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Ya en el auto me pongo el cinturón y me acomodo en el asiento del copiloto mientras Scott arranca y Noah (o Asmodeus, aún no entiendo) toma lugar en la parte de atrás. Por lo visto, al ser un influyente espiritual se obtienen muchos beneficios, ya que no queda rastro alguno de los golpes en el rostro de Noah.

- Algo que decir en tu defensa? - Pregunta Scott con gesto serio.

- Ellos empezaron, aparte de que debo seguirles la corriente. Es mi deber aquí en la tierra causar problemas, si mal no estoy.

- Tu eres uno de los malos? - Pregunto enarcando una ceja y él me mira como si se hubiese dado cuenta de mi existencia en este momento.

- Al parecer sí - Dice y me pega un repaso desde su lugar - Bonitos ojos.

- Asmodeus... - Advierte Scott, pero el aludido hace de oídos sordos.

- Hola de nuevo, Eliszabeth- Su voz acaricia mi nombre de una manera sensual y provocativa - Esa noche me fijé en el hecho de que eras bonita, pero no en que eras tan sexy.

- Asmodeus. . . - Scott lo vuelve a reprender.

- Que? - Ahora lo mira a él - Oye, por mucha influencia angelical que recibas tu parte humana, y heterosexual además, debe estar completamente consciente de que esta chica es muy sexy, Anuel.

- Alguien podría explicarme que está sucediendo? - decido interrumpir. Scott suspira.

- Liz, él no se llama Noah.- Dice y yo hago un ladeo la cabeza suavemente. Oh, en serio, Scott? No lo había notado. Por amor a Dios - Te presento a Asmodeus, duque de la lujuria aquí en la tierra - Lo miro enarcando las cejas. Me extiende una mano y yo la tomo con desdén.

- Excesos carnales, sensualidad y lujuria, para ser exactos. Mucho gusto, muñeca - Se muerde el labio inferior y me guiña un ojo.

- Eso te funciona? - Pregunto irónica.

- La mayoría de las veces, si. - Dice y me río. Scott rueda los ojos.

- Lamento decirte, Muñeco, que conmigo no va a funcionar, asi que deja de intentarlo - Digo seca.

- Y aparte tiene carácter - Silva y mira a Scott - Hablo en serio, angelito. Si tu no la quieres, yo si.

- Ya veo a qué te referías con eso de que los demonios no aparentan serlo fisicamente - Me dirijo a Scott haciendo un ademán hacia el chico detrás de mi. Cabello cobrizo, piel color crema, ojos avellana, pestañas espesas, facciones marcadas y un rostro de chico bueno e inocente que podrías ver perfectamente los domingos en una iglesia o en un comedor comunitario como parte del voluntariado - Definitivamente las apariencias engañan. Y bastante.

- Por ese motivo no debes dejarte llevar por el fisico, liz. Mucho menos de éste - Le dirige una mirada molesta a nuestro acompañante a través del espejo retrovisor del auto.

- Por qué hay tanto odio hacia mi persona? - Pregunta él haciendose el ofendido con una mano en su pecho. Scott suspira y lo mira de nuevo.

- No lo se - Dice finalmente.

- Exacto, yo pienso que estas molesto porque interrupí tu momento con la chica - Se cruza de brazos y se recuesta en su sitio.

- Oigan, la chica, está aqui presente, saben? - Digo y ambos me miran al tiempo.

- Voy a dejarte en casa, asmodeus.- Dice ahora Scott volviendo la vista al frente.

- De hecho estoy quedándome con  Carlin. Otra vez hice una fiesta descomunal y Azael no me quiere en el apartemento hasta que me calme porque dice que si sigo así nos podrían descubrir - Dice cual niño pequeño reprochando y cruzando los brazos sobre el pecho.

- De nuevo esa chica? No que no era tu tipo ? - Pregunta Scott.

- Y no lo es, pero no esta mal tener donde quedarte gratis cuando no te quieren en casa - Bufa- Además, paso una buena noche, si sabes a lo que me refiero - Sube y baja las cejas y yo ruedo los ojos. El se percata del gesto y ahora se dirige a mi - Me gustan las chicas de ojos claros y cabello oscuro - Ahora es Scott quien bufa.

- Ni lo intentes - Advierte y me mira - Vas a tener que pasar por encima de mi antes.

- Tranquilo, tigre - Asmodeus silva y se rie - De verdad que estas enganchado...

- Yo no estoy enganchado, solo intento protegerla de ti y de tus lujuriosas e inquietas manos.

- Eso dices tu. Crees que no puedo percibir lo que sientes hacia ella en tu aura? - Pregunta Asmodeus mientras yo firmo la frente contra el cristal de la ventanilla del auto. Dejo de prestar atencion a lo que se dice el uno al otro cuando, a través del espejo retrovisor, algo capta mi atención. Me concentro en la escena que se desarrolla detrás de nosotros. 

Una mujer vestida con harapos, tomando provecho de que el semaforo sigue en rojo,  va deteniendose frente a los autos que están detrás de nosotros pidiendo monedas. Su expresión es alicaída y sus ojos son tristes. Me fijo en que tiene facciones dulces, las cuales estan cubiertas bajo una capa ligera de suciedad. Como cae en la cuenta de que queda poco tiempo para que el semaforo cambie de nuevo a verde decide regresar a un lado;  levanta la vista mientras intenta cruzar hacia el lado izquierdo de la acera, que es donde nos encontramos nosotros.

El auto ántes de nuestro lugar está a un par de metros, tanto de la mujer como de nosotros, cuando el semáforo cambia a verde y suena la bocina la mujer se asusta y deja caer las monedas que llevaba en la mano. Se agacha a recogerlas y el auto sigue haciendo ruido mientras Scott avanza lentamente, igual que los autos que van en frente de nosotros;  Igual que el auto detrás.

Va a arrollar a la mujer. A propósito.

Sin pensarmelo dos veces me desabrocho el cinturón de seguridad, abro la puerta y me lanzo afuera del auto ( el cual ya iba mucho más rápido, debo añadir) mientras escucho como Scott grita mi nombre.

Me coloco frente a la mujer y al instante el auto se detiene abruptamente luego de haber ganado velocidad quedando a centímetros de mi.

- Idiota!- Le grito al hombre que me mira con perplejidad detrás del parabrisas. Doy la vuelta y miro a la mujer que ahora está sentada en el suelo con lágrimas en los ojos, devolviéndome la mirada - Está bien ? - Pregunto y ella se limita a asentir.

El sonido de las bocinas de los autos comienza a llenar el aire y estos se empiezan a aglomerar detrás del deportivo rojo, pero no podría importarme menos, ni tampoco lo hará. Scott y asmodeus se bajan del auto y se acercan; no estoy segura de cuál de los dos tiene una mayor expresión de sorpresa en la cara.

Ayudan a la mujer a ponerse de pie y luego me miran preguntandome si estoy bien. Estoy perfectamente, y precisamente por eso tengo que empezar a hacer algo muy importante por todos nosotros.

El momento es ahora. Y ya no hay vuelta atrás.

Annoying: Ángeles entre nosotros | EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora