayor poder, los de la triada inferior, viendo que lo que los serafines y querubines demoniacos han hecho hasta ahora no ha dado frutos, tomaron medidas extremas

—No entiendo.—No sé cual es el punto de esto y estoy aterrada.

—Hay demonios entre nosotros, Elizabeth, en forma humana—dice y se me hiela la sangre en las venas.—Decidieron enviarlos como venganza por todo lo que pasó.

》Por supuesto que el cielo no va dejar de luchar para hacer justicia. Ellos también enviaron ángeles, guardianes que pudieran cuidar a los seres humanos y contrarrestar esa maldad hasta la Nueva Venida—hace una pausa que parece eterna, toma una bocanada de aire—y yo soy uno de esos guardianes. guardián.

Ay por Dios.

—No llores—susurra y limpia las lágrimas que no sabia que tenía en el rostro con sus manos.—Por eso siempre estoy observándote. Cuando escuché ese auto mi primera reacción fue ir por ti; no puedo permitirme que te pase nada.

La habitación se queda en silencio por un momento que parece eterno mientras intento procesar la información.

¿Tengo un ángel guardián?

¿Por qué yo precisamente y no alguien más?

—Eres un ángel, como... ¿Patch?—pregunto y eso lo hace reír. En su mirada puedo notar una ternura protectora que había estado conteniendo todo este tiempo.

—No. Algo así, pero no.—Vuelve a reír y yo me uno gustosa a sus risas.—Se siente bien poder decírtelo.

—Quiero todos lo detalles.

Annoying: Ángeles entre nosotros | EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora